Secreto de 9 meses ♦Harco/Agosto mpreg♦

Días 21, 22 y 23 - Postparto/Hormonas/Apoyo

Harry sabía que algo con Draco no estaba bien, aunque no encontraba el momento o las palabras adecuadas para hablar con él. Todo comenzó unos días después de que Scorpius cumplió un mes de vida. El comportamiento de Draco comenzó a cambiar. Harry recordaba los abundantes desayunos que su novio disfrutaba de comer, ahora habían cambiado por unas simples rebanadas de tostadas y un poco de té. Cuando Potter intentaba que comiera algo más Draco se molestaba y se marchaba dejándolo con la palabra en la boca y sin la posibilidad de explicar sus preocupaciones. Además, había comenzado a hacer ejercicio en sus momentos libres.

Su comportamiento con Scorpius también se vio afectado, estaba irritado y muchas veces miraba de mala manera a su bebé hasta el punto en que Harry debía hacerse cargo de tareas tan simples como cambiarle los pañales, bañarlo y vestirlo. Pensó en hablar con Narcissa, pero no quería hacer nada que molestara más a Draco. Mientras almorzaban Harry no dejaba de observar a Draco, ¡no estaba comiendo absolutamente nada!

—Draco, debes comer más —le dijo. Malfoy levantó la mirada.

—¿Qué? ¿acaso no me has visto? —le preguntó. Sus palabras descolocaron completamente a Harry y su silencio no hizo más que molestar a Draco—. Por supuesto, tú ya ni me miras. —Dejó la servilleta sobre la mesa y luego se levantó de su lugar—. Sabes algo, a veces me pregunto porque tuve un hijo contigo, Potter —le dijo antes de salir del lugar y posteriormente de la casa.

Harry sintió un nudo en el estómago al escucharlo, ¿Draco estaba arrepentido de estar con él? ¿Se arrepentía de su pequeño Scorpius? No, eso no podía ser posible. Draco amaba a su hijo, entonces ¿Por qué se estaba comportando de esa manera? No tuvo demasiado tiempo para pensar porque Scorpius comenzó a llorar. Harry se levantó rápidamente y subió las escaleras para entrar al cuarto de su hijo. El pequeño tenía las mejillas manchadas por las lágrimas y sus manos cerradas en fuertes puños. Harry le sonrió para luego tomarlo en brazos y comenzó a mecerlo. A pesar de sus intentos para que dejara de llorar simplemente no lo consiguió.

—Yo lo hago —la voz de Draco lo hizo voltearse. Malfoy entró al cuarto y le arrebató al pequeño de los brazos y fue a sentarse en la mecedora, con el tiempo el pudor desapareció de él y ya no le importaba que alguien más lo viera amamantar a su hijo. Pero ese día Scorpius parecía no tener ánimos de cooperar. El pequeño se negaba a beber la leche moviéndose inquietamente en los brazos de Draco—. ¡Ya basta! —gritó molesto y lo único que provocó fue que el pequeño llorara más intensamente. Eso fue todo lo que Harry pudo soportar.

—¿Qué sucede contigo? —preguntó mientras se acercaba a él y tomaba a Scorpius en brazos. El bebé tomó la camisa de su padre entre sus pequeñas manos mientras sollozaba.

—¿Quieres saber lo que me sucede? —replicó—. Estoy exhausto, no puedo dormir en las noches, me duele todo, Scorpius me consume completamente. Necesito comenzar a estudiar para los exámenes de ingreso a la academia y no puedo hacerlo —dijo mientras se levantaba de la mecedora—. Además, me siento horrible, subí mucho de peso en el embarazo, ni siquiera puedo verme a mí mismo en el espejo. —Se cubrió el rostro con las manos y se sintió completamente débil cuando sintió deseos de llorar. Él no era así, pero estaba demasiado cansado. Harry se acercó a él mientras extendía una mano con la intención de tomar la de su novio.

—Draco, yo entiendo...

—¡No! ¡no puedes entenderlo porque tú no lo estás sufriendo! —le gritó.

Cuando Scorpius comenzó a llorar nuevamente Draco sintió que el corazón se le estrujaba, él amaba a su hijo, ¿por qué se comportaba de esa manera con él? Sus manos estaban temblando, se sentía muy mal y no sabía qué hacer para remediar sus problemas. Había comenzado a hacer dieta y ejercicio para perder el peso que ganó en su embarazo, pero no veía progreso alguno, su vientre aún estaba demasiado inflamado y lucía horrible. Miró a Harry y se sintió avergonzado de sus palabras.