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Capitulo 12 - Paranoid

Desperté, no quiero ir a la prepa, pero bueno, tengo que ser buena hija ¿No? En fin, me levanté de la cama, preparé mi mochila, me vestí, y bajé, con mochila ¿Que, Nancy aun no estaba despierta?

– Hola Tiff, ve a despertar a Nancy y a Mike, por favor.

– Hazl-, ya lo hago mamá.

Subí, abrí la puerta de Nancy y entré en su habitación.

– ¡Nancy! – Grité, muy fuerte, que creo que hasta le doy un infarto a Nancy.

– Hija de tu mamá, te voy a matar.

– Descansa en paz Tiffany. – Salí de la habitación y cerré la puerta, antes de que me tire algo.

Fuí a la habitación de Mike, y...

– ¡Mike, despierta! – Grité, dé nuevo, creo que me van a tener que ya ir preparando el funeral.

Bajé corriendo y ya estaba Nancy sentada, desayunando.

– Hola Nancy, dormilona.

– Uy, si, mirá quien lo dice, la dormilona del siglo.

– Ajá, mejor ya cállate.– Rodee los ojos.

Hablamos de boludeces, hasta que bajó Mike, y de ahí nos fuimos.

Llegamos a la preparatoria, bajé del auto y caminé a mi casillero, abrí, y saqué y guardé unas cosas, allí llegó Eddie.

– Hola linda.

– Hola Eddie.– Dije mientras acomodaba unas cosas.

– ¿Como estás bonita?

– Bien ¿Tu? – Dije cerrando la puerta de mi casillero.

– Bien ¿Vamos a clases?

– Vamos...

Tomé mi mochila que estaba en el piso y fuimos caminando los dos juntos, hasta llegar a la clase, nos sentamos atrás de todo.

– No veo nada aquí atrás Eddie.

– Re ciega.

– Bue re forro.

– Bueno ya qué...

Nos mudamos al frente de todo.

– ¿Ahora si, ciega?

– Basta pelotudo, y si, ya está.

En fin, llegó la maestra, y hoy tocó dictado, Eddie a cada rato estaba “¿Que dijo?” sordo.

– ¿Que había dicho?

– ¡Eddie! – Le grité en el oido.

– Hija de tu mamá.

– Era para ver si escuchabas...

– Ahora no escuchó nada.

– Uy...

Sonó la campana y salimos, los dos juntos, fuí a mi casillero, y como el de el queda cerca del mio pues me acompañó, terminó de guardar sus cosas y fué a donde yo estaba.

– Hola de nuevo.

– Hola Eddie.

– Ahí esta Robin. – Me la señaló.

– No se señala, aparte ya la ví.

– Eso sonó muy de madre.

– Es que sí.

– En fin...

Me tomó del cuello y con la otra mano, me agarró de la cintura y que atrajó a el, me besó, parecía como si se iba a acabar el mundo.