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Magnus:

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Magnus:

Cuando terminé de hablar con mis amigos, deseé no haberlo hecho, comence la conversación esperando leer un mensaje con algún consejo útil y termine sin ganas de su ayuda. Por suerte conseguí, hablar con Alec de manera éxitosa y cambiamos los planes sin cancelar realmente. 

Nos veremos. Quizá no sea como habíamos imaginado, pero estoy seguro que la pasaremos bien. 

—¡Magnus hemos llegado! —exclamó su madre desde la parte de abajo —¡Baja, por favor! 

Mi hermano está en casa. 

Un sentimiento extraño recorrió mi cuerpo. Incómodo, me sentía abatido. Mi pequeño hermano había llegado después de una semana y yo no era capaz de sentirme… contento. 

Tomando una profunda respiración, me levanté de mi asiento y caminé hasta la planta baja. Con suma lentitud bajé las escaleras. Lo visualice de espaldas agachado, saludando a Presidente. 

La culpa invadió mi cuerpo en una sola respiración, todos los sucesos hechos en esta semana pasaron enfrente de mí, torturándome. Moviendo la cabeza, y colocando mi mejor expresión me acerqué. 

—Estás aquí.. —dije, llamando su atención. 

Jace volteó a verme dejando a mi gato en el suelo.

—¡He vuelto! —sonrió.

Quizá su llegada me hacía sentir mal, pero sin duda quería que volviera, es mi hermano. Le devolví la sonrisa y sin procesarlo más, lo abracé. Él me devolvió el abrazo, lo apreté más fuerte y respiré profundamente su perfume. —Te extrañé mucho —murmuré contra su cuello —. De verdad. 

La diferencia de estatura no era demasiada, Jace solo era unos centímetros más alto que yo, pero aún así eran bastantes notables cuando estábamos tan cerca. 

—También lo hice, manguito —dijo, separándose —. Los abuelos son divertidos pero siempre es mejor estar en casa —camino de regreso a la puerta donde estaba su maleta  y sacó una bolsa —. Te traje mangos —me enseñó la fruta.  

—No me gusta el mango —hice una mueca. 

—Los bajé del árbol yo mismo, peleé con un grupo de perezosos por ellos. Sé un poco agradecido y cómetelos. 

Aunque lo más probable es que estuviera exagerando, mi corazón se hizo pequeño. —¿Y se puede saber por qué el obsequio?  —pregunté un poco asombrado. 

Jace nunca ha sido amoroso conmigo, tampoco es que necesite que lo sea para saber que me quiere. Lo conozco, prácticamente lo crié, sé que tiene diferentes maneras de expresar su amor, dar regalos no es su estilo. Y está bien, nunca intentaría cambiarlo, no cuando he sido partidario de su personalidad: él está acostumbrado a recibir, no a dar. 

—Tenías razón, nunca muestro interés hacia tí, pero no porque no me importes, más bien, siempre pensé que sabías lo mucho que te amo, pero supongo que nunca está de más decirlo o simplemente demostrarlo. Procuraré no abrumarte tanto con mis problemas, entiendo y respeto que también tienes los propios —dejó la bolsa en mis manos y beso mi frente —. Te amo. Gracias por ser sincero acerca de cómo te sentías, hiciste que me sintiera más cerca de tí. Ahora estaré más al pendiente, prometo no sólo observar en silencio, me involucraré y te mostraré lo mucho que significas para mí, serás el mayor pero eres mi pequeño —finalizó brindando una enorme sonrisa. 

why ¡! malec auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora