X. Tras las pistas

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Disclaimer: Miraculous no es de mi propiedad al igual que el arte aquí utilizado.
Sin embargo, lo aquí escrito sí es de mi entera autoría.
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[Te admiro por lo que tú has hecho]


Luka, mejor dicho Viperion, veía a Adrien, es decir  Chat Noir, andar caminando por el techo de un lado a otro. Había sido el primero en acudir a aquella reunión improvisada. En los recientes días Adrien parecía un poco más humano, ahora comprendía por qué. Eso no quitaba que se alegrara por su compañero. Comprendía que había pasado por mucho, incluso más que ellos mismos, por eso se tensaba siempre que Alya le recriminaba por no preocuparse por Marinette. Entendía que Alya insistiera tanto, Marinette era lo poco que le quedaba a la morena, sin embargo, y ya viéndolo en retrospectiva, a Adrien no le quedaba nada. No terminaba de hilar por qué se había alejado tanto de la chica, aunque era muy evidente que se trataba de su mecanismo de defensa, quizá pensaba que si se andaba con cuidado dolería menos si algo más pasaba.
Lo veía moverse, como desesperado, como si volver de un lado a otro le ayudara a conectar lo que fuera que en su cabeza volaba. Suspiró, quiso ser un poco más empático esas veces, pero no pudo, quizá era la impotencia, o que quería gritarle que podía contar con él pero no sabía cómo. A lo mejor era respeto, porque Luka siempre supo en el fondo de su ser que Adrien era el siguiente en la linea de sucesión. Tal vez era la culpa. Él fue el primero en saberlo y no hizo nada.
Como fuera, Adrien era el más importante ahora, y le serviría como en su momento lo hizo con Ladybug.

Uno a uno fueron llegando el resto del equipo. Lo cierto era que se veían ya muy poco en sus vidas civiles, se acercaba el invierno y ellos se alejaban más. Alya y Nino llegaron juntos, como acostumbraban, ellos eran más libres con eso. A petición de la rubia,  Luka y Chloé habían decidido ser más discretos, solamente Adrien sabía que vivían juntos desde hacía varios meses, el resto de París creía que vivían en una relación informal e irregular a causa del duelo de la heredera Bourgeois.

Alya le miró, casi no hablaba con ella hace mucho, quizá se guardaban algo de resentimiento por palabras dichas en el pasado, o era que Luka no terminaba de aceptar el comportamiento de la misma con el ahora líder. Aún con todo les regaló una sonrisa serena a la pareja y se levantó sacudiéndose el polvillo imaginario.

     ─Lamento la tardanza, asuntos personales─ mencionó Queen Bee que aterrizó inmediatamente después.

El lugar se guardó en silencio y al fijar su vista en ella Luka quedó igual de sorprendido que el resto.

Dicen que el cabello guarda memorias, la verdad es que él jamás pensaba demasiado en ello. Chloé le despuntaba la melena cada fin de mes, era como un ritual en el que conversaban y bebían vino a la luz del baño. Por ello, cuando la vio supo que su conversación había dejado estragos. La larga cabellera que Chloé había dejado crecer por años, esa que su madre tanto juzgaba y que había pedido que cortara, ahora yacía hecha bolas en una bolsa plástica dentro de un cesto de basura. 

     ─Chloé, tu pelo...─ atinó a decir Adrien.

Chloé les regaló una sonrisa tímida. Jamás la había visto tan dócil frente a ellos, definitivamente su acción le había dolido mucho, seguía sensible y él se culpabilizó por no haber estado con ella en ese momento.

     ─Ya me hacía falta un pequeño corte─ dijo.

Los rubios mechones apenas llegaban debajo de su mentón, un par tinturados aún por los mechones de colores que Luka y ella jugaban a hacerse.  Al músico le parecía que se veía lindísima como siempre. Se encaminó a abrazarse a ella con fuerza, la rubia no reaccionó de inicio, pero acto seguido lo apresó del cuello mientras él se ajustaba a su cintura. Olió su delicado perfume y en un silencio abrasador rogó por no separarse de ella nunca.

Memorias de un guardián || MLB|| Adrinette / MarichatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora