24. Don't come back

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Ya era alrededor de medio día y Lorenzo estaba ayudándome a entrar en casa. Me habían tenido en observación durante algunas horas para asegurarse de que estaba bien. Charles se había ido a descansar y su hermano se ofreció a acompañarme durante toda la tarde. Me sentía mal por él, no quería que se perdiera la carrera por mi culpa, aunque le agradecía mucho que no me dejara sola.

Scott estaba bajo supervisión de la policía y también de un par de psiquiatras, al parecer él siempre tuvo una condición médica que le hacía perder el control sobre sus acciones y lo volvía bastante agresivo. Desde pequeño estuvo medicado, lo que le permitió llevar una vida normal, aunque al hacer una inspección en su casa se dieron cuenta de que llevaba meses de haber dejado las pastillas. Dentro de la situación, la verdad es que me sentía bien. Claramente no era la situación en la que quería estar, pero de igual manera tenía que agradecer que esto no haya escalado a más de un gran susto.

Se senté en el sofá apenas lo vi, mi cuerpo estaba tan cansado que ni siquiera era capaz de mantenerme de pie.

-¿Quieres que te ayude a subir la habitación? Quizá dormir te haga bien -ofreció Lorenzo.

-No, gracias. Ya estuve dormida lo suficiente, quizá deberíamos ver a tu hermano -propuse.

-¿Estás segura? No quiero que te alteres ni que tengas ningún otro susto hoy. Todos nos ponemos algo nerviosos al ver a Charles correr.

-Estoy segura. ¿Sabes? En Estados Unidos siempre que tenía algún problema corría a mi casa y me encerraba en mi cuarto a ver las repeticiones de las carreras, creo que ese sentimiento sigue en mí -me incorporé mejor en mi lugar-. La fórmula 1 para mí es más que solo el espectáculo o la competencia. No te haces una idea de la cantidad de lágrimas y dolor que han sido opacados por simplemente el sonido de un motor en la pantalla. Que ahora los conozca y viva todo un poco más de cerca no quiere decir que no sean más mi lugar seguro.

-Wow, ahora sí que voy a encender la televisión entonces -bromeó el mayor de los Leclerc.

Mientras veíamos la previa, pedimos una pizza a domicilio que devoramos en menos de 10 minutos. Lorenzo era una persona increíble. Cada día estaba más sorprendida de los genes en esa familia, todos eran increíbles personas.

La carrera comenzó y desde el interior de la casa podíamos oír los gritos y celebraciones de las personas en el circuito. La situación era bastante favorecedora para Charles al salir en la pole y todos estábamos bastante conscientes de ellos. Poco a poco el contador de vueltas comenzó a subir y el gane estaba cada vez más cerca. La sonrisa tonta en mi rostro desapareció por completo al ver como le llamaban a boxes con Carlos aún ahí. Un absoluto desastres. Un grave error que le iba a costar todo a Charles. Lorenzo maldijo a mi lado y se llevó las manos a la cabeza. Él sabía lo que eso estaba significando para su hermano. El radio mensaje de Ferrari se oyó por la televisión. Frustración, dolor e impotencia.

Ambos nos quedamos en silencio durante unos minutos simplemente observando lo que pasaba en la carrera. Definitivamente estos no estaban siendo unos buenos días para nosotros.

-Tienes que ir -dije de repente.

-¿Qué?

-Ve. Charles te necesita ahí.

-Marianne... No puedo dejarte sola -se negó de inmediato.

-Sí. Sí que puedes. Y lo vas a hacer. Venga, no pierdas más tiempo. Vete antes de que la carrera termine así no tienes problemas para entrar -Lorenzo a mi lado abrió la boca para protestar pero hablé antes de que pudiera hacerlo-. Y no digas nada más, en este momento tu hermano te necesita más que yo.

Realidad ❀ Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora