Queens Of Noise || Moreau's ©

EPILOGUE

Sevilla, España | 5 de Julio de 2021.

H

ayden P.O.V.:

Y asi todo lo que hemos contado, se resumió a lo que veía ahora. Todo mi alrededor se había formado en una silueta que admiraba ahora la estructura con descendencia árabe y sus labios formaban una sonrisa suave, que me la hizo sacar a mi también.

—Sé que me estás mirando embelesado, rubio—murmuró, y me hice el desubicado con mis nervios de punta, volviendo al ver el estampado de colores con formas geométricas, pero no se comparaba con ella.

Ella era la pintura más bonita que había visto.

—Vamos, tenemos que caminar mucho más—jaló de mi brazo y la seguí, recordando el pasado, de como ahora nos encontrabamos en la misma situación que hace 20 años.

La noche se calaba en nuestros huesos, sintiéndose el frío leve de la ciudad ahora moderna de la que conocí alguna vez.

España, Sevilla.

Esta plaza, Plaza España nos recibía otra vez a vivir la memoría que aún estaba lúcida en mis pensamientos.

Deslicé mis dedos entre los de ella, que subió un poco su cabeza para verme y sonrió, apretando el agarre con una confianza que ahora me transmitía, esos mismos escalofríos que sentí cuando era joven. Besé su dorso que la hizo soltar una risita, mientras caminabamos hacía algún lugar que ella recordaba.

Luego de varias escenas felices, Navidad, mi cumpleaño donde mi regalo favorito fue la morena con una sonrisa dulce y miles de besos en mis mejillas para despertarme, y sentirme de nuevo lleno a su lado, otro año había pasado y otra nueva etapa de nuestra relación se iba construyendo en silencio. Elena había recobrado esa confianza en la cuál la conoci, no podía estar más orgulloso de quien se convertía ahora y solo quería decirle al mundo quien era ella, quien era la mujer que me hacía sentir que estaba en un sueño sin terminar.

Nos sentamos en una banca, a lo que ella apoyó su cabeza en mi hombro luego de que yo hubiera pasado mi brazo por detrás de su cuerpo.

—Se siente agradable esto. De verdad—murmuró con cuidado, metiendo sus manos dentro de mi chaqueta de cuero y abrazándome—Gracias por el regalo.

—Es nuestro aniversario 20 de conocernos, al menos tenía que ganarte en el obsequio esta vez—me burlé de ella y su risa fue la música de mis oídos, la melodía que quería escuchar a cada mañana o cuando fuera a su estudio y abrazarla por detrás.

Bufó divertida—Lo acepto, este fue un regalo. Aunque espero que sea el último,  veces te pasas de generoso conmigo y sabes que solo estar contigo está bien, no muero por nada de lujos.