El sol ya había se había asomado, iluminando los aposentos de la sultana.
El príncipe se encontraba despierto, en su pecho se encontraba Mahidevran, a su derecha y a su izquierda la pequeña Geverhan dormía plácidamente.
Mehmet sabía que tenía que irse, no faltaba mucho para que todos en palacio despierten, pero no podía irse, no podía dejar de oler el aroma a jazmín de la sultana.
Tiempo después la sultana trató de moverse, pero al sentir que sujetaban su cintura despertó, el príncipe de inmediato cerró los ojos.
La sultana miró a su alrededor y miró al príncipe que para ella dormía, no pudo evitarlo y sonrió.
Se concentró en mirar cada uno de los rasgos de su rostro, pasó su dedos por su nariz, cejas, por aquellos labios que aunque se negaba estaba loca por besar...
Pero inmediatamente se reprendió y besó su mejilla.
- que voy hacer contigo Mehmet?- suspiró y recostó otra vez en su pecho.
- nada, tú solo ámame como yo te amo. - soltó, Mahidevran abrió los ojos como plato sorprendida, se separó de él y se levantó de la cama.
- cuanto tiempo tienes despierto? - preguntó, el príncipe se levantó con cuidado, sentándose en la orilla de la cama.
- el tiempo suficiente para saber que yo no te soy indiferente. - la tomó del brazo haciendo que la sultana se sentara en su regazo. - ya no te resistas más. - susurró apunto de besarla.
- no, no voy a traicionar a su majestad. - se levantó. - por lo menos no otra vez.
- no lo vas a traicionar, ustedes no son nada. - dijo ya irritado.
- yo le pertenezco, entiéndelo.
- tú no le perteneces. - tomo su rostro con ambas manos. - no le perteneces. - repitió mirándola a los ojos y sin previo aviso la besó.
Este beso no fue como el primero, este fue más apasionado, fue un poco torpe al principio, ya que la sultana tenía años sin basar a alguien de esa manera, Mehmet al notar eso fue más despacio, ya después Mahidevran le siguió el ritmo.
Se separaron por falta de aire y juntaron sus frentes, la sultana estaba completamente roja y Mehmet no dejaba de sonreír.
- tienes que irte. - le dijo sin mirarlo a los ojos y el príncipe la tomó del mentón obligándola a mirarlo.
- tus ojos brillan más que nunca, son hermosos. - acarició sus mejillas y besó su frente.
- veré si no hay nadie en la puerta para que salgas. - caminó hacia la puerta, asomo hacia fuera y gracias a Allah no había nadie. - no hay nadie vete.
- está bien me voy. - rápidamente la tomó de la cintura y le plantó un beso fugaz en sus labios, que aunque duró poco los dos disfrutaron y salió de los aposentos.
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- Ayse cuida bien de mi nieta. - Ordenó viéndose en el espejo. - iré a ver al sultán.
- sultana no quiere que la acompañe? - preguntó la fiel criada.
- no es necesario, no me voy a demorar mucho tiempo. - dijo sin importancia.
- está bien.
Mahidevran caminó a los aposentos del sultán, antes de llegar paso por el harén que antes de ser anunciada estaba muy alborotado.
- Atención la sultana Mahidevran. - gritó el eunuco, y todas se ordenaron he hicieron reverencia.
" ¿por que será el escándalo ahora?después lo averiguo"
Siguió su camino, hasta llegar a los aposentos del sultán, donde pidió permiso para entrar y se le fue otorgado.
Entro a los aposentos del sultana muy tranquila, pero su ánimo cambió cuando vió a hurrem ahí.
- Majestad. - se reverenció. - si está ocupado puedo volver más tarde.
- claro que no Mahidevran, acércate. - dijo con una sonrisa y la madre del príncipe heredero obedeció.
- sultana Mahidevran. - saludó hurrem.
- sultana. - dijo sería.
- ya que las dos están aquí, parece que lo que me tienen que decir es muy importante. - comentó Suleiman. - es pero que no sea nada malo.
- de hecho...
- son excelente noticias mi sultán. - hurrem interrumpió feliz, ganándose una mirada de odio de la sultana.
- bueno que es?
- se convertirá en abuelo, clara hatun está embarazada de nuestro Mehmet. - anunció.
A los dos le callo de sorpresa, pero reaccionaron de manera diferente, a uno le causó felicidad, dicha, mientras otro no sabía cómo sentirse, pero era obvio que no estaba feliz.
- pero que bendición. - se levantó el sultán muy feliz. - quiero que preparen una fiesta, hay que celebrar.
- así será mi sultán. - dijo hurrem. - y usted sultana no dirá nada.
- allah mediante será un niño sano.
- amén. - respondieron.
El sultán tenía mucho trabajo así que les pidió las dos que se retiraron, ahora se encontraba caminando por los pasillos.
- a mi no me engañas, no estás nada feliz con la noticia.
- y por que no lo estaría?
- no me has felicitado. - dijo obvia.
- acaso eres tú la que está embarazada?
- pues no, pero será mi nieto, el primer nieto varón del sultán.
- tú mejor que nadie debería saber que el sexo de el bebe, no es algo que le importa a su majestad.
- no le importó que Mihrimah fuera niña porque era mi hija. - gritó. - te imaginas que hubiera pasado si tú tuvieras una hija, sería una olvidada igual que tu.
Aquellas palabras no debieron afectarle pero lo hizo, abrió una herida que pensaba que ya están cerrada, aún así disimuló.
- no voy a permitir que me insultes, tantos años y sigues siendo la misma vulgar y corriente. - dijo y caminó con rapidez a sus aposentos, las lágrimas estaban a punto de salir de sus ojos, no quería que la vieran así.
Entro a los aposentos y desde que cerró las puertas se desplomó en el piso, el llanto se escuchaba en todos sus aposentos.
- Mahidevran. - fue donde ella preocupada. - que te pasa?
- Sultana Hatice. - se levantó y se limpio las lágrimas.
" por que todo el mundo entra a mis aposentos como si fuera los suyos"
- vine a verte, pero como no te encontré decidí esperarte. - mahidevran asintió y se sentaron en el mueble. - cuéntame que paso?
- no es nada sultana, solo que estos días he estado un poco sensible. - sonrió pero uno una lágrima se deslizó por su mejilla.
- Mahidevran sabes que puedes contar conmigo para lo sea. - tomo sus manos. - prácticamente crecimos juntas puedes confiar en mi. - La sultana se quedó unos minutos en silencio.
- es que recordé a Raziye. - rompió en llanto otra vez. - sabes lo mucho que sufrí por su muerte, mi mente trató de...bloquear el recuerdo para que ya no me doliera, pero hoy todo vuelve a doler como en primer día.
- ay Mahidevran. - la abrazo. - llora, llora tienes que sacar todo ese dolor que tenías guardado.
- quiero a mi hija. - esto hizo que a la hermana del sultán se le partiera el corazón y derramara algunas lágrimas.