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Habían pasado ya dos días en los que Eddie despertaba con aquel dolor terrible, aveces se desmayaba de dolor, otras veces tenían que sedarlo, pero poco a poco el dolor fue disminuyendo, y ya no era necesario usar inyecciones con calmantes fuertes, con simples pastillas para el dolor era suficiente para calmarlo.

Eddie despertó en medio de la noche, 2:45 para ser exactos, vio a Steve en el sofá de la esquina durmiendo, decidió aguantar el dolor que sentía en lugar de lloriquear por una pastilla, Steve había estado pendiente de él todo el tiempo que había estado allí, merecía descanso. El rizado no podía moverse mucho, simplemente se acomodó para poder ver el rostro del chico en el sofá, no mentiría, le parecía un tipo lindo, pero lo que todavía le sorprende es que sea... amable y bueno, es decir, ¿Steve Harrington amable y bueno? Es algo un poco difícil de creer, al menos para Eddie, no sabe cuánto tiempo estuvo viéndolo mientras pensaba hasta que éste abrió sus ojos.

-No es de buena educación observar a las personas durmiendo, Munson.- dijo aún con voz adormilada. Eddie giró sus ojos e hizo una mueca.-¿Necesitas pastillas?- preguntó a punto de levantarse del sofá.

-Espera, grandote.- El rizado hizo que se detuviera y volteara a verlo. -No es necesario, por ahora, deberías dormir, te ves cansado.- sabía que él era la causa de su cansancio, el hecho de tratar de salvar su patética vida era la causa del cansancio de Steve.-

-¿Estás seguro, Munson?- alzó una ceja de forma interrogativa.

-Yep.- contestó haciendo énfasis en la p al final, pero luego hizo una mueca por el dolor que le causó el esfuerzo.

-Ok, creo que sí es necesario, vuelvo en cinco.- rápidamente salió del cuarto dejando a Eddie solo.

...

Steve estaba en la cocina buscando las pastillas que había comprado unas horas atrás para Eddie, cuando siente un golpe en su trasero.

-Dios, ¿Qué te pasa, Robin?- se quejó para luego voltear y ver con enfado a la chica.

-Lo siento, tu trastero es muy bonito, ¡él me tienta, no es mi culpa!- se defendió subiendo las manos en señal de paz.

-Como tú digas, loca.- siguió buscando en el botiquín donde las había guardado hasta que las encontró. -¿Qué haces aquí a esta hora, boobies?-

-Podría preguntar lo mismo.- respondió.

-Eddie despertó, vine a buscar más analgésicos.- dijo sirviendo un vaso de agua para el chico que se encontraba arriba. -¿Entonces, no me dirás qué hacías?-

-Atacaba tu despensa, hay cosas ricas ahí.- sonrió inocentemente. Steve solo la miró para luego caminar hacia las escaleras.

-Prepara algo de comer para Eddie, lo más probable es que tenga hambre.- dijo desde las escaleras con un volumen lo suficientemente alto para que la chica lo escuchara.

-Sí, patrón.-

...

-Regresé.- dijo Steve entrando a la habitación con el agua y las pastillas, las cuales colocó en la mesita de noche para ayudar al chico en la cama a sentarse. -Ok, vamos.- dijo tomándolo por debajo de los hombros, haciendo que suba lo suficiente para recostar su cuerpo del espaldar de la cama.

-Gracias.- susurró el rizado con una pequeña sonrisa, recibiendo un asentimiento de Steve, el cual le ofreció la pastilla y un vaso de agua. Eddie la bebió rápidamente y devolvió el vaso a Steve, este lo colocó en la mesa de noche nuevamente.

-¿Estás mejor?- preguntó quitándole el cabello de la cara para luego sostenerla y acercarse a inspeccionarlo. -¿Te duele mucho?- observó cada centímetro de su cara con mucho cuidado y luego detuvo su mirada en sus ojos, estaban cerca, muy cerca. -Te... les dije muy claramente que no se hicieran los héroes, Freaky, ¿por qué diablos lo hiciste?-

-Necesitaban tiempo, les di tiempo.- se limitó a responder.

-Pudimos haberlo obtenido de otra forma, ahora estás, Dios, estás muy herido.-

-No es tan grave tampoco.- rió, luego soltó un pequeño gemido por el dolor que le provocó esta risa.

-Sí, sí lo es, tomará un buen tiempo que cicatrice, sabías, ¿no?- lo miró con preocupación, aún tenía las manos al rededor de su cabeza.

-Muy preocupado por un simple mortal, ¿No, Rey Harrington?- dijo con una sonrisa ladina, Steve lo soltó casi de inmediato, tomando un poco de distancia.

-No sé de qué hablas, Munson, No me me preocupas, simplemente me siento responsable.- dijo un poco avergonzado evitando el contacto visual con el rizado.

-Si tú lo dices, grandote.- acercó un poco su cara a la de Steve mientras lucía una sonrisa brillante en su rostro.

-Orden especial de Sándwiches de crema de maní y jalea.- dijo emocionada la chica cargando una bandeja con unos cinco sándwiches en ella, no la culpen, era lo más decente que podía hacer. -Hora de comer, idiotas.-  dejó la bandeja en la cama a un lado de Eddie, este y Steve tomaron un sándwich de inmediato, al igual que ella.

-Comida de media noche, genial.- dijo Eddie con la boca llena y una sonrisa mientras comía.

Huésped {Steddie}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora