Capítulo 35

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JAMEL

Estos días sin Esther a mi lado eran casi imposibles de soportar, pensaba en su sonrisa, aunque en el fondo sentía temor de no poder volver a verla gracias a todo lo que le oculte.

Estaba en mi habitación con las luces apagadas observando la luna, sabía que faltaba poco para encontrarme con Esther, ya que mi hermano me aviso que ella le había pedido que me informara.

Sabía que quizás para estos instantes ella solo quiere saber todo y seguir con su vida como si nunca nos hubiésemos conocido, porque no es posible que sabiendo lo que soy ella quiera continuar a mi lado.

Tengo que explicarle que no mentí en mis sentimientos hacia ella, se que es extraño que un fantasma pueda amar o sentir, pero no puedo cambiar lo que siento.

He querido decirle la verdad muchas veces pero con el maldito de Marco cerca era peligroso, porque si Esther se alejaba de Pierre él no podría cuidarla y Marco se aprovecharía de la situación para hacerle daño y no permitiría que Esther tuviese el mismo final que Sara.

Esa noche estaba como siempre rondando los pasillos del hospital y le daba palabras de apoyo a aquellas personas que estaban a punto de morir para que no tuviesen tanto miedo.

Recuerdo muy bien esa noche porque a pesar de estar muerto es algo que es imposible de olvidar, ver como los doctores trataban de salvar a Sara, cuando se dieron por vencidos le dieron un suero para que no sintiera dolor los pocos minutos que le quedaban.

Yo me acerque a ella y tome su mano, nunca fui una persona rencorosa así que a pesar de que ella estuvo involucrada en mi muerte no le deseaba esto, abrió sus ojos vagamente y sabía que me estaba viendo porque una lágrima se deslizó por su mejilla.

Me dijo que sentía mucho haberme dejado morir y que quería que la perdonara, yo deje un beso en su frente y le dije que la perdonaba, luego de eso ella sonrió con la última fuerza que le quedaba y murió.

Luego de morir descubrí que solamente podía estar en dos lugares desde que anochecía hasta antes de que saliera el sol, esos lugares eran el hospital y la casa de mis padres.

Procesar todo fue muy doloroso, saber que no volvería a ver a mi familia y que nunca sabrían el motivo de porque me asesinaron, ni mucho menos podrían denunciar al culpable.

Me toco verlos llorar por mucho tiempo, ver como mi padre aparentaba ser fuerte ante mi madre pero en las noches iba a mi habitación a llorar, yo siempre fui el hijo consentido de mi padre, además ambos teníamos muchas cosas en común.

Mi madre por su lado no ocultaba lo destrozada que estaba, dejo de comer y no piso la cocina por mucho tiempo, lo que me llenaba aún más de impotencia porque ellos no merecían pasar por esto.

Una noche estaba en mi cuarto mirando a la luna como todas las noches y de repente oí que alguien abrió la puerta, cuando me gire pude ver a Pierre con una cara de asombro total, iba a salir gritando pero lo detuve, al tocarlo me preocupe mucho.

Porque a las únicas personas que yo podía tocar eran a las que estaban al borde de la muerte y no quería ni pensar en que mi hermano estaba en peligro, hable con él y le explique todo así que decidió hacerse exámenes generales con papá y resultó que todo estaba en orden.

Así que aún quedaba la duda de porque mi hermano podía verme, así que decidimos intentar con mamá y papá, nuestra madre no pudo verme pero si sentir mi presencia, ella sabe cuando estoy cerca de ella pero mi padre dijo que eso no era posible porque cuando alguien muere, solo muere y ya.

Con el tiempo descubrimos que sólo mi madre y Pierre podían verme porque aparte de extrañarme ellos creían en el más allá y papá nunca pudo no por no quererme sino por lo escéptico que era.

-Hermano... – levante la mira y pude ver a Pierre – ya es hora de que vayas al hospital – mire mi reloj faltaban cinco minutos para las once

-Deseame suerte hermano – él se me acercó y me dio un abrazo – recuerda cuidar de nuestros padres y también nunca olvides que siempre estaré en sus corazones

-Lo haré hermano y ojalá en el futuro nos volvamos a ver de nuevo – un par de lágrimas se deslizaron por su rostro – bueno ya ve, espero que todo salga bien

ESTHER

Mi mente estaba tan confundida, pero eso no me detendría para darle fin a tantas incógnitas, luego de contarles por cinco horas todo a mis hermanos ellos dijeron que mañana apenas que mis padres llegarán iríamos al hospital para salir de dudas.

Camine hasta mi cuarto y me di una ducha larga, al salir me senté un segundo en mi cama a pesar de todo quería lucir linda para ir a ver a Jamel y no sabía que ponerme.

Tome unos pantalones negros y un suéter de lana de un tono rosado pastel, sentí que era el conjunto indicado así que después de vestirme arregle mi cabello.

-Pitufina podemos pasar un segundo – dijo Christopher mientras tocaba la puerta

-Si hermanos pasen – ellos se me quedaron viendo y no sabía pue significaba – díganme que no me veo horrible

-No todo lo contrario estas hermosa – dijo Christian guiñándome un ojo

-Pues claro que esta hermosa es nuestra hermana –  estos chicos eran los mejores hermanos del mundo

-Bueno lo que queríamos decirte es que nosotros te amamos mucho y que no importa cual sea el resultado de los exámenes nada hará que nuestro amor se disipe – dijo Christian mientras a Christopher se le llenaban los ojos de lágrimas

-Yo también los amo cabezones – nos dimos un fuerte abrazo me despedí y les dije que volvería como a las dos de la mañana

*****

No demore tanto en llegar al hospital mire mi reloj y vi que faltaban quince para las once tome una profunda respiración y me baje de mi auto cerré las puertas y metí la llave en el bolsillo trasero de mi pantalón.

Al entrar por urgencias pude ver que todo se veía tan callado, no había nadie en el hospital era como si estuviese cerrado, las luces comenzaron a parpadear lo cual me hizo sentir un poco de temor, pero traté de no tomarle importancia.

Yo le dije a Pierre que le avisara a Jamel que lo esperaría en la habitación donde hablábamos cuando nos empezamos a conocer, me dirigí por el pasillo pero pude ver que las luces se pagaron totalmente lo que me hizo pegar un gran brinco.

Volví a respirar hondo y cuando iba a continuar caminando fue como si todo en ese instante se detuviera frente a mis ojos.

Alguien me jalo del cabello y me estrelló contra la pared, solo sentía mis músculos adoloridos y de repente comencé a tener un fuerte mareo sabía que debía reaccionar pronto o esto no terminaría bien para mí.

Con las pocas fuerzas que tenía levante un poco la mirada, pero sentí como me estamparon nuevamente con la pared, no se como pero logré levantar mi cara por completo para luego ver quien me estaba atacando.

-Te dije que la próxima vez nadie te salvaría muñeca – dijo con una asquerosa sonrisa en su cara

Aunque no era nada igual al chico que vi en la piscina aquella vez, este tenia el rostro opaco, con unas inmensas ojeras marcadas y estaba bastante delgado, literalmente ahora su exterior reflejaba su maldito interior.

Él me tiro al suelo colocándose encima de mi, yo trataba se zafarme de su agarre pero él aun seguía siendo más fuerte que yo, una de sus manos comenzó a tratar de desabrochar mis pantalones.

Sentí tanta repulsión que logre soltar una de mis manos y lo rasguñe en el rostro, pero no fue suficiente para que me soltara al contrario apretó con fuerza mi cuello.

-¡AYUDAAAA! – logre gritar antes de que poco a poco el aire abandonara mi cuerpo

Mi Sexy Enfermero #daher2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora