Día 2 - Náuseas

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Los primeros días luego de descubrir que Draco estaba embarazado fueron complicados. Harry y él solían reunirse todos los días en la torre de astronomía o en la sala de los menesteres para pasar unas cuantas horas y disfrutar de la compañía del otro. Atrás quedaron sus pláticas para quejarse de sus clases y ahora no hacían más que hablar sobre la mejor manera de enfrentar a los padres de Draco y a su padrino Sirius. Aun así, se mantenían fiel a su decisión de tener al bebé.

Harry se sentía culpable por ocultar a sus amigos lo que estaba ocurriendo, pero sabía que Draco Malfoy no era la persona favorita de Ron y Hermione. Sus reacciones lo preocupaban ya que podían crearse falsas historias en sus cabezas. Nada era sencillo, pero al menos se tenían a ellos mismos. Cada vez que Draco le sonreía Harry suspiraba completamente enamorado y se sentía afortunado de que Draco se hubiera fijado en él. Harry sabía que Draco se sentía de la misma manera, quizás no lo dijera con palabras, pero él sabía reconocer las miradas y gestos que solían dedicarse cuando compartían una clase o se cruzaban en los pasillos hacía los salones.

Draco suspiró mientras terminaba de vestirse para ir al Gran Comedor a desayunar antes de su primera clase. Antes de colocarse su túnica se observó frente al espejo y pasó sus manos por su vientre aun plano. No había sentido cambio alguno en su rutina, sólo estaba un poco más cansado, y su magia continuaba un poco descontrolada, pero estaba haciendo todo lo posible para evitar que eso sucediera tan a menudo. Más allá de eso todo estaba como siempre. Draco realmente estaba sorprendido de pensar que ahí dentro se estaba formando un bebé..., él bebé de Harry y él. Sonrió tontamente al imaginar cómo sería, ¿tendría los ojos de Harry? Esperaba que sí, siempre le habían gustado.

Aunque estaba rogando que no heredara el cabello indomable de su novio o el pobre tendría demasiados problemas en el futuro. Movió su cabeza borrando esos pensamientos y terminó de arreglarse. Una vez listo salió de su cuarto y bajó las escaleras para reunirse con sus amigos. Draco frunció el ceño cuando Pansy lo abrazó y sintió su perfume, era demasiado fuerte y dulce. Algo que le sorprendió ya que siempre le habían gustado los aromas que su amiga escogía para cada uno de sus perfumes. No dijo nada y salieron de la sala común de Slytherin hacía el Gran Comedor. Pansy no dejaba de parlotear sobre lo mucho que extrañaba Blaise y sus deseos de visitarlo en las próximas vacaciones.

Cuando entraron al Gran Comedor las miradas se centraron en ellos, pero como siempre las ignoraron y caminaron hasta su mesa. El desayuno del día ya estaba servido y los estudiantes se encargaban de colocar en su plato todo lo que llamaba su atención. Draco tomó algunos muffins y los colocó en su plato junto con algunas frutas y un poco de yogurt. Todo marchaba bien hasta que dio el primer mordisco al muffin. Su estómago se revolvió y su rostro se tornó de color verdoso. Draco sintió como algo le subía por la garganta y dejando caer el panecillo se cubrió la boca con su mano, se puso de pie tan rápido como pudo y, ante la mirada sorprendida de todos salió corriendo del lugar.

***

Harry y Hermione reían divertidos mientras Ron contaba una tonta historia de una de sus tantas visitas a casa de su tía en donde los gemelos habían hecho volar la casa y fueron castigados por la señora Weasley. Potter dejó de reír cuando vio a Draco pasar corriendo a su lado sin prestarle la más mínima atención. Pero no fue sólo eso que lo hizo sentir preocupado, sino el hecho de que Draco se veía completamente descompuesto.

—Chicos, ustedes adelántense —les dijo—. Olvidé el libro para la clase de transformaciones —mintió. Hermione suspiró.

—Harry, deberías ser más cuidadoso y ordenar tus cosas en las noches —regañó ella como si de un niño pequeño se tratara.

Secreto de 9 meses ♦Harco/Agosto mpreg♦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora