GOLPE

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CAPITULO 14

Me sentía por las nubes, después de ir con los Kawata, Mitsuya y yo compartimos nuestra saliva en el umbral de mi casa, hasta que South salió con esa personalidad de "hermano mayor". Amenazándolo que si se pasaba de la raya conmigo él se iba a asegurar que no pudiera volver a utilizar sus dedos para la costura.

Pero el esperado día de la cita había llegado y no sabía que ponerme. Ya me había vestido siete veces y nada me gustaba y los comentarios de Rindou tampoco me ayudaban mucho.

-Ya está, me iré en pijama- me tumbé en la cama boca abajo, rendida completamente de que me vería horrible.

-Te va a terminar apenas te vea.

-Eso no va a pasar porque no somos novios... ya vete Rin-kun déjame sufrir en silencio.

-Que patética- escuché cómo abría cajones y movía cosas por todo mi cuarto para después lanzarme un vestido con encaje violeta y mis tacones plateados.

-Ponte eso, siempre te ves linda con ese vestido.

Casi se me desencaja la mandíbula al escuchar un cumplido de él hacia mi. Nuestra relación se basa en molestarnos mutuamente y en hacer enojar a su hermano.

-Repítelo- ya había recobrado el buen humor.

-No, ya vístete que tu casi novio esta por llegar.

Me puse la ropa y cambié un poco mi maquillaje para que combinara con los colores del vestido, ya estaba a punto de terminar pero escuché cuchicheos del otro lado de la puerta, la abrí un poco y vi a Mitsuya siendo acosado por tres de los expandilleros mas peligrosos de Tokio.

Él no parecía intimidado, más bien aburrido y un poco fastidiado. Convivo con ellos casi todo el día la mayoría de la semana y sé perfectamente lo molestos que pueden llegar a ser en ocaciones, en especial cómo esta.

Hay veces donde salimos los cuatro y no puedo bailar con nadie porque se oponen o una simple mirada de ellos hacen que pierdan el interés en mi, pero South lo compensa porque es muy buen bailarin.

Además Ran y Mitsuya tienen historia, tanto así que él tiene una cicatriz en su cabeza debido al juego sucio de Ran-kun a la hora de pelear.

Agarré mi bolso que hacía juego con mi zapatos y salí del cuarto, lista para defenderlo de ser necesario, porque indefenso indefenso no es.

-Ya estoy lista- él me sonrió geniunamente y se puso de pie dándome un beso en la mejilla y agarrando mi flacucha mano.

-Que bien te ves- sus labios rozaron mi oreja, causandome un cosquilleo inexplicable en el vientre bajo y queriendo que se repitiera.

-¡Ey, ey, ey! Al menos tres metros de distancia- Ran se quería interponer entre él y yo -Mejor vamos a averiguar si sigues teniendo la cabeza dura.

-No te metas Ran, la quiero en casa para la media noche.

-No le hagas caso- Saqué a Takashi antes de que se le ocurriera a ese trío de locos hacer cualquier cosa.

Salimos del edificio y subimos a un auto que Draken le había prestado, todo el camino llevó su mano entrelazada con la mía y me daba cumplidos o besaba mi hombro descubierto en cada semaforo en rojo que nos tocaba.

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