Secreto de 9 meses ♦Harco/Agosto mpreg♦

Día 7 - Síndrome de couvade

Draco sabía que algo estaba mal con Harry. Le había repetido un par de veces que fueran a la enfermería para que madame Pomfrey lo revisara, pero él había negado alegando que seguramente su malestar se debía a todo lo ocurrido en la última semana. Draco no estaba convencido, aun así, no lo obligaría a hacer algo que no quisiera. Pero, si su malestar empeoraba entonces lo obligaría a ir a la enfermería.

El embarazo de Draco marchaba a la perfección y ahora que sus amigos y familias lo sabían la tranquilidad había regresado a ellos. A pesar de eso Draco aún ocultaba la realidad al resto del colegio ya que no deseaba que nadie tuviera motivos para hablar de ellos y mucho menos que intentarán causarle algún daño. La relación con los amigos de Harry era cordial, no se cerraba a una futura amistad, pero creía que esas cuestiones se daban con el tiempo y el conocerse como no pudieron hacerlo en años anteriores debido a sus creencias sobre la "pureza de la sangre", algo que para él dejó de tener importancia cuando se enamoró de Harry.

Siendo fin de semana decidieron ir a Hogsmeade, era la primera vez que podría ir como pareja y eso los emocionaba, aunque el sentimiento duró muy poco cuando Ron, Hermione y Pansy se unieron a ellos en el mismo carruaje y no dejaban de comentar entre susurros que seguramente Harry y Draco captarían la atención de todos. La pareja intercambió mirada, pero luego Potter se encogió de hombros, claramente eso no le importaba y Draco estaba de acuerdo. Cuando llegaron descendieron del carruaje y comenzaron a recorrer las calles del lugar, a pesar de que lo conocían desde el tercer año siempre había algo nuevo para descubrir.

Su primera parada fue en las Tres Escobas. Por supuesto que en cuanto entraron las miradas se posaron en ellos, era poco frecuente que estudiantes de Slytherin y Gryffindor estuvieran juntos. Buscaron una mesa apartada y todo ordenaron una cerveza de mantequilla. Draco fue quien más disfrutó de ella ya que en los primeros meses de embarazo el simple aroma le había provocado náuseas.

Harry bebió un pequeño sorbo, entonces algo sucedió: su estómago se revolvió y sintió que algo le subía por la garganta. Su rostro se tornó de un color verdoso y se cubrió la boca con una de sus manos al tiempo que se levantaba de un salto de su lugar provocando que todos voltearan a verlo.

—Harry, ¿qué te sucede? —preguntó Draco con preocupación. Potter no respondió y simplemente salió corriendo hacía el baño del lugar dejando a todos completamente confundidos.

—Si Draco no fuera el embarazado diría que Potter lo es —comentó Pansy entre susurros para que nadie más que ellos pudieran escuchar.

—¿Por qué lo dices? —intervino Draco. Su amiga se encogió de hombros.

—Porque tiene náuseas, esto nunca le había sucedido, ¿verdad? —replicó ella y Draco asintió—. Pero sabemos que eso es imposible, quizás debería ir a que madame Pomfrey lo revise —dijo ella para luego beber un sorbo de su cerveza de mantequilla.

—Iré con él. —Draco se levantó de su lugar y fue al baño para ayudar a Harry en caso de que necesitara un poco de apoyo, él sabía lo que se sentía que algo que tanto te gustaba de repente te provocara algo tan desagradable como las náuseas—. ¿Estás bien? —preguntó cuándo Harry salió del lugar.

—Sí, no fue nada. —Potter sonrió, pero Draco estaba seguro que sólo estaba fingiendo para no preocuparlo.

—Harry, prométeme que irás con madame Pomfrey si esto ocurre de nuevo —le pidió mientras tomaba su mano. Su novio suspiró, para luego asentir.

—Lo haré. Ahora vamos, que esto no detenga nuestros planes de pasar un buen día —le dijo antes de tomarlo de la mano y regresar a la mesa. Harry renunció a beber su cerveza de mantequilla y pidió algo más que, para su buena fortuna, no le causó náuseas.