Dieciocho.

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Dos shots y tres retos después yo estaba muerta de los nervios y a punto de salir corriendo. Había visto en menos de cinco minutos lo que jamás en la vida pensé ver. Los retos consistían en besar, tocar y cuando digo tocar me refiero a una ENORME manera de tocar, entre chicas y, chico y chica, claro, no faltaba más. Indiana siempre con su mala suerte.

La botella, después de haber visto como dos chicos del grupo restregaban su cuerpo de una manera tan sexual e íntima, vuelve a girar y el corazón me vuelve a latir desbocado, aferrándose a mi caja torácica.

Sin esperar más, para justo entre Adrian y yo. Eso no debe valer nada, ¿O si?

-¡Pero que tenemos aquí!- grita Leo y todos nos ven con euforia- declaro esto como un empate. Así que, ¿Shot o reto?

Adrian me voltea a ver con una mirada llena de intención y mi estómago se encoge.

- ¿Qué decides?- dice bajito. Es como si mi decisión dependiera de el fin del mundo. Por supuesto que no quiero ponerme ebria, sé que no aguantaría ni un segundo de pie, pero ¿Quiero besar a este chico? Quizá sólo un poco cuando es tan atento pero realmente no creo que eso me lleve a nada bueno...

- Tequila.- digo con seguridad y él me ve dudoso, antes de que pueda decir algo más, los dos vasos ya están servidos.

- Un segundo, ella no bebe. Puedo ir por un limón o algo así para que no lo sienta tan feo...

-No, las reglas son en seco, hermano.

-Esta bien- digo más valiente de lo que me siento- no tengo problema.

El chico me sonríe y todos me ven divertidos.

- Al mismo tiempo- dice Adrian, aún inseguro.

Me entrega el pequeño vaso tequilero y sus labios gesticulan una cuenta regresiva, sin pensarlo dos veces, cuando termina el conteo, me llevo el vaso a la boca y lo vacío todo. Forzosamente trago y el líquido baja por mi garganta, siento como si estuviera a punto de sacar llamas como un dragón. El ardor se interna en mi boca estomacal y me veo tentada a vomitar, tomo una pequeña respiración ya que me he dado cuenta que la he contenido.

Cuando me percato, todos me miran expectantes. Sonrío tímidamente y les doy a todos un pulgar arriba. Estallan en viroteos y demás.

-Eso es todo. Sigamos- dice Leo.

Un rato después comienzo a tomarle gracia al juego, me siento relajada en presencia de estos extraños y las palabras graciosas salen de mi boca de forma precipitada sin que las pueda retener y sin embargo no me importa. Beber dos vasitos más de tequila me ha dejado con las mejillas encandiladas y me siento cálida. Las risas de Adrian son como música para mis oídos, ¿Así se siente la embriaguez? No lo sé, pero la mirada de él se encuentra con la mía y de pronto me parece el chico más sexy con aquella cicatriz en la ceja, me gustaría comerlo a pequeñas mordidas.

-¿Bailamos?- le digo sin pensar. Es como si mi cuerpo funcionara por partes independientes ya que mi boca no le hace mucho caso a mi cabeza.

- Por supuesto que si- dice levantándose y dándome una mano. A pesar de haber bebido más que yo, Adrian aún guarda la perfecta postura como si no hubiera pasado absolutamente nada.

Nos dirigimos a donde el estruendo de la música se hace más audible; aún hay muchas personas bailando pero ya no me interesa ni un poco. Lo arrastro hasta el centro de donde los chicos bailan, la verdad siento un poco inestable el piso pero eso no me impide el mover un poco el cuerpo, Adrian sonríe con absoluta satisfacción cuando lo tomo por el cuello de su camisa y me muevo "sensualmente" hacía él -creo que me veo más bien como si me estuviera dando un ataque- me toma por la cintura y acerca su cuerpo al mío.

Mala suerte con él.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora