Día 8 - Estrías

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Draco siempre se había considerado un joven atractivo. Cuando era pequeño no le daba demasiada importancia, pero a medida que fue creciendo se fue percatado de las miradas que generaba tanto a hombres como mujeres. Le gustaba que lo miraran y suspiraran por él. Caminar por Hogwarts y que todos voltearan a verlo lo hacía sentir invencible, como si nadie estuviera a su altura.

Cuando comenzó a tener sentimientos por Harry creyó estar enloqueciendo, era imposible que él se enamorara de un mestizo, peor aún de quien se suponía estaba destinado a derrotar a Voldemort y con eso hundir a su familia. Pero sucedió, fue aún más extraño ser completamente correspondido, podía recordar perfectamente el día en que se encontraron en los baños del segundo piso, como Harry le brindó su ayuda y la manera en que lo besó por primera vez.

Sonrió tontamente mientras se observaba frente al espejo. Le resultaba irreal observar su vientre abultado y decir que ahí descansaba su bebé, suyo y de Harry. Continuaba yendo a sus controles mensuales con el medimago Robert, sólo que ahora su madre solía acompañarlo al igual que Harry, incluso Sirius Black solía visitarlos al menos dos veces a la semana en Hogwarts para informarse sobre su estado de salud. Pero nada era sencillo, su vientre continuaba creciendo y ahora le causaba dolores de espalda, no podía estar mucho tiempo de pie e incluso sentado dolía demasiado.

Aun así, hacía todo lo posible para mantenerse sereno en las clases, no quería que algún profesor descubriera la verdad. Severus le había prometido investigar si existía alguna opción que aliviara su malestar y Draco rogaba porque lo consiguiera. También le costaba encontrar una posición cómoda, el bebé se movía constantemente y parecía molestarle que intentara dormir por lo que claramente en sus movimientos buscaba mantenerlo despierto. Para ese entonces Draco lucía unas ojeras terribles, pero no había nada que pudiera hacer al respecto, al menos no en ese momento.

Cuando veía su vientre se preguntó, ¿cómo era posible que su cuerpo se adaptara a algo así? Entonces fue cuando lo vio, unas pequeñas líneas rojizas que surcaban desde su vientre bajo hacía arriba. Eran simplemente horribles y desagradables.

—Por Merlín, ¿qué es esto? —preguntó mientras estiraba un poco la piel para observarlas mejor.

—¿Draco? —la voz de Harry lo sacó de sus pensamientos y aterrorizado de que pudiera ver su vientre se apresuró hasta la cama y se terminó de vestir tan rápido como pudo, estaba terminando de abrochar su túnica cuando Harry salió del baño—. ¿Está todo bien? —preguntó Potter y Draco asintió.

—Sí, ¿por qué no lo estaría? —replicó Malfoy. Harry se encogió de hombros.

—Era sólo una pregunta. Me peinaré y podemos irnos —dijo mientras tomaba el cepillo y se paraba frente al espejo mientras intentaba domar su rebelde cabello. Draco suspiró mientras cruzaba los brazos por encima de su vientre.

—No sé porque insistes en peinarlo, seguirá luciendo como un nido de pájaros —insultó, pero sus palabras sólo hicieron reír a Harry.

—Lo hago sólo para molestarte —dijo Potter y Draco frunció el ceño.

—Pues lo estás logrando. Ya deja de perder el tiempo y vámonos. —Draco se acercó hasta el escritorio y tomó su bolso ya listo, no pasó mucho tiempo antes de que Harry hiciera lo mismo. Draco buscó su varita listo para lanzar el hechizo glamour de manera que su vientre ya no fuera visible.

—Espera. —Harry lo detuvo tomando su mano. Bajo la atenta mirada de Draco se agachó y dejó un beso sobre el vientre de Draco—. Te quiero... —susurró y Draco sintió que se le formaba un nudo en la garganta. Entonces Harry le sonrió—. Ya puedes hacerlo. —Draco sólo asintió y procedió a murmurar el hechizo, en cuestión de segundos su vientre se vio completamente plano. Potter lo tomó de la mano y lo condujo hacía la puerta, pero esta vez fue el turno de Draco para detenerlo.

Secreto de 9 meses ♦Harco/Agosto mpreg♦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora