Capitulo 29 "La respuesta"

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El viaje de regreso fue uno tranquilo, estábamos agotados cuando llegamos a la casa, al día siguiente los gemelos tenían que regresar a la escuela y yo a trabajar, así que llegamos a dormir.  Desperté con el olor al café y eso me extraño mucho, los gemelos nunca había hecho café, tan si quiera sabían hacerlo, además era demasiado temprano para que estuvieran despiertos, y en se momento mi mente solo pudo recordar a Amelia ella era la única que se despertaba antes que yo para hacer el café, sentí un dolor en mi corazón, que mucho la extrañaba, extrañaba verla, hablar con ella, sentir su olor y sus caricias. 

Me levante y fui a darme una ducha ya que anoche estaba tan casada que llegue a dormir, decidí llenar la bañera y disfrutar el agua caliente y ese olor a café que tanto me recordaba a ella.  Me sumergí en el agua caliente, me relajé y me permití fantasear con Amelia. Imagine que entraba en la bañera conmigo, sentí su cuerpo detrás del mío, que me halo para que me recostara en su pecho, pude sentir sus pezones duros en mi espalda, sus piernas alrededor de mi cintura, sus brazos en mi cintura subiendo hasta mis pechos, acariciándolos y mis pezones poniéndose duros al contacto de su piel, sentí mi piel erizándose y pidiendo más,la sentí besándome el cuello y la escuché susurrarme:

-¿Me extrañaste? Porque yo sí a ti.

-No tienes idea.

-Por qué no me muestras lo mucho que me extrañaste.

Moví mi mano y me acaricié como ella lo hacía, abrí mis piernas imaginando que ella me las abría, deslice mi mano hasta llegar a mi venus y jugué con mi clítoris imaginando que era ella la que me tocaba, volví a sentirla detrás de mí en mi cuello, en mi oído, mientras me masturbaba y disfrutaba el momento en el que podía estar con ella de nuevo, en el que podía sentirla, entonces recordé su cuerpo, sus pechos, sus curvas, sus labios carnosos, su mirada llena de deseo cuando abría las piernas para ella, y sentí el orgasmo llegar y me deje llevar disfrutando cada instante, era todo lo que me quedaba de ella, recuerdos.

Termine de ducharme y baje, para mi sorpresa era Máximo quien había preparado café, había olvidado que anoche como era tarde había dormido en la habitación de invitados, creo que era la primera vez que lo veía preparar café.

-Buenos días, creo que hubiera deseado mucho cuando estábamos casados que me preparara café.

-Buenos días, Micaela, lamento nunca haberlo hecho, ahora que se lo preparo a Lucy y veo lo feliz que se pone, me he dado cuenta de que los pequeños detalles que nunca hice contigo y que cuentan más de lo que imaginamos. Siéntate he hecho yo el desayuno.

-Mmm, esto se pone mejor.

-(Sonríe), quiero aprovechar estos últimos meses con los gemelos, ya que pronto se irán a la Universidad.

-Te entiendo, que rápido han crecido, aún recuerdo cuando apenas caminaban, y ahora en unos meses se van a España a estudiar, es increíble.

-Así es, tu ¿cómo estás? Ya sabes a lo que me refiero.

-Bien, hay días en los que lloro al recordarla, pero bien, la verdad es que me duele aun pero no sé si es por la edad, pero no ha sido tan difícil como pensé, solo espero que ella este bien. he decidido darle una oportunidad a Gonzalo, la vida es muy corta para desperdiciar el tiempo y vivir sola.

-Me alegro, es un buen hombre puedo ver que te quiere mucho cuando te mira, bueno he ido al buzón y hay una carta de Amelia.

En ese mismo instante mi cuerpo se paralizo, ¿había escuchado bien? Una carta de Amelia después de tanto tiempo, no lo entendía. Máximo me observaba callado y yo de momento me había quedado muda, camino hasta a mí y me la entrego.

-¿Necesitas que me vaya?

-Yo... n..No no, quédate, quiero desayunar contigo y los gemelos, voy a despertarlos, después la leo.

-Como quieras.

Me levante y fui a despertar los gemelos, debía ser fuerte no sabía lo que me había escrito o porque, no podía llenarme de ilusiones como tan poco podía torturarme y angustiarme, tenía que tener paciencia y no desperdiciar los últimos meses con los gemelos aquí en casa, así que mientras caminaba y me recomponía, respire hondo y desperté los gemelos.

Nos sentamos todos a desayunar, como en lo viejos tiempos, pasamos un desayuno agradable entre risas y recordando el viaje a Puerto Rico, definitivamente era algo que habían disfrutado y que llevarían de recuerdo toda su vida. Después del desayuno los gemelos se fueron a la escuela y Máximo al trabajo, yo aún tenía unas horas antes de comenzar mi trabajo así que recogí todo y subí a mi habitación me recosté en la cama y comencé abrir la carta de Amelia, las manos me temblaban de lo ansiosa que estaba. 

Querida Micaela:

Espero que cuando leas esta carta estés bien, y que me hallas podido perdonar por a verte alejado de mí, que no haya odio hacia a mí en tu corazón. Gracias por tu carta, me ayudó mucho en mi proceso, me dio fuerzas saber que habías entendido el por qué. Hace unos días salí del hospital al llegar a casa me di cuenta de que ya no podía vivir allí, todo me traía recuerdos amargos de lo que sucedió, pero había rincones en los que tenía buenas memorias, lugares en la que las dos compartimos, en la que nos mostramos un amor puro y real, lo que muchos no logran tener en la vida, nosotras fuimos afortunadas en poder vivirlo, en poder sentirlo y aunque me alegro recordarlo también me dolió, así que decidí mudarme. Quiero que sepas que el tiempo que pasamos juntas fue maravilloso, fui la mujer más feliz del mundo, contigo sentía que todo era posible, que juntas podíamos superar cualquier obstáculo, pero estaba equivocada hay obstáculos en la vida que debemos atravesar solas.

No quiero que te sientas culpable de lo que paso, porque no fue culpa tuya, no somos adivinas para saber que pasara, quizás yo me arriesgue en volver a California sabiendo que podía cruzarme con él, pero había cerrado ese capítulo de mi vida tan profundo que no lo pensé. No quiero dar detalles de lo que paso por que no quiero recordarlo, pero si quiero que sepas que no soy la misma de antes, lo que sucedió allí me cambio completamente tanto físicamente como emocional mente, me destruyo en todos los sentidos, hasta quedarme sin ganas de vivir, aun me falta mucho por sanar y trabajar conmigo misma, no sé si pueda volver a estar con alguien en lo que me queda de vida, pero si decidiera que sí, definitivamente te escogería a ti.

Me diste los mejores días de mi vida, y te estaré eternamente agradecida. He decidido mudarme de estado, empezar de nuevo donde todo sea nuevo donde pueda crear nuevas amistades, nuevos vínculos, nuevas experiencias, donde pueda encontrar la paz que necesito para poder disfrutar los días que me quedan. Te deseo lo mejor del mundo, te deseo que seas feliz que puedas seguir amándote y conociéndote, que encuentres a alguien que te ame como yo lo hice, que lo de todo por ti y que te el lugar que te mereces, pero que sobre todas las cosas te respete y te haga feliz. Espero que te ames a ti misma como deberías, porque eres hermosa, vales más de lo que te imaginas, y el amor propio es lo más importante que puedes tener. Gracias por tanto, gracias por cuidarme, por darme el amor que nadie pudo darme, gracias por todo.  Cuídate.

Por siempre tu Amelia.

Conociendo a MicaelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora