La madre del príncipe heredero se encontraba a solas en sus aposentos ya que la Sultana Mihrimah aún no regresaba.
Odiaba estar en sus aposentos a solas, odiaba pensar tanto, no quería atormentarse con el pasado, no quería pensar en los errores que cometió.
Pensaba que era un castigo de Allah, Allah la castigaba a través de su consciencia, no la dejaba en paz.
Ya no quería pensar más, estaba apunto de llamar a una criada, cuando las puertas se abrieron dejando ver a Mihrimah.
- Sultana Mahidevran.
- Sultana por qué tardó tanto, creía que me dejaria plantada. - bromeó Mahidevran mirando a la sultana con picardía.
- lo siento sultana. - Se disculpó sentándose en el divan, sonrojada. - Atmaca es una persona muy agradable, el tiempo se pasó volando.
- que bueno que te gustó. - los ojos de la joven sultana se abrieron como plato. - ósea el paseo. - corrigió riendo.
- ya sultana no me avergüence más por favor vamos a comer.
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- Sultana Mahidevran. - la sultana hurrem se sentó a su lado. - tan temprano aquí afuera.
- quería que todos desayunaramos juntos en el jardín, la mañana está hermosa. - sonrió. - los demás no tardarán el llegar.
- me enteré que cenaste con mi hija. - la miró con enojó.
- La sultana Mirimah es adorable, una jovencita encantadora. - la sonrisa de la Sultana seguía en su rostro, no dejaría que la mirada de odio de hurrem le arruinara el día. - a veces dudo que sea tu hija.
Por la ira hurrem se levantó.
- pues te equivocas Mahidevran, mi hija es igual que yo, las dos deseamos deshacernos de ti como no tienes una idea. - gritó.
Mahidevran ya estaba lista para responder cuando...
- ATENCIÓN EL SULTAN SULEIMÁM ESTA AQUÍ!! - gritó el ağa.
El rostro de la Sultana Hurrem se tornó con una expresión muy asustada, mientras la Sultana Mahidevran trataba de no reírse ya que por el rostro del sultán, sabía que había escuchado todo.
Las dos hicieron reverencia.
- Sultán... - dijo Hurrem despacio.
- Como osas hablarle de esa manera a la sultana Mahidevran, madre del príncipe de la corona. - gritó muy enojado. - y por si fuera poco te atreves a decir que mi hija desea su muerte.
- Suleimán yo...
- cállate. - levantó la mano. - discúlpate con la sultana.
- pero suleim...
- que te disculpes!!!!
La peliroja estaba estaba como el color de sus cabellos por la rabia.
"está humillación no te la perdonaré nunca Suleimán."
- disculpeme... Sultana Mahidevran.
- está bien, no importa. - esto hizo que hurrem se enojara más. - sentemonos el desayuno está por llegar.
Los Príncipes salieron del Palacio acompañados de su hermana, la sultana.
Se revereciaron ante su sultán y padre, dando los bueno días.
El desayuno fue muy agradable aunque se notaba la incomodidad y el enojó de Hurrem, mientras el sultán la ignoraba.
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- La señorita Efsun está dando a luz. - gritaron.
La voz se corrió rápido, el sultán, los pricipes y las sultanas ya se encontraban fuera de los aposentos de la hatun.
El príncipe mustafa se encontraba muriendo de los nervios, mientras su madre lo trataba de tranquilizar.
- Madre ya están durando demasiado. - caminó de un lado al otro atormentado por los gritos de su favorita.
- Hijo tranquilo. - respondió la sultana. - los partos duran mucho.
- Hijo todo saldrá bien. - puso las manos en su hombros y lo miró con compresión.
La sultana hurrem estaba inexpresiva ella sabía perfectamente que el nacimiento de un niño no le beneficiaba en lo absoluto, por eso rezaba porque fuera una niña.