33. No control

1.6K 76 6
                                    

Inmediatamente acabó la ceremonia de premiación llamaron a todos los pilotos a la recurrente reunión con sus ingenieros. Lorenzo, Arthur y yo ya estábamos de vuelta en el box después de disfrutar un poco de la fiesta que se celebraba fuera entre todos los aficionados.

La prensa comenzó a llegar en el momento en que todo el equipo iba a salir para hacer la icónica foto de la carrera y yo apuré el paso para no estar ahí en medio del caos de cámaras que estaba por venir.

A lo lejos pude ver a Charles corriendo con su traje colgando en la cadera. Sonreí inconscientemente al verlo tan feliz. De repente Charles volteó hacia mí dirección y se acercó a mí con los ojos brillosos y una sonrisa de esas que matarían a cualquier persona.

-Espérame en mi cubículo. No tardo -dijo antes de volver a correr lejos de mí.

Me quedé estática en mi lugar solo saliendo del trance que me significaba su presencia. Charles Leclerc embriagaba como la botella más lujosa de alcohol. Solo que esta vez yo no pensaba tomarme ninguna aspirina que me quitara su efecto.

Hice lo que me dijo y abrí la puerta gris que resguardaba su cubículo personal. La pequeña cama estaba perfectamente tendida y lo único que parecía fuera de lugar eran sus botellas de agua sobre la mesita. A un lado de la cama tenía el cargador de su teléfono, una caja de barritas de proteína y un pequeño estuche con papeles dentro.

Tomé el pequeño cuero negro en mis manos para observarlo mejor. Un papel de fotografía sobresalía por uno de los lados, la curiosidad me ganó y tiré más de él hasta sacarlo por completo.

La garganta se me secó y mis manos se pusieron frías al ver de qué se trataba. Era una de las fotos que nos habíamos tomado antes de salir de fiesta en España. Él y yo estábamos abrazados en el centro de la foto y mi mano reposaba relajada en su pecho.

Volví a guardar la foto rápidamente antes de que mi mente me jugara en contra y comenzara a pensar cosas que no eran. Dejé el resto de cosas donde estaban y me senté en una silla a ver mi serie mientras esperaba que Charles llegara.

Como media hora después escuché su característica risa y la puerta se abrió lentamente. Me levanté de la silla algo nerviosa y observé a Charles entrar y volver a cerrar la puerta tras él, recostándose en la madera.

Nos observamos durante algunos segundos hasta que tomé la iniciativa de acercarme a él y abrazarle fuertemente. Charles rodeó sus brazos al rededor de mi cintura y depositó un beso en mi coronilla.

No hizo falta que pronunciáramos una palabra para entender todo lo que nos queríamos decir. Me aferré fuerte a su camisa roja antes de soltarlo lentamente y alejarme un poco.

-Gracias -dijo mirándome-. La confianza que me diste... es como si hubieras estado subido en el coche conmigo diciéndome qué hacer.

-Sabes que yo no tengo nada que ver, es solo lo que mereces -dije honesta.

-Estoy seguro de que sin ti no lo hubiera logrado. Estoy tranquilo, Marianne. Lo he estado desde que arreglé las cosas contigo. Tenía días en los que ni siquiera podía dormir pensando en lo que estaba haciendo mal. Tenía pesadillas constantemente donde volvía a vivir el día que ese hijo de perra te llevó. Ahora solo siento paz. Ganas de estar contigo. Ganas de correr. Ganas de volver a ser yo mismo.

-Yo no...

-No. No digas nada. Solo hay una cosa que quiero que hagas por mí.

-Claro, lo que sea -dije confundida.

-Ven conmigo a celebrar esta noche -soltó.

-Pero tengo vuelo en unas horas, Charles. Tú mismo lo reservaste -recalqué.

Realidad ❀ Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora