CITA

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CAPITULO 13

No había vuelto a ver a Mitsuya y tampoco tenía cómo contactarlo, la culpa ahora me comía viva, todo por la culpa de los Haitani y sus consejos de tres pesos.

Pero toda la ansiedad acumulada se disipó cuando Taka-chan me llamó, pidiéndome de favor, que si podía acompañarlo a escoger algunas telas para los diseños, excusándose que un par de ojos extra le caerían muy bien.

Me puse algo casual y fui al centro esperando a Mitsuya junto a la fuente de sodas del centro comercial.

Él ya me estaba esperando, llevaba una camisa de doble manga, la primera en los hombros y la segunda caía ligeramente un poco más abajo. Sigue teniendo buen gusto aunque su estilo cambió.

-Perdón por tardar- me disculpé, pero aún así llegue diez minutos antes de la hora acordada.

-Para nada ¿lista?

-Si- caminamos uno junto al otro, hablando de trivialidades y de nuestro helado favorito. Siempre se me pasa el tiempo volando estando con él.

Antes de llegar al local de la tienda de costura, fuimos a ver algo de ropa en diferentes tiendas, más que nada para que se documentara y viera lo que esta en tendencia en el mercado, toda mi atención se quedó en un lindo vestido azul metálico, con brillos y con el escote del frente cruzado. Pero solo de ver el precio me dolió el riñón, seguramente mi órgano cuesta lo mismo que ese pedazo de tela.

Desistí de inmediato de la idea de poder comprarlo y mejor seguí a Takashi fuera de ahí, algún día vendré por ti bebé.

Pasamos junto a grupo de chicos que casi me desvestían con la mirada, provocando que mis ánimos bajaran por un comentario grotesco sobre mis tetas apretadas en mi top. Ni si quiera tengo tantas para que diga eso.

Mitsuya lo notó porque me tomó por la cintura, pegándome a él y volteando a ver de mala gana a los sujetos.

-¿Tienes algún problema?- la última vez que lo escuché hablar así fue cuando se peleó con Mochi y Taiju. Da miedo cuando usa ese tono de voz.

Él solo se rio y caminó junto con sus amigos al otro lado donde nosotros íbamos. Mitsuya quiso seguirlos pero lo detuve antes de que hiciera algo.

-Takashi no lo valen... mejor vamos a buscar tu tela- soy perfectamente capaz de defenderme por mi misma, estuve en dos pandillas y los malos hábitos nunca mueren, pero es lindo que alguien más te defienda. Además así no tendré que arruinar mi linda manicura.

-Bien- no les quitó la mirada de encima hasta que ya no fueron visibles y mucho menos me soltó. Si yo me movía ligeramente a la izquierda él también lo hacía. Incluso él mismo me movía de lugar para que las personas no chocaran conmigo. Algo así cómo cuando éramos novios.

Entramos a la tienda y la primera cosa que Takashi tenía en su lista era surtir hilos y agujas para su maquina de coser, después nos movimos a la interminable sección de telas y fue ahí donde aproveché pata disculparme.

No había tantas personas, a excepción de un niño ruidoso que no paraba de saltar entre las mesas de cortar y jugar con las reglas cómo si fueran espadas y la irritante voz de la madre pidiéndole que se comportara.

-Mitsuya... lo siento- me incliné tanto cómo mi cuerpo me lo permitió -No quise terminarte con una carta, pero tampoco quería que me esperaras. Espero puedas perdonarme.

-Te disculpas mucho ¿sabías?- él me levantó para que lo viera a la cara, tenía una mano en mi mejilla y la otra en mi hombro -Ya no importa Jin. Estamos bien ahora.

Todos los sentidos de mi cuerpo me gritaban que me lo comiera a besos, pero la voz de la razón me exigía alejarme de él, mientras que mi parte permisiva me decía estúpida, por desperderciar la oportunindad de tenerlo así de cerca.

-¿Te gusto?- su voz estaba algo temblorosa, pero mi atención se enfocó en el grito del niño que se cayó en un intento fallido de saltar de una de las mesas a otra un poco cerca de donde estábamos.

-¿Disculpa?- me volví a él esperando a que me repitiera lo que sea que me haya dicho.

-¿Qué si te gustó esta tela?- señaló al rollo gigante de tela a unos metros de nosotros, era satinada y de color negro. No es precisamente mi tono favorito pero al fin de cuentas yo no la usaría.

- Esta bien, supongo- pedimos varios metros de distintos tipos de tela, Mitsuya solo las tocaba y ya sabía de que material estaban hechas.

Ya para el medio día teníamos hambre y a mi petición me llevó al restaurante de los gemelos, pude reconocer su llamativa cabellera desde la entrada del local.

Él abrió la puerta y de inmediato fui a la barra principal a encontrarme con ellos, me metí a la cocina para darles un afectuoso abrazo que me correspondieron de inmediato, en especial Naho.

Ojalá con Hakkai fuera así de sencillo. Ni si quiera puedo hacer que me da la hora.

- Pero si es Jin- la peculiar sonrisa de Smiley seguía intacta y aún mantenía los ojos cerrados.

-¿Me extrañaron?- dije algo infantil, esperando que me contestaran que si y levantar un poco mi ego.

-Cada día- Naho agarró mi mano ignorando a nuestros acompañantes y me llevó a una de las mesas, que tenía una perfecta vista de la cocina -Siéntate aquí bonita, te traeré el mejor platillo de la casa. No se fue sin antes darme un beso amistoso en la mejilla.

¿Me pregunto si algún día hizo lo mismo con el Jin de la ToMan? Ya no lo recuerdo.

Él se fue a preparar lo que sea que me fuera a traer y yo me concentré en responder algunos mensajes y correos pendientes.

-Jin...- Mitsuya toqueteo mi mano.

-¿Si?- dejé mi celular de lado y me centré en él, odio hablarle a las personas y que mi ignoren por estar viendo su teléfono, lo mínimo que puedo hacer es concéntrame en mi interlocutor.

-¿Te gustaría salir en una cita conmigo?

¡¿QUÉ?!

Pero se supone que tiene novia. Aunque él no es la clase de persona que le podría el cuerno a su pareja. Miles de ideas y preguntas revoloteaban en mi cabeza.

-No tienes que aceptar sino quieres- claro que quiero.

-Si, si, si, si- ¿Con cuantos si me veo desesperada? - Digo, me gustaría- Intenté recobrar la compostura que nunca tuve.

No recuerdo si llegamos a tener citas tal cual, fue muy poco el tiempo que duramos y casi todas eran salidas casuales, en especial siendo chico.

-¿El sábado?- El día y a la hora que quieras me tendrás a tus pies. Debo dejar de pensar así.

Solo asentí agachando la mirada a la mesa para ocultar cuan feliz me sentía, nunca me ha gustado tanto un chico cómo lo ha hecho él. Tomó mi mano con la suya en el momento en que Smiley traía nuestros platos de ramen. Desde lejos se miraba que se esmero en hacer el mío.

-Disfruta la comida lindura, la casa invita.

Que bien, comida gratis.

-Itadakimasu- separé mis palillos y al primer bocado sentí el delicioso sabor de los fideos -Smiley eres un jodido genio.

-Lo sé.

✨️SMILEY✨️

Volví a a la cocina dejando al suertudo de Mitsuya con el monumento delante suyo.

-¿No crees que te estas pasando?- me preguntó mi hermano mientras cortaba obsesivamente la cebolla.

-Si, pero me lo va a agradecer despues.

Si algo Mitsuya nos ha dejado claro es que no tolera que nadie más le coquetee a Jin, en el momento en que alguien le presta atención toma la iniciativa para dar el siguiente paso. Que me lo agradezca despues y si su relación no funciona siempre va a estar mi hombro para consolar a la linda de Jin.

Le deseo suerte, porque en el momento en que la deje habrá otro idiota cómo yo dispuesto a tomar su lugar.

BoyfriendDonde viven las historias. Descúbrelo ahora