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Había pasado una semana, Hopper había resuelto todo el tema de Jason, y a decir verdad, había sido mas fácil de lo esperado.

Jason caminaba de regreso a casa después de una salida con sus amigos, ese día no había visto a Eddie, pensó que los golpes habían sido tan fuertes como para hacer que faltara a la escuela y se alegró por ello, esbozando una gran sonrisa, la cual se desvaneció en cuanto abrió la puerta de su casa, encontrándose con el Sheriff hablando con sus padres.

-Jason, Justo a ti te estábamos esperando.- habló Hopper con una sonrisa fingida.

-Mierda...

Resulta que Hopper había hablado con los padres de Jason, los cuales no tenían idea del comportamiento de su hijo, y les explicó que si seguía de esa manera podría incluso ir a la cárcel, luego de eso Jason no volvió a acercarse al Eddie.

Eddie estaba feliz, aún seguían las miradas degradantes, pero al menos ya no tenía que tener miedo de ser emboscado con otra paliza, ya que, por órdenes de Hopper, Jason le contó a todos que si se metían con él tendrían consecuencias legales.

Sus notas estaban bien, no eran las mejores del mundo, pero al menos podría graduarse, lo que pasaría en menos de tres semanas.

Además, estaba con el, como el había denominado al castaño hacía ya unos días, "amor de su vida", así que sí, Eddie Munson se podía permitir decir que era feliz. Ambos se encontraban en el pequeño sillón en la esquina del cuarto de Steve, compartiendo una sesión de besos, cómo se había hecho costumbre en tan solo una semana. Parecían adolescentes, simplemente no podían estar lejos por mucho tiempo, siempre estaban encima del otro, sino era en casa de Steve, entonces era en casa de Eddie, pero solamente cuando su tío no estaba ahí.

Eddie se acomodó más sobre el regazo del castaño haciéndolo soltar un leve gemido sobre sus labios, se removió sobre el regazo de su novio hasta que sintió como algo comenzaba a levantarse.

-¡Epa!- rió separándose del chico para verlo. -No aguantas unos cuantos besos, ¿eh?

-Cállate.- musitó Steve recostando su cabeza en el pecho del rizado evitando que vea su sonrojo.

-Es que en serio te prendes fácil, bonito.- volvió a reír colocando sus manos en el pelo del otro, pasando sus dedos entre los mechones castaños.

-Bueno, eso es culpa tuya.- se defendió aún en la misma posición, estrechando la cintura del rizado entre sus brazos.

-¿Mía? A ver, ¿cómo va eso?- preguntó sonriente.

-Pues, besas muy bien, Munson, simplemente no puedo evitarlo, ¿qué quieres que haga?- se quejó tal como un niño pequeño. Eddie soltó una carcajada, luego tomó el mentón del castaño levantándolo para volver a besarlo de manera lenta y suave.

El teléfono en la mesita de Steve sonó, interrumpiéndolos.

-¿Quién diablos llama a esta hora?- Se quejó Eddie. -Son las putas once de la noche, mierda.- murmuró.

-No sé, sólo ignóralo. Por cierto, ¿le dijiste a Wayne que dormirías aquí?

-Sí, dijo algo como "bueno, al menos no puedes embarazarte".- rió al recordar a su tío decir aquello, le habían dicho a Wayne sobre su relación al tercer día, o más bien, Wayne los había descubierto al tercer día.

Flashback

-Pero, ¿estás seguro de que Wayne no va a venir?- preguntó el castaño inseguro, mientras el rizado se colocaba a horcajadas sobre él.

-Te dije que hoy llega tarde, Stevie. No seas tan miedoso, ¿sí?- lo besó lentamente mientras sonaba un mixtape de canciones que les gustaban a ambos, Eddie se había tomado el tiempo de hacerlo para que no hubieran estúpidas discusiones por la música que escucharían.

Huésped {Steddie}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora