Secreto de 9 meses ♦Harco/Agosto mpreg♦

Día 6 - Patadas

Después de lo sucedido Draco tuvo que pasar unos días en cama, así que el director Dumbledore se encargó de hablar con los profesores y explicarles lo que estaba ocurriendo. Por supuesto omitió el hecho de que su convalecencia se debía al accidente que afectó al bebé que esperaba. Harry lo visitaba en sus momentos libres, incluso dejó de ir a desayunar, almorzar y cenar en el Gran Comedor para acompañarlo. Madame Pomfrey se encargaba de que todo marchara bien y el medimago Robert lo visitó para realizar unos estudios que llevaron alivio a la joven pareja cuando les confirmó que le bebé estaba en perfecto estado.

Durante ese tiempo comenzaron a planear cómo hablar con sus padres y su padrino. Al final acordaron reunirlos a todos en la oficina del director Dumbledore, él prometió estar con ellos e interferir si algo llegaba a salirse de control. Severus también estaría ahí para calmar a sus amigos. También habían decidido no continuar ocultándose en la escuela. Era hora de que todos supieran que estaban juntos, no porque les importara lo que pudieran decir. Draco tenía una lengua bastante afilada y podía callarlos a todos con unas cuantas palabras, Harry era el "salvador del mundo mágico" y sólo por eso le tenían respeto. Querían dejar de tener todo en secreto, a excepción de su bebé, caminar juntos de la mano por los pasillos, asistir junto a sus clases o simplemente pasar juntos el mayor tiempo posible. Sabían que nada sería sencillo, pero estaban seguros de que al final todo estaría bien.

—Quiero que seas mi compañero en las clases de posiciones, quizás así el profesor Snape dejará de gritarme —dijo mientras jugaban con sus pulgares. Harry intentaba atrapar el de Draco, pero era demasiado rápido para hacerlo.

—Él no dejará de gritarte mientras continúes haciendo estallar los calderos, Harry —criticó Draco sentado en la cama con las piernas cruzadas—. Espera..., ¿me quieres como tu compañero sólo para pasar las clases de mi padrino? —interrogó frunciendo el ceño al tiempo que dejaba de jugar. Harry aprovechó el momento y presionó con su dedo pulgar el de Draco logrando la victoria.

—No, por supuesto que no —respondió—. Pero supongo que sería una ventaja, muy pequeña, pero ventaja al final —sus palabras hicieron que Draco le diera un golpe en la cabeza, tan suave que apenas lo sintió.

—Eres un interesado, Potter —criticó Draco en tono divertido—. Pero supongo que podría ayudarte. —Se encogió de hombros.

Harry le sonrió y luego se inclinó sobre él para robarle un beso. Draco cerró sus ojos y apoyó la palma de su mano derecha en la mejilla de Harry. Lo había extrañado durante todo el día ya que debido a las prácticas de Quidditch estuvo más tiempo ocupado que el convencional. Potter estaba pensando en dejar el equipo, pero Draco le pidió que no lo hiciera, sabía cuánto amaba su novio el deporte y no tenía por qué dejarlo, además, Draco tenía planeado retomarlo cuando su bebé naciera y trascurriera un tiempo prudente.

—Madame Pomfrey no me dejará quedarme contigo —susurró cuando se separaron y Harry apoyó su frente contra la de Draco.

—Sólo unos días más —le dijo. Él también lo extrañaba, pero debían hacer sacrificios por su bebé.

Harry cenó junto a Draco y, antes de marcharse dejó las tareas que debía realizar y enviar a sus profesores para no tener problemas cuando nuevamente pudiera regresar a sus clases. Se despidieron con un último beso y Draco lo vio partir. Estando solo suspiró para luego sonreír mientras apoyaba una mano sobre su vientre.

—Tu papá es maravilloso, aunque no le digas que te dije eso o se pondrá insoportable —susurró. Entonces sintió que algo se movía en su interior, no fue desagradable, al contrario, esa fue la prueba de que su bebé podía escucharlo. Draco se durmió esa noche con sus brazos alrededor de su vientre protegiéndolo de cualquier peligro.