El profesor nos entregó el último material del día y yo recogí todo para volver lo más pronto posible a casa.
Estaba bastante nerviosa, no lo iba a negar. Toda esta situación era demasiado para mí. No solo el hecho de tener a Charles Leclerc en mi casa, lo que más me preocupaba era a lo que podía escalar la situación legal con mis padres.
Caminé rápido hasta mi casa y me di una ducha. Quería estar lo más cómoda posible para cuando Charles llegara pero en parte deseaba verme algo linda gente a él, así que elegí un pequeño conjunto marrón de estar por casa que consistía en un short y un top mullidos.
Preparé la mesa con un par de platos y puse un florero con girasoles que había pasado a comprar en la mañana.
Puse algo de música en los altavoces y me senté frente a la ventana a esperar que Charles llegara. No pasó mucho hasta que mi celular sonó. Había llegado.
Salí a recibirlo y me encontré con que no había venido en su característico Ferrari negro, esta vez traía una gran camioneta negra. Mi cara de confusión tuvo que hacer sido bastante notoria porque él se acercó más a mí y rio ligeramente.
-Mi auto llama mucho la atención, le pedí prestado este a mi hermano mayor para que así la gente no me siguiera y se enteraran de donde vivías.
Pensándolo bien, esa era una jugada muy inteligente de su parte. Era todo un estratega de nacimiento.
Charles sacó tres cajas de pizza de la parte trasera del auto y comenzó a caminar detrás de mí. Las dejó encima de la mesa y yo volví a la cocina para preparar las bebidas.
-¿Qué quieres beber? Iba a prepararme limonada rosa para mí pero también tengo sodas por si no te gusta. -pregunté evitando su atractiva mirada.
-La limonada estaría perfecta, gracias.
Asentí y comencé a preparar la mezcla. -¿Tres cajas de pizza? ¿Es ese el gran secreto de los pilotos?
-No mentía cuando dije que esta es la mejor pizza de Mónaco, ya me lo agradecerás más tarde. -me guiñó un ojo.
Si volvía a hacer eso no iba a ser capaz de concentrarme en nada que no fueran sus ojos verdes.
Charles llevaba puesta una camisa negra y unos pantalones del mismo color, lo que resultaba su mirada mucho más de lo normal.
Terminé de preparar la limonada y llevé todo de vuelta a la mesa. Charles ya se había sentado en una de las sillas así que yo me senté frente a él.
Abrió las cajas de pizza y las acomodó de forma que estuvieran todas a nuestro alcance.
-No sabía cuál era tu sabor favorito así que pedí de todas las que habían disponibles. -explicó.
-Wow, se ve delicioso, Charles.
-Venga, no tardes más, pruébala. -indicó.
-¿Tú no vas a comer? -pregunté al ver qué se quedaba muy quieto mirándome desde su lugar.
-Quiero ver cómo disfrutas antes de empezar yo. -abrió sus ojos con sorpresa al notar el doble sentido de sus palabras. -Con la pizza. Disfrutar la pizza.
Podía sentir cómo mi cara ardía de la vergüenza pero intenté aligerar las cosas y tomé uno de los trozos de pizza.
Lo llevé a mi boca y un pequeño gemido salió de mí. Realmente hablaba en serio con lo de la mejor pizza.
-¿Y bien? -Charles sonreía travieso.
-Gracias.
Esta vez soltó una carcajada fuerte. -Te dije que me lo agradecerías.
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Realidad ❀ Charles Leclerc
Fiksi PenggemarUna nueva universidad. Un nuevo país. Una nueva vida. Una chica estadounidense. Un piloto monegasco. Muchos corazones rompiéndose a más de 300 km/h.