Nuevo día, nueva aventura.
Lo que no sabía, es que la dichosa aventura se iba a convertir en una guerra a campo abierto dejando a muchos heridos a su paso.Me levanté temprano para hacerme de desayunar y me puse un conjunto deportivo negro con mis converse blancas para ir al gimnasio. Crystal pasó por mí y en cuestión de 10 minutos aparcó el auto en una especie de club bastante exclusivo.
-Wow. -la verdad es que estaba bastante impresionada, todo en ese lugar parecía costar miles de dólares.
-Bienvenida a Mónaco, querida. Es lo que deja que los mayores magnates del mundo vivan en este país. -rio Crystal. -Por cierto, aquí puedes toparte a cualquier famoso del mundo, en serio, así que espero que no te desmayes si de repente entra Will Smith por la puerta.
Quedé muda. Es cierto que ya había considerado que mudarme a Mónaco iba a implicar toparme algún famosillo de vez en cuando. Lo que no me esperaba era que esas personas frecuentaran los mismos lugares que yo.
Entramos al lugar y Crystal me enseñó más o menos dónde estaba cada cosa y después me dejó para ir a empezar su rutina.
Hago ejercicio desde que estoy bastante pequeña. Mis padres me inscribieron en todos los deportes que encontraron hasta que finalmente me decidí porque la gimnasia era lo mío. Fui campeona estatal algunos años y la verdad es que me iba bastante bien. Conforme fui creciendo me di cuenta de que el ambiente era algo tóxico para mí. Mis compañeras me decían que mi cuerpo daba asco solo por no tener curvas tan voluptuosas como ellas. Fue tanto que varias veces estuve al límite de un desorden alimenticio por el deseo de que mi cuerpo fuera aceptado. A los 16 tomé la decisión de dejar la gimnasia. Un golpe duro para mí y para la relación con mis padres que pensaban que había echado a perder mi vida. Aparté los recuerdos de mi mente y comencé a hacer una de las rutinas que me había construido en mi gimnasio de New Haven.
El ambiente en el lugar era increíble. Cada quien estaba en su mundo y en ningún momento me había sentido observada o juzgada por nadie. Ya iba por mi último ejercicio así que fui a buscar las mancuernas que necesitaba. Una vez que las encontré, me devolví hacia donde estaba antes y no me di cuenta de que detrás mía había un chico y me golpeé de lleno contra él.
Y tengo que decir que yo estaba de espaldas y él completamente de frente. Por lo que fue un choque bastante... peculiar. Reaccioné rápido y de un saltó me aparté de él.-Lo sien... -me callé de golpe al ver el rostro del chico
No podía ser.
Que alguien me despertara.
O no, la verdad es que podia seguir soñando con esos ojos el resto de mi vida.-Perdona, no sabía que te ibas a levantar tan rápido, me fallaron los reflejos -habló el chico sacándome de mis pensamientos.
Charles Leclerc.
Acababa de chocar contra Charles Leclerc.
Sentí a Charles Leclerc.
En serio lo sentí.-No pasa nada, tranquilo. -respondí poniéndome roja como un tomate.
Nos quedamos viendo por unos segundos que se me hicieron eternos.
Charles tenía una sonrisa divertida en la cara. Supongo que estaba acostumbrado a dejar a la gente sin palabras y ya sacaba provecho de ello.
-Tengo que ir por allá. -dijo en tono burlón y señaló justo detrás de mí.
Pues claro, no era que me veía porque se había enamorado de mí. Solo estaba esperando que le diera campo para pasar. Qué estúpida soy.
-Oh, ehhh, claro, perdona. -respondí a como pude y me alejé rápidamente de ahí sin siquiera voltear a verlo.
Al parecer Crystal ya había terminado su entrenamiento y me miraba con una sonrisa desde el otro lado del gimnasio.
-Caíste en el encanto del piloto, al parecer. No te preocupes, todas lo vemos con cara de querer arrancarle la ropa del tirón, ya hasta debe estar acostumbrado el pobre. -mencionó.
-¿Por qué no me dijiste que Charles Leclerc venía al mismo gimnasio que tú? ¡Me hubiera hecho las cejas al menos! -dije frustrada mientras intentaba calmar un poco mis nervios.
-¿Lo conoces? Pues la verdad es que casi no se le ve por aquí. Supongo que pasa mucho tiempo de viaje, no sé, la verdad es que no sé mucho de fórmula uno. Aunque debería empezar a investigar más. Quizá los demás sean igual de guapos que él.
Negué con la cabeza y me apuré a terminar mis ejercicios para poder irnos de ahí y no pasar más vergüenza.
La temporada de este año ya había comenzado y Charles era el primero en el mundial tras ganar en Bahrain y quedar segundo en Arabia Saudita. Yo era fan de Ferrari desde muy muy pequeña. A Luke también le gustaba mucho, esa fue la razón principal por la que nos hicimos novios. Era un tema en común del que podíamos hablar horas y horas sin cansarnos. Por supuesto que haber conocido a Charles me había descolocado el mundo. ¿Cómo se supone que tienes que reaccionar cuando conoces a uno de tus ídolos?
Con el susto la verdad es que lo que menos quería era quedarme ahí más tiempo, así que en lugar de seguir el Olán inicial e ir a la piscina, acompañé a Crystal a su apartamento y le ayudé a cocinar el almuerzo. Hablamos un rato y después me fue a dejar de vuelta a mi apartamento.
Después de darme una ducha y descansar un rato, decidí volver a salir para comprar algunas cosas que me hacían falta para la universidad. Una vez que rebus todo lo que necesitaba. Busqué alguna cafetería cerca.
Sí.
No me escondo.
Soy adicta al café.Encontré un pequeño local con unas luces muy bonitas y unos libreros repletos de lecturas en todos los idiomas posibles. Entré y dejé las cosas en una silla. A los minutos se me acercó una señora bastante agradable a pedirme la orden. Un americano fuerte y un donut de doble chocolate. La señora asintió y procedió a traerme el café.
Ahí sentada se me vinieron todos los pensamientos a la cabeza. Realmente me había mudado a Mónaco y había dejado atrás todo lo que conocía, a aquellos a quienes realmente amaba. Mi tía, Stacy, Luke... Luke. Cuánto daño le había hecho al pobre al no darle ni siquiera tiempo para despedirse.
Sin darme cuenta empecé a llorar. El mal trato de mis padres y su constante desprecio hacia mí era lo que me había obligado a tomar esa decisión tan apresurada. Pero la verdad es que los demás no tenían la culpa de nada. Y yo me había ido sin darles el más mínimo aviso. Quizá nunca me iban a perdonar. Quizá no iba a tener a quién acudir si las cosas salían mal.
Tomé mi celular y decidí escribirle un mensaje a mis padres. Les expliqué que me habían dado una beca en otro país y que no sabía cuándo iba a volver (si es que alguna vez lo hacía). Evité decir exactamente dónde me encontraba porque sabía que eran capaces de venir a buscarme solo para seguir teniéndome bajo su poder. Les agradecí por todo lo que habían hecho por mí y les dije que ya no necesitaba más de ellos ni de su dinero. Yo sola tendría que buscar la forma de seguir adelante.
Envié el mensaje con copia a ambos de mis progenitores y después abrí el chat con Luke.
Aunque no fui capaz de escribir nada.
Lo amaba, claro que lo amaba.
Pero definitivamente amaba más mi libertad.
No me arrepentía de haber dejado Estados Unidos, nunca lo iba a hacer.
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Cada título de los capítulos es el nombre de una canción, pueden escucharlas para darse una idea de qué va el capítulo :)
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Realidad ❀ Charles Leclerc
FanfictionUna nueva universidad. Un nuevo país. Una nueva vida. Una chica estadounidense. Un piloto monegasco. Muchos corazones rompiéndose a más de 300 km/h.