VII. Temores de un héroe

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Disclaimer: Miraculous no es de mi propiedad al igual que el arte aquí utilizado.
Sin embargo, lo aquí escrito sí es de mi entera autoría.
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[Pero la vida no cumple deseos, mucho menos a mí]

Un escalofrío le había recorrido de pies a cabeza. ¿Cómo se supone que debía actuar ante eso? Llevaba meses evitando aquella situación, quizá en un mundo maravilloso Marinette jamás tendría la inquietud de conocer quién era Ladybug y por qué de pronto ya no estaba más salvando París.  De algún modo sabía que el momento llegaría y que seguir huyendo ya no sería una opción.  Sintió que pasaron siete eternidades seguidas, aunque la verdad apenas habían sido unos segundos en los que su cabeza dio seis millones de vueltas.

     ─Bueno, ella desapareció...─ soltó finalmente esperando que fuera suficiente, claro que no lo sería.

     ─Eso lo sé, pero yo pensé que sabrías algo más, eras su mano derecha, su mejor amigo, ¿No es así?

El apego que tenía a ella se deshizo, era nuevamente la culpa, la impotencia de no haber podido hacer nada para que ella se quedará a su lado. Quizá si hubiera sido más rápido, si no hubiera pensado de más las acciones de su padre...

     ─Sí, algo así, la verdad es que ha sido bastante complicado este tiempo y bueno, lo cierto es que no nos ha dejado ninguna pista, sabemos lo mismo que el resto, lo siento Nette.

     ─¿Y conoces su identidad tras de la máscara?─ cuestionó la muchacha insistentemente. 

Chat Noir negó con la cabeza. Ahí estaba, una vez más mintiéndole y llenándose la boca de verdades a medias que quemaban en su paladar. Marinette sólo atinó a sonreír con ligereza acomodándose cerca de él que había tomado lugar cerca de la baranda.

     ─ Has investigado mucho últimamente─ recriminó el chico y Marinette sonrió una vez más.

Su corazón se sobresaltó, no supo si fue de miedo por tenerla tan cerca, o el gozo por eso mismo.

¿Cuándo había visto sus ojos tan de cerca por última vez? 

La noche les abrigaba, como siempre que se reunían, como siempre que la luna decidía volver a ser su cómplice y escuchar sus más oscuros secretos. Esta vez era diferente, él lo sabía. Una ventajosa diferencia los separaba, y quizá para él resultaba hasta conveniente que la chica no pudiera recordar lo mucho que le había fallado. De otra manera no tendría ni cara para aparecerse por su balcón.

Se escuchaba como un eco en su cabeza, un sutil "Te he echado de menos" , "Me haces falta". Reclamos sin respuesta, como la bocina descompuesta de un viejo teléfono de monedas que te tortura el alma por su silencio. Rogaba al cielo, y a lo que fuera que se burlara de él, que aquel fantástico espectáculo no fuera un espejismo más de sus letales pensamientos nocturnos.

La calidez de su mano le trajo de vuelta, devolviéndole también el respirar y las ganas de vivir.

     ─Nada tiene ni un carajo de sentido─ habló él poniendo la mano de la chica sobre su pecho para que de algún modo supiera que estaba siendo sincero.

     ─Chat...

     ─Hay tantas cosas que quisiera haber hecho diferentes, quizá no estaríamos pasando por esto, pero no habría defraudado a todos, habría respuestas, soluciones. Estoy tan solo a pesar de vivir rodeado de voces que me desgastan el ser. Quisiera salir huyendo, no tener que ver a todos pasar por esto. Quisiera que él hubiera tomado mejores decisiones, quisiera ser suficiente.

Se dejó desahogar hasta que su corazón no pudo más. Era como una burbuja que crecía en su pecho y que le robaba espacio a la razón. Sintió el cálido abrazo de ella como un viejo suéter de confianza. Le cubrió en el peor de sus inviernos, curó heridas que no sabía que tenía. Y aún así se seguía sintiendo moribundo. Cuando cayó medio dormido en el camastro pudo sentir entre sueños su voz sanándole también. Y sus manos repasaron sus cabellos como si ella intentara arrancarle sus dolencias al pasar los dedos entre las hebras. 

Soñó. 

Por primera vez en mucho tiempo, o quizá por primera vez en su vida.

El viento corría y lo único que podía salvarlo era su agarre. Un hilo fino del que pendía y que se diluía poco a poco conforme ella lo olvidaba. Y una vez más, esa sensación resbalosa de llevar sangre en las manos, las vidas de los que no pudo salvar y los deseos trozados de los que tontamente aún creían en él. Pero su vista jamás se apartaba de sus bellos ojos mar.

Quizá ese era el único capricho que la vida le cedía. Ser ella lo último por ver antes de caer en perpetua agonía.

 "Para mí eres suficiente y más" 

Escuchó entre sus pesares. Y deseó por un instante que esa no fuera otra promesa rota.


.   .   .


La vuelta a casa siempre era más dolorosa que su culpa, porque no hay nada peor que extrañar algo que ni siquiera te pertenece, algo que ni de cerca mereces. 

Cuando entró por su ventana solo le dio tiempo de alimentar a Plagg cuando tocaron la puerta de su habitación. Asomó la cabeza encontrándose con Nathalie y un desayuno colorido, Adrien hubiese querido dejarla pasar, pero sabía que no le haría mucha gracia ver sus últimas cenas mosqueando en su escritorio.

     ─¿Hay algo que pueda hacer por ti, Nathalie?─ interrogó antes de que ella siquiera asomara la cabeza.

      ─Sólo te traigo algo de almorzar─ señaló acariciando con suavidad el rostro del chico─ estas cada día más pálido y ojeroso, me preocupas.

     ─Estoy bien─ dijo con una media sonrisa.─ Sólo males de sueño.

     ─¿Debería llamar al médico?─  insistió Nathalie descubriendo la razón de su aspecto y del olor de la habitación.

     ─Creo que ya lo solucioné─ aclaró Adrien─ Aunque sí hay algo que quisiera pedirte, Nathalie.

No lo supo, pero sus palabras le hicieron sentir útil por primea vez en mucho tiempo. Y es que el menor Agreste sabía que aquella mujer les había dedicado su vida entera,  aunque lo que menos quería era darle una preocupación más. Nathalie se acercó intentando aguantar las lágrimas por  verlo tan destrozado.

     ─Lo que me pidas, Drien.

    ─Quiero que me lleves a ver a mi padre.



[Tengo mucho miedo de no ser suficiente]


Próximo capítulo :

VII. Promesas rotas.




N.A: Hola :D ??

Memorias de un guardián || MLB|| Adrinette / MarichatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora