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Los rayos del Sol colándose por su ventana y aterrizando en su rostro, lo habían despertado hace un rato, se encontraba en medio de Robin y Eddie, la primera le daba la espalda y el segundo le abrazaba el torso, apoyándose en su hombro, tal y como la primera vez que durmieron juntos. Se tomó la libertad de acariciar los rizos rebeldes del chico en su pecho, sonriendo ante las pequeñas sonrisas inconscientes del menor.

-No pierdes el tiempo, eh.- escuchó a sus espaldas, asustándose por la repentina voz de la chica a sus espaldas, quien lo había visto acariciar el cabello del rizado, provocándole un gran sonrojo.

-Mierda, Robin.- gritó en un susurro, tratando de no despertar al chico en su pecho. Estiró su brazo, dándole un pequeño golpe a la rubia en la frente, que al instante se quejó.

-No hagas eso, me duele todo.- lloriqueó. -Juro no volver a beber en mi vida.- suspiró.

-Yo se los advertí, pero lo bebieron como si fuera agua, ahora aguanta tu resaca.- dijo tratando de salir de debajo del rizado sin despertarlo. -Este pendejo seguro estará igual cuando despierte.- Acomodó la cabeza del chico en una almohada, acariciando sus rizos por última vez antes de levantarse de la cama. -Iré a buscarles pastillas.- salió de habitación con dirección a la cocina, donde se encontró a Jonathan y Nancy preparando algo. -Buen día.- murmuró buscando entre las gavetas hasta que encontró pastillas para la resaca.

-Buenos días, Steve.- saludó animada Nancy, había sido la que menos había bebido de todos, y se notaba. Jonathan simplemente soltó un pequeño "hey" mientras echaba bananas a una batidora que contenía una especie de masa. -Estamos haciendo hotcakes de banana para el desayuno de todos, espero que no te moleste.-

-Mhm, no se preocupen, usen lo que quieran.- les sonrió mientras servía dos vasos de agua, puso las pastillas en el bolsillo de short para poder llevar ambos vasos en las manos. -Voy a llevarle esto a Robin y Eddie, en un rato bajamos.- Ambos chicos asintieron a sus palabras, y volvió a subir a su habitación. Encontró a Robin tirada boca arriba tapando sus ojos con su brazo, Eddie seguía en la misma posición en la que lo había dejado, o sea, que aún no había despertado. Se acercó a la rubia y le tocó uno de sus hombros, la chica se sentó en la cama tomando el vaso de agua y las pastillas que el castaño le ofrecía. Steve caminó hacia el otro lado de la cama, dejó el vaso de agua restante y pastillas en la mesita de noche a un lado del rizado.

-Mierda, odio el vodka.- una vez tomó las pastillas, se levantó de la cama, su cabeza dolía como la mierda, pero no podía hacer más que esperar a que pasara, sin embargo, no quería sufrir sola. Tomó la almohada que había estado usando recientemente con la intención de golpear al rizado con esta.

-No se te ocurra.- advirtió el castaño con una mirada retadora. -Déjalo dormir, si se levanta ahora estará igual que tú.- se acercó a la chica quitándole el objeto de las manos.

-Ese es el punto, no quiero ser la única con una resaca de mierda.- dijo obvia, provocando una pequeña risa en su amigo.

-Ya vámonos, Nance y Jon están haciendo el desayuno.- empujó a la chica hasta salir de la habitación, ambos bajaron las escaleras, aunque la rubia lo hizo mucho más lento. Llegaron a la cocina, donde la rubia recibió una taza de café negro y muy cargado, cortesía de Nancy.

-Gracias.- le dio una pequeña sonrisa a la rizada antes de comenzar a tomar el café.

-Pensé que lo necesitarías.- se encogió de hombros restándole importancia. -Iré a despertar a los chicos para desayunar.- caminó fuera de la cocina dejando a los tres solos.

-¿Para mí no hay café?- se quejó Steve con Jonathan, quien lo miró con una sonrisa divertida, luego le señaló la cafetera. Steve tomó una taza y la llenó del líquido caliente, caminó hasta uno de los banquillos de la cocina, sentándose junto a Robin.

Huésped {Steddie}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora