Diez.

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-Hola- me saluda Amanda cuando llego al aparcamiento, esta sentada en el capo de mi auto.

-¿Tienes rato aquí?- le sonrío.

-No, me he encontrado a Caleb y me distraje un poco, vine deprisa porque pensé que ya estabas aquí, ¿Has salido tarde?

- Más o menos- digo recordando la última hora sin evitar ponerme un poco colorada.

-Hum- por un momento pienso que me va a saltar a la yugular con una bomba de preguntas- Tendremos que esperar a Niki por un buen rato.

Me siento junto a ella aliviada de que lo haya dejado estar, pero en que estoy pensando, ella no es Nicol, la cual ya me hubiera arrinconado preguntando sin piedad.

-Si, ¿Has traído el auto?

Miro a mi al rededor pero es un poco ridículo que lo encuentre en un aparcamiento tan grande.

-Si, pero lo ha estado usando Dyl, sigue sin motocicleta y él usa el auto, se lo he dejado porque irá a casa de Thomas después de clase, ¿puedes llevarme de regreso a casa después?

La mención de Thomas dispara en mi algo extraño, muero por preguntar si ella sabe el motivo por el que no ha llegado, bueno al menos a la última clase, pero sé que apesar de no preguntar nada, animaría su curiosidad.

Relájate y deja de pensar en ese cafone, Indiana.

-Si tontita, no tengo problema con eso. ¿Qué pasa?¿Los señores Donatelli no quieren comprarle una moto nueva a su hijo?

-Más bien engendro de Satanás. Y no, quieren comprarle un auto pero sigue rehusandose.

-Vaya, debería aceptar.

-Lo mismo digo, debería absorber les todo el jugo.

Lo dice un poco seria y entiendo a que se refiere, la relación con sus padres no esta bien pero al menos tiene a Dylan que a pesar de ser el chico fiestero a más no poder, cuida a su hermana de sol a sombra, me pregunto cómo habría sido mi vida si tuviera hermanos, quizá no tendría que luchar yo sola. Pero recuerdo que tengo al abuelo, no aquí pero sé que él esta conmigo a donde quiera que vaya.

Después de un rato de silencio ella dice:

-He hablado con Bryan.

Y por segunda ocasión en la mañana, el corazón se me cae al suelo, esto se me esta haciendo un mal hábito.

-¿Si?- digo pausado- ¿Qué te ha dicho?

Se remueve en su asiento nerviosa y temo que le haya inventado una barbaridad.

-Pues la verdad es que me sorprendió mucho que llegara con el labio horriblemente lastimado y un moretón en la mandíbula, se veía perfecto como siempre- suspira pero esta vez no es como las tantas de antes sino con pesar.- A dicho que lo intentaron asaltar, uno de sus amigos lo encontró y lo llevó a casa.

-Ah- Maldito bastardo. No sé que me da más miedo, que ella le crea su mentira o que yo tendré que decirle toda la verdad.

-Sólo que hay algo que no termina de convencerme, pero no sé el qué- me ve como si yo pensara que ella esta loca. ¡Para nada, Dios santo!- Es como... ¿Intuición femenina?

- Nunca falla. - le digo en murmuraciones.

-¡Lo sé! Y demonios, me hubiera mandando un texto o algo por el estilo para saber que estaba bien, me sentía más que enojada y pensé que solo quería jugar conmigo.

-¿Y no lo crees?- le digo un poco confusa. ¡Le creyó su mentira!

-No lo sé, me ha pedido otra oportunidad- le brillan un poco los ojos- salir otra vez, quiero decir.

Mala suerte con él.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora