Cuando estaba levantándome de la cama Gonzalo me agarro y me acostó junto a él de nuevo;
-No te vayas, no quiero que esto termine.
-Yo tampoco quiero que termine, pero debo enfrentarme a la realidad.
-Entonces, ¿eso es todo?
-¿Que quieras que diga o haga? No quiero perder a ninguno de los dos, pero sé que no puedo tenerlos a los dos. Quiero que sepas que esto fue muy especial para mí, fue más de lo que esperaba sentir, mejor de lo que imaginaba.
-Para mí también lo fue, yo tampoco quiero perderte, lo que te dije en el hospital aquel día lo voy a cumplir Micaela, no vas a pasar por esto sola. Si esa es tu decisión la acepto, se que puedo aguantar mientras te tenga en mi vida, aunque seamos solo amigos.
-Si estas seguro, acepto, solo amigos. Gracias por entender.
Nos levantamos de la cama nos vestimos y bajamos a la cocina comenzamos a preparar el desayuno cuando estuvo listo llamamos a todos y nos sentamos a desayunar luego de desayunar recogimos todo y nos despedimos. Mientras observaba como Gonzalo se iba sentía que mi corazón se rompía en pedazos poco a poco. Ese día decidí quedarme en casa y organizar mi agenda para poder volver a trabajar, visitar a Amelia y estar con los gemelos, compartí con ellos ese Domingo solo nosotros tres, me contaron que les cayo muy bien Jeremy que querían volver a compartir con él, habían intercambiado sus números de teléfono para no perder el contacto.
Prepare mi agenda para trabajar con Gonzalo Lunes y Miércoles como de costumbre y Martes, Jueves y Sábado visitaría a Amelia, y estaría con los gemelos en las tardes. Llego el lunes así que me prepare para ver a Gonzalo de nuevo, teníamos mucho trabajo que hacer por los días que no pude ir a trabajar, así que hoy estaría todo el día con él, prepare la cena en la mañana para que los gemelos pudieran comer solos y no tuvieran que esperar por mí ya que máximo estaba de viaje por el trabajo.
Llegue a la oficina de Gonzalo me abrió la puerta y me saludo con un beso en la mejilla, dios que rico olía era un olor tan agradable y a la misma vez sensual, le devolví el beso y entre, me acomode donde siempre y el me trajo una taza de café, comenzamos a trabajar tranquilamente sin mucho que decir, así transcurrió el día, teníamos demasiado trabajo atrasado tuvimos que trabajar más hora de lo normal, las horas pasaban y nosotros seguimos trabajando cuando de momento mi estomago rugió de hambre Gonzalo me miro y se echó a reír fuerte, se paró me agarro de la mano;
-Deja eso ahí, es hora de preparar la cena vamos.
Fuimos a la cocina y comenzamos a preparar la cena, Gonzalo tenía una masa para hacer pizza ya reposando, así que lo ayude a aplanarla y picar los ingredientes para el topping, terminamos de prepararla la pusimos al horno y nos servimos una copa de vino, nos sentamos en la isleta a esperar que se cocinara, me sentía tan relajada allí sentada como si todos mis problemas se hubieran esfumado, Gonzalo me observaba y me hablaba con la mirada, tenía ese poder en mí y yo en él, de hablarnos con la mirada, sabía lo que él quería pero lo evitaba a toda costa, no podía caer de nuevo, ya me sentía lo bastante culpable para volverlo a hacer, aunque me moría de deseo.
El horno sonó indicado que ya la pizza estaba lista así que nos paramos la sacamos cada uno se sirvió la porción que quería, agarramos la botella de vino y nos fuimos al sofá a comer mientras poníamos algo en la tv, comimos callados cada uno en su mundo viendo la tv, cuando terminamos Gonzalo se paró y recogió todo, me dijo que me quedara sentada y descansara, así que eso hice, al rato volvió y se sentó a mi lado;
-Ojalá todos los días fueran así, tan fáciles. (suspiro)
-Ojalá....
Nos quedamos así un rato mirando la tv, luego retomamos el trabajo, salí de allí tarde en la noche estaba cansada y lo único que quería era llegar a casa y dormir y eso fue exactamente lo que hice, mañana me tocaba visitar a Amelia y eso me tenía emocionada pero muy ansiosa, esperaba tener buenas noticias de la doctora.
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Conociendo a Micaela
RomanceMicaela es una mujer de 45 años con raíces afroamericanas y latinas, que está consumida por la rutina del diario vivir, casada hace 20 años con un marido que la ignora por completo y dos hijos en plena adolescencia. Llegara a su vida Amelia y Gonza...