CARCEL

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CAPITULO 18

Mi mudanza con Taka fue gradual, para cuando ya había decidido vivir con él la mitad de mis pertenencias estaban aquí.

Me costaba acostumbrarme a compartir cama con alguien más, que me diera besos en la mejilla cuando pasaba a mi lado o cuando estaba más hormonal me daba alguna nalgada que siempre terminaba funcionado.

Mi mamá tampoco sabía nada de mi mudanza y le hice prometer a South que no diría nada ni aunque su vida dependiera de ello.


Taka y yo habíamos hecho funcionar muy bien el vivir juntos, gestionando nuestro tiempo separados y los momentos que pasábamos en pareja.

Las tareas domesticas fueron fáciles, él se encargaba de toda la ropa, lavado y planchado porque era muy especial con las telas y yo todo lo relacionado a la cocina, el resto de la casa lo hacíamos a partes iguales.

Tampoco dejó que lo ayudara a pagar las cuentas de la casa, diciendo que ya las pagaba él solo y que cómo fue su idea el vivir juntos le parecía justo que yo no pagara nada.

Así que el dinero que generalmente yo gastaba en los servicios y comida lo metí a una cuenta de ahorro en caso de tener alguna emergencia.

El único momento del día en que vi a Taka fue en la mañana, cuando me despertó para darme un batido y avisarme que saldría todo el día con Peh y Pah.

Después de salir de la escuela de modelaje fui a comprar algo para la cena, no quería cocinar y tenía mucho antojo de algo picante.

Llegué al restaurante que estaba a un par de cuadras de mi edificio, pedí dos raciones de lo mismo y salí de ahí para poner la mesa y esperar a mi novio.

Pero lo que no esperaba encontrarme era al ser más indeseable de esta tierra y esa era su agresiva ex-novia.

Ella se me plantó de frente, si yo me movía a la derecha, ella también lo hacía tapándome el paso y masticando chicle como una imitación barata.

-¿A dónde vas florecita?

Que se joda, que se joda, que se joda.

Soy mejor que ella y no debo ponerme a su nivel, no vale la pena que le de la satisfacción de contestarle y que le de pie para iniciar una pelea.

Al ver que no pensaba contestarle, con sus dedos me picoteó el hombro, logrando que me irritara y que quisiera estrellarle la cara contra el pavimento.

-Por favor no me toques- se lo pedí de la forma más amable que pude.

-Pero si pareces una ratoncita asustada- ella puso sus manos a la cintura y me miraba de pies a cabeza -Sigo sin saber que se fijó en ti.

Tenía un montón de comentarios pasivo-agresivos sobre ella pero me contuve y traté de ser la adulta en esta discusión.

-No me vuelvas a buscar- me di la vuelta y cuando dí un par de pasos un tirón de mi cabello hizo que me regresara e instintivamente me di la vuelta dándole un gancho en la nariz con la mano derecha.

Volví a tener control sobre mis cabeza, solté la bolsa con mi cena y levante mi puño izquierdo para darle otro en lo que ella intentaba procesar que le acababa de romper la nariz, pero me detuve justo a tiempo porque recordé que tenia anillos puestos y si la hubiera golpeado sin duda iba a necesitar un buen cirujano plástico.

BoyfriendDonde viven las historias. Descúbrelo ahora