0026

700 110 46
                                    

Llegando al lugar, Magnus estacionó su camioneta frente a un zaguán color verde que parecía tener muchos años de un intenso uso

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Llegando al lugar, Magnus estacionó su camioneta frente a un zaguán color verde que parecía tener muchos años de un intenso uso.

-Las personas del complejo son intensas, su humor es duro, de una vez te aviso que muy probablemente te hagan sentir un poco incómodo. -dijo el mayor, quitándose el cinturón de seguridad. -Se ven rudos pero son adorables, no les tengas miedo. Deja tu pertenencias en el auto, la mayoría no tiene malas mañas pero nunca falta el que sí.

Magnus fue el primero en bajar del auto, para sacar las cosas que ya tenía preparadas: una mochila grande, llena de suplementos, comida saludable y algunos dulces para los niños pequeños. Alec siguió sus movimientos, ayudándolo a cargar.

Con solo un toque, el zaguán fue rápidamente abierto, dejando ver a varias personas de todas las edades dentro.

Alexander se tomó la libertad de observar el lugar, mientras caminaban captando la atención de todos, no sabía cómo describirlo, el sitio parecía un reclusorio sin policías y niños corriendo, divirtiéndose a su manera.

El olor a humedad inundaba por todas partes, pero a pesar de eso, todo parecía limpio y acomodado, cada persona tenía un espacio propio donde dormir y estar, un claro ejemplo de que no siempre pobreza es significado de suciedad.

Avanzaron hasta el fondo, encontrándose con Tessa y Catarina, quienes los saludaron alegres. -Pensé que me dejarías sola. La viejita decrépita se lastimó y no deja que nadie la toque. Ella quiere al gran Magnus Bane. -habló Catarina.

-¿Cuántas veces tengo que decirle que aún no soy doctor, que me faltan unos años?

-Ella te tiene mucha fe. -se burló Tessa.

-Por supuesto que la tengo. -una señora de aproximadamente 50 años apareció de la nada, robándose la atención de los presentes. Magnus prácticamente corrió a ella, envolviendola en su abrazo delicado. -Doctor gatito, está aquí. -grito emocionada, aceptando más que gustosa el gesto. -Oh, mira, el pequeño minino ya trajo a su novio a conocer a mamá. -se dirigió a Alec. -Hola muchacho, soy Doth, la viejita decrépita de la cual hablaba la chica con problemas mentales.

-Ya le dije que mi color de pelo no tiene nada que ver con mis problemas mentales. Se parece a la abuela de Robbie.

Magnus sonrió. -Mi adorada Dorothea. El es Alexander un amigo. -aclaró, sacando de la mochila lo que había traído.

-¿Por qué dices? Ya sabes que aquí no juzgamos. Te queremos y respetamos tal y como eres.

-Lo digo porque es la verdad.

-Pero si luce igual a la persona que me describiste, hace unas semanas.

-Ay claro que no. -interrumpió Tessa. -Alec es mucho mejor. No lo conozco bien, pero cualquier persona es mejor que las conquistas de Magnus, tengo cero dudas.

why ¡! malec auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora