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Estaba en el lago con los chicos, era de día, había un sol radiante, todos chapoteaban animadamente riendo de cualquier cosa. De repente todos se volvió oscuro, el agua se movía de manera rápida, pero los demás seguían ahí con sonrisas en sus rostros. Sintió que algo tomaba su pie bajo el agua y era arrastrado hasta el fondo, intentaba gritar y nadar hacia la superficie, pero no podía hacer nada y nadie lo notaba, estaba cada vez más en el fondo. Miró hacia bajo y se dio cuenta que la cosa que tiraba de su pie lo estaba llevando directo a un portal.- Despertó exaltado y lleno de sudor mientras respiraba entrecortadamente, había sido otra pesadilla. Pasó sus manos por su rostro con un largo suspiro, vio la hora en su despertador "5:23 a.m".

Ya no podría volver a dormir, esa pesadilla le había arrebatado cualquier rastro de sueño, se sentó en su cama, encendió la lámpara de la mesita y tomó un libro que había en el mismo lugar. No podría, no quería y no iba a dormir nuevamente.

...

Ya era un poco más tarde, y lastimosamente seguía teniendo que ir a trabajar, ayer fue su día libre pero hoy debía llegar temprano. Bajó a la cocina aún en pijama, comería algo rápido y luego se arreglaría para el trabajo. Al llegar al lugar se encontró con el rizado, éste utilizaba un pantalón de pijama y una camiseta que le quedaba corta, llegaba hasta su cintura aún con vendas, Steve no imaginó que el chico usara ese tipo de ropa, era la primera vez que lo veía con ella, sin embargo pensó que se veía lindo. Al fin Dustin le había traído parte de sus pertenencias. Sí, el pequeño se escabulló en la caravana abandonada para buscar algunas de las cosas que Eddie necesitaba.

-Buenos días.- dijo con la voz un poco rasposa. -¿Qué haces?- preguntó curioso al ver al otro chico batir una sustancia.

-Buen día, estoy preparando masa para panqueques.- respondió dejando de mover la mezcla, para echar un poco en un sartén precalentado en la estufa.

-Wow, Munson, al parecer eres muy hogareño, eh.- rió un poco. -Por cierto, no tenía idea de qué cocinaras tan bien, la pasta de ayer estaba muy buena.- se apoyo de la meseta con una pequeña sonrisa.

Eddie había dejado de estar en cama hace apenas unos días, por lo que apenas había empezado a cocinar y hacer cosas en la casa, ya que estaba más o menos bien no quería sentirse como un parásito que simplemente se aprovecha del castaño, quería ayudar cómo fuera posible. -Bueno.- sacó el panqueque y puso más de la mezcla en el sartén. -Son cosas que debes aprender cuando tus padres te abandonan y tú tío trabaja todo el día.- dijo volviendo a lo suyo.

-Yo... mhm, perdón, ah... no fue, no fue mi intención... yo.- se puso un poco nervioso, su intención no era incomodar al chico, sólo quería hacerle un halago, ¿cómo mierda terminó en eso?

-No te preocupes, Harrington, no es como si fuera tu culpa.- le sonrió. "¿Por qué mierda sonreía después de decir algo como eso?" Pensó Steve.

-Yo, bueno, mis padres tampoco han sido los más presentes.- mencionó el castaño mientras se servía una taza de café.

-Al menos tienes dinero, ¿no, Harrington?- le retó sirviendo el plato con los panqueques para el castaño. -Si al menos me hubiesen dado eso me hubiese importado un carajo que se vayan.- rió un poco por lo bajo, en realidad sí le afectaba el tema de sus padres, pero no tenía porque demostrarlo y mucho menos al chico que tenía a un lado. Steve no sabía que decir, ¿Qué se supone que una persona diga en estos casos? Se quedó callado perdido en sus pensamientos hasta que el chico a su lado le pasó el plato con panqueques. -Ten, deberías ponerles miel.- le sugirió mientras hacía los últimos que eran para él.

-Gracias.- le sonrió para luego hacer lo que el rizado le había dicho.

-Come rápido, llegarás tarde al trabajo.- dijo y se dedicó a echarle miel a sus propios panqueques. Ambos fueron a sentarse en la mesa e iniciaron a comer su desayuno, el castaño comía rápido, mientras que por el otro lado el rizado lo hacía despacio, disfrutando cada bocado. -Dios, Harrington, te vas a atragantar.- negó con la cabeza divertido.

-Disculpa, pero no tengo tiempo de comer como princesa, Munson, yo sí tengo cosas que hacer.- dijo dando el último bocado de su desayuno.

-Touché.- dijo el mayor apuntándolo con su tenedor. -Por cierto, Dustin y los chicos vendrán a jugar D&D en la tarde, ¿te molesta eso?-

-Mhm, no, está bien.- respondió levantándose de la mesa. -Si no haces algo acá terminaras volviéndote loco.- se dirigió a la cocina para dejar su plato y subir a su cuarto, tenía que arreglarse lo más pronto posible.

...

Ya tenía un buen rato en la tienda, pero Robin todavía no había llegado, él se encontraba organizando las cintas, para su suerte tampoco había llegado ningún cliente. Cinco minutos después la puerta se abrió dejando ver a una rubia somnolienta.

-Buen día, boobies.- saludó animado el castaño.

-Solo cállate, Steve, sabes que odio que me hablen en las mañanas.- habló malhumorada la chica.

-Como diga la dama.- dijo y continuó trabajando, la chica se limitó a darle una mala mirada y ayudarlo con el trabajo.

...

-¡Steve!- gritó en un susurro la rubia, el castaño estaba entretenido organizando algunas cintas. -¡Steve!- repitió, ahora sí logrando que el chico le pusiera atención. -Chica linda a las doce.- volvió a susurrar obteniendo sólo una cara confundida de parte de su compañero. -Chica. Linda. A. Las. Doce.- volvió repetir gesticulando de manera exagerada.

-¿Doce? ¿Qué?- preguntó aún más confundido.

-Dios... Mira al frente, Idiota.- dijo ya en un tono normal. El chico hizo lo que mandó su amiga, viendo, valga la redundancia, a una chica linda que recién había entrado a la tienda, buscando entre los estantes.

-Aaaah, para la próxima podrías ser más específica, Robin.- dijo mirándola con las cejas alzadas.

-Sí sí, como sea, deberías ir a hablarle.- le sugirió.

-No coquetearé, Rob, sólo iré a ser un buen empleado, asegurándome de que el cliente obtenga el mejor servicio, ¿de acuerdo?- rió antes de ir con la chica.

-Sí, ajá.- susurró Robin girando sus ojos.

-Muy buenos días, hermosa, ¿en qué te puedo ayudar?- le sonrió a la chica recibiendo una sonrisa devuelta.

-Mmm, yo no me decido entre estas dos.- le mostró dos opciones de películas.

-Yo creo que esta es mejor.- dijo señalándole la de la derecha. -Tiene drama, romance, acción, de todo, sin duda sería la indicada para verla con una buena compañía.- sonrió ladino.

-Entonces... ¿a ti te gusta?- preguntó la chica dulce.

-Sin duda.- respondió coqueto Harrington.

-Genial, seguro también le gustará a mi novio, muchas gracias, la voy a llevar.- dijo emocionada la chica entregándole la cinta.

-Tu, ah, tu novio, sí, seguro le gustará.- dijo un poco avergonzado con la cinta en sus manos, para luego dirigirse a la caja a efectuar el recibo de la renta. -Ten, que disfrutes de la película.- le entrego la cinta a la chica, la cual agradeció y se retiró de la tienda.

Robin por fin pudo soltar la risa que estaba aguantando desde que la chica mencionó a su novio, y lo hizo a carcajadas. -¿Qué mierda fue eso?- preguntó aún entre risas, recibiendo una mirada asesina de parte de su compañero. -¿Qué mierda pasó con Steve "the hair" Harrington, el Chico más coqueto de todo Hawkins perdió el encanto?- preguntó ya más calmada.

-Se lo comió un puto demogorgon, Robin.- giró los ojos mientras retomaba su trabajo aún con la estruendosa carcajada de su compañera de fondo.

Huésped {Steddie}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora