- príncipe. - exclamó suavemente.
- le juro por allah sultana Mahidevran que yo no la reconocí.
El joven estaba totalmente sorprendido, la última vez que vió a la sultana era sólo uno niño, no la recordaba mucho, no esperaba que estuviera tan hermosa, es como si el tiempo nunca había pasado sobre ella.
- lo dejaré pasar, no es como que yo lo he reconocido. - sonrió. - Mírate ya no eres un niño.
Los dos se quedaron mirándose a los ojos y la sultana cayó en cuenta que si el príncipe estaba aquí el sultán ya debió estar aquí.
Mahidevran caminó al salón principal seguida por Mehmet, cuando llegaron pudo ver a Mustafa dándoles la bienvenida.
- su Majestad. - hace reverencia.
- Mahidevran. - sonrió y permitió que su esposa besar su mano.
- Sultana Mahidevran.- dijo la sultana hurrem.
- Sultana. - la saludo con un breve asentamiento de cabeza.
- Sultana Mahidevran, esta usted hermosa, los años la han favorecido de maravilla. - le dijo con una sonrisa sincera.
- Mihrimah, estás bellísima. - las dos se dieron un abrazo.
Las dos se llevan muy bien a pesar de la rivalidad que había en Mahidevran y Hurrem.
Mustafa y el sultán miraban la escena con una sonrisa.
- Mustafa, hijo debemos hablar, quiero saber como están las cosas en manisa.
- claro, padre.
Los dos iban a salir pero el sultán dijo.
- Mehmet, hijo no vendrás?
- por supuesto.
Los hombres se retiraron dejando a las sultanas solas.
- deben estas cansadas por el largo viaje, sus aposentos están listos.
- si, vamos a descansar. - dijo hurrem.
- Madre, quiero ver el jardín con la sultana Mahidevran. - dijo buscando el permiso de la sultana.
- está bien, yo me iré. - salió enfadada, hurrem odiaba que la sultana y su hija se llevaran tan bien.
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- Sultana este jardín es hermoso, se nota la dedicación. - observó los jazmines, sus favoritas.
- si, amo mucho este jardín, me trae recuerdos de cuando era joven. - sonrió con nostalgia.
- usted sigue igual de joven y hermosa. - Mihrimah desde lejos puedo ver a un hombre muy guapo.
- el es Atmaca, la mano derecha de mustafa. - dijo la Sultana Mahidevran notó las mejillas de la hija de sultan se sonrojarse.
La madre del príncipe de la corona llamó al joven, este se acercó e hizo reverencia.
- Atmaca, ella es Sultana Mihrimah vino con el sultán. - sonrió. - va a pasar un tiempo con nosotros.
- Sultana, es un gusto tenerla con nosotros. - dijo mirando el suelo. - estamos aquí para servirle.
- muchas gracias. - exclamó sonriente.
- Mihrimah puedes ir a montar caballo, atmaca te acompañara.
- Mahidevran usted no vendra? - preguntó Mihrimah.
- No cariño, tengo cosas que hacer. - le dedicó una mirada que pudo entender y sonrió. - te veo en la cena.
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- Madre.
- Hijo como te fue? - la sultana se acomodó en su divan.
- bien, mi hermano estaba contándole a mi padre como los asuntos de manisa.
- seguro es un desastre.
- claro que no madre, mi hermano es el mejor gobernando manisa. - respondió orgulloso, su madre solo lo mire con enfado.
- cuando estaban dandonos las bienvenida vi que entraste con Mahidevran.
- eso que tiene de malo? - respondió nervioso.
- hijo, no quiero que estés cerca de esa mujer. - advirtió. - ella quiero el trono para mustafa y se desará de ti a como de lugar.
- madre, tranquila. Nada malo me pasara. Ademas el trono es de mi hermano, es su derecho.
- acaso quieres morir. - grito enfurecida. - es él o tu.
- mi hermano nunca me haría daño.
- Pero Mahidevran si, ella le lavará el cerebro a Mustafa y cuando menos lo esperes, dará la orden para matarte a ti y a tus hermanos.