Día 11 - Barriga

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La paciencia nunca había sido un don del cual Draco pudiera decir que era poseedor y, con el embarazo todo empeoró. Había días en los cuales sólo quería usar su magia y desaparecer a todos para que lo dejaran en paz. Llevaba casi ocho meses de embarazo, la espalda le dolía terriblemente, los pies se le hinchaban, iba al baño cada cinco minutos y cada día estaba más cansado. Hacía todo lo posible para no quedarse dormido en clases, pero a veces le era imposible y terminaba por ganarse una llamada de atención del profesor. Pero sin duda lo que más odiaba Draco era... ¡que todos tocaran su vientre! Era realmente fastidioso.

Granger y Pansy no perdían la oportunidad de tocar su barriga cuando Draco no estaba bajo el hechizo que lo ocultaba del resto. Suspiraban y hablaban con su bebé, provocando que en varias oportunidades Scorpius pateara y le provocará dolor o, peor aún, deseos de ir al baño.

Pensó que con su familia todo sería diferente, pero que equivocado había estado. Narcissa cada vez que lo veía no perdía el tiempo y apoyaba las manos en el vientre de su hijo para hablarle a su nieto. Incluso Lucius y Sirius lo hacían un par de veces para comprobar si Scorpius pateaba cuando alguno de ellos les hablaba. En momentos como esos Draco deseaba no haber confesado su secreto y mantenerlo oculto durante nueve meses, quizás todo hubiera sido más sencillo de esa manera, pero ya no podía cambiar la realidad y debían aceptarlo.

Pero no sólo el comportamiento de todos con respecto a su barriga le preocupaba, sino el hecho de que ahora ya nada le quedaba bien. Usando su magia había agrandado su ropa, pero lo había hecho tantas veces que las prendas comenzaban a verse afectadas. No quería ir de compras porque eso significaba tener que salir y que todos descubrieran su secreto. Así que estaba fuera de discusión, sólo podía confiar en su madre y su capacidad para conseguir ropa adecuada.

—¿Te sientes bien? —preguntó Harry cuando Draco se detuvo repentinamente y se apoyó contra la pared del pasillo.

—Sí, sólo necesito unos segundos, me cuesta mucho respirar —le confesó. El medimago Robert le había explicado que era normal, todos sus órganos estaban prácticamente aplastados entre ellos para permitir que el bebé continuará creciendo.

—Caminemos despacio para que no te agotes. —Harry le sonrió mientras extendía su mano y Draco no dudó en tomarla para continuar su camino. Las clases ya habían concluido y sólo podía pensar en regresar a su cuarto a descansar. Pero en cuanto entraron a la sala de los menesteres ahogó un grito de sorpresa cuando los amigos de Harry, y Pansy salieron de diferentes lugares gritando "sorpresa". Todo el lugar era de un bonito color azul, había una mesa central con todas las comidas que le gustaban además de globos que flotaban en el aire.

—¿Q-qué es esto? —preguntó sorprendido.

—Es una pequeña fiesta para ti, también es la manera de pedirte perdón por estar tocando tu vientre tantas veces sin pensar en cómo te sentías —explicó Pansy.

—No era nuestra intención hacerte sentir incómodo —Hermione fue la siguiente en hablar.

—No todos los días se ve una barriga así en Hogwarts —susurró Ron antes de que Granger lo golpeara en la cabeza. Las palabras de Weasley provocaron que Draco riera, debía admitir que estaba en lo correcto. Sin duda era el primer embarazado en la escuela. O eso quería creer.

—Muchas gracias, es un gesto muy amable de todos —les dijo cuando dejó de reír.

—Bien, entonces a comer. —Ron fue el primero en prácticamente correr hacía la mesa en busca de los primeros bocadillos.

Harry y Draco intercambiaron miradas y, luego de deshacer el hechizo que mantenía oculto su embarazo también se acercaron. Malfoy sonrió en cuanto vio las galletas de vainilla con chispas de chocolate que tanto le gustaban y fue lo primero que tomó. Pasaron una tarde agradable, entre risas y chismes que Pansy se enteraba en los pasillos. Unas horas después todos se marcharon dejando a la pareja sola. Draco suspiró, estaba cansado, pero debía admitir que se había divertido. Se vistió con su pijama y luego fue a la cama, no pasó mucho tiempo antes de que Harry se uniera a él.

—Entonces..., ¿tanto te molesta que te toquen el vientre? —preguntó para luego colocar su mano en la zona.

—No, pero es molesto. Scorpius se mueve demasiado y a veces duele —le explicó y Harry asintió—. Pero supongo que no hay mucho que hacer al respecto. —Se encogió de hombros—. Es bueno que ya falta poco para su nacimiento. —Puso su mano sobre la de Harry.

—Sí, sólo dos meses más —susurró Potter.

No pasó mucho tiempo antes de que se quedaran profundamente dormidos. Al menos esa noche Scorpius no se movió, quizás porque las manos de sus padres estaban sobre él y se sentía seguro y protegido. 

***

¡Hola! este fue el día 11. Debo decir que es lo más corto que escribí hasta ahora y no estoy satisfecha con él. Pero debido a que actualmente estoy sin mis gafas se me dificulta demasiado pasar tiempo frente a la computadora ya que vi visión es casi nula sin ellas. Aun así no quería dejar de publicar algo este día. 

Espero que mañana (que es cuando iré por mis gafas nuevas) pueda escribir algo con la calidad de lectura que todos merecen ;) 

Secreto de 9 meses ♦Harco/Agosto mpreg♦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora