Día 10 - Compras

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La casa en la que los Potter habían vivido fue completamente reconstruida y remodelada para que fuera nuevamente habitada. Harry no dejaba de sorprenderse, la última vez que estuvo en ese lugar fue junto a Hermione y no era el mejor de los recuerdos. Harry sabía que en comparación con la mansión Malfoy era una casa pequeña y sencilla, no estaba seguro si a Draco le gustaría vivir en ella.

—Creo que a Scorpius le gustará crecer en esta casa —comentó Draco mientras recorrían el resto de habitaciones y luego bajaban las escaleras hacía la cocina. Harry lo miró sin ocultar su sorpresa.

—¿Lo crees? No es como la mansión Malfoy —respondió. Entonces Draco le sonrió al tiempo que tomaba su mano.

—Harry, yo te quiero. Podría vivir contigo bajo un puente y sería feliz —le dijo con seguridad. Potter enarcó una ceja al escucharlo. Entonces Malfoy bufó—. Bien, quizás no debajo de un puente —aclaró y Harry sonrió—. A lo que quiero llegar es que esta casa es perfecta para nuestra familia —le aseguró y Harry no tuvo motivos para desconfiar. Debía recordar que Draco ya no era el mismo chiquillo que conoció en su primer año, la guerra los había cambiado a todos llevándolos al punto en el que ahora se encontraban.

—Seremos muy felices aquí —susurró Harry.

—Mientras estemos juntos siempre lo seremos —respondió Draco para luego inclinarse sobre él y robarle un beso.

Se separaron cuando escucharon el grito de Severus desde el primer piso. Rieron divertido y bajaron a la cocina tomados de la mano. Albus preparó té y todos se sentaron alrededor de la mesa. El director les explicó que se habían encargado de la reconstrucción de la casa y que esta quedara oficialmente a nombre de Harry, siendo el único hijo de los Potter no fue algo difícil de lograr. Así que Harry podía hacer uso de ella cuando quisiera. Cuando todo estaba aclarado regresaron a Hogwarts, ambos les dieron las gracias por todo lo que hicieron por ellos y luego se marcharon para descansar. Fue un día largo, pero terminó mejor de lo que ellos esperaban.

***

Narcissa Malfoy no era una mujer que se diera por vencida tan fácilmente, Draco ya debía saber eso. No queriendo ocultar lo del cuarto del bebé la invitaron a conocerlo esperando que fuera de su agrado. Ella observó todo con ojo crítico, evaluando cada detalle minuciosamente. Draco creía que su madre debería haber sido aurora, había atrapado a muchos criminales si se lo hubiera propuesto.

—Bueno, debo decir que es un cuarto bonito, bastante aceptable —dijo ella finalmente—. Tenía la ilusión de que ambos permanecerían en la mansión, pero si ustedes quieren mudarse aquí respetaré su decisión —aceptó no muy convencida. A pesar de que el bebé aún no había nacido, Narcissa ya había fantaseado con verlo corretear por el jardín o probando su primera escoba. Harry y Draco intercambiaron miradas.

—Mamá, Harry y yo pensamos en quedarnos en la mansión Malfoy cuando Scorpius nazca. El medimago Robert me explicó que necesitaré tiempo para recuperarme y realmente agradeceríamos que tú nos ayudes —le dijo y de inmediato una sonrisa se formó en los labios de Narcissa.

—Por supuesto que sí, nada me hará más feliz que ayudarlos. —Ella los atrajo en un abrazo aplastante. Draco se quejó cuando su vientre se vio aplastado y, sólo entonces ella los dejó ir—. Muy bien, ¿están listos para pasar el día conmigo? —preguntó Narcissa mientras se ajustaba sus guantes. La pareja se miró con sorpresa y luego voltearon hacía ella.

—¿De qué estás hablando? —replicó Draco.

—Hablé con el director Dumbledore hace unos días y me dio autorización para que vinieran conmigo. Iremos a París a comprar todo lo que mi nieto necesita —informó ella con evidente ilusión.

Secreto de 9 meses ♦Harco/Agosto mpreg♦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora