Queens Of Noise || Moreau's ©

16. Family Line

📍 23 de Marzo de 2018 | Londres, Reino Unido.

Vega P.O.V.:

El mal hábito de morder mis uñas había vuelto desde que metí mi maleta a ese auto y todo el camino hasta llegar hasta aqui.

En cierta parte me sentía avergonzada con George que lo había dejado de la nada y solo con una nota puesta en la mesa de la cocina, además de confundida y con temor de ver lo que me encontraría alli. Por suerte, había llegado antes que él a mi casa.

Sara no había salido de su casa, pero eso no significaba que nos hubieramos mensajeado para estar al tanto de lo que sabía mi hermana. Sabía que estaba nerviosa, demasiado para lo que la conozco realmente y ahora con la noticia que me dio, posiblemente se sienta más que culpable por los miles de "lo siento" que me mandaba.

Pero antes que todo, siempre velaré por el bienestar de Sara. Por encima de todo, como siempre lo he hecho.

Dos toques en la puerta, me hicieron poner la piel enchinada y respiré profundo esperando que mis manos dejaran de temblar. Me levanté, tragando grueso y con un poco de valor en mis cuerpo.

Tomé el pomo y abri levemente la puerta.

—¿George?—pronuncié confundida por su venida y le di paso a la casa. No me esperaba que viniera—Yo de verdad, lo siento. No me esperé que...

—¿Qué sucede? ¿Por qué te fuiste así?—acunó mi rostro en sus manos y en vez de sentirme bien, fue lo contrario de ellos a los que mis ojos se cristalizaron y desgraciadamente él lo notó—Oh no, cariño. ¿Qué sucede? Dime...Me preocupas.

—Yo lo siento—murmuré, haciéndome débil internamente con sus ojos claros presionando suavemente con su preocupación, mientras yo solo pensaba que tenia la capacidad de afrontar aunque sea un poco de ello y decirlo, pero ahora me estaba cerrando en un cuarto de pánico invisible—De verdad lo siento.

Otra vez sonó la puerta y me tensé, apartando sus manos. Debía tener coraje en mi, luego de tanto, pero me sentía de nuevo con 25 años, insegura de mi y de mis pasos.

—Vega...

—Solo no...—apreté mis labios y dejé salir un suspiro resignado—No digas nada ¿si? Solo no hables, no quiero meterte en problemas.

4 golpes más, siendo los dos últimos con mayor rudeza que me hicieron temblar las manos como papel. Mierda, rayos, y mil demonios.

Volteé hacía el objeto y tragué grueso, colocándome esa máscara fantasma que alguna vez llevé. Con mis ojos fríos, mi mirada seria y con una decisión que podría tomar ahora sin titubear. Debía darle un fin ahora y eso tenía que ser hoy, para ser feliz.

Abrí la puerta y la cínica sonrisa de mi padre surgió de sus labios al verme. Mi mano aún tembló mientras mantenía el agarre en el pomo.

Armando Moreau, había regresado a mi vista luego de 5 años sin verlo.