- Sultana estoy tan emocionada, ya quiero ver a Atmaca. - las dos sultanas caminaban por el jardín.
- tranquila ya falta poco para ver a tu amado. - respondió Mahidevran.
- se que estas triste, pero aun asi quieres acompañarme, muchas gracias. - las dos sonrieron, y a los lejos las dos vieron a la mano derecha del príncipe heredero.
- ve con él yo me quedaré aquí. - Mihrimah caminó nerviosa hacia el hombre que ama.
- Sultana. - se reverenció.
- Atmaca. - asintió.
- No sabe cuanto he extrañado ver sus ojos sultana. - tomo sus manos y ella las acarició.
- yo también te he extrañado. - sonrió sonrojada. - no tenemos mucho tiempo, pero pasó algo...
- pasó algo malo mientras no estuve?
- mi madre, la sultana Hurrem planea casarme.
- ¿como? ¿por que? ¿con quien? - pregunte enojado.
- con rustem pasha, mi madre quiere aliados y cree que la mejor forma es que yo me case.
- eso no puede ser sultana, hablare con el sultán....
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Cinco meses después....
Mahidevran había despertado de buen humor, el día estaba hermoso, no quedaría en la cama deprimida, tenía que disfrutar el día.
La primavera había empezado, la época favorita de la sultana, tenía muchas ganas de pasar un momento agradable en el jardín, invitó a todos a pasar el día.
- sultana ya hice lo que me ordenó, hemos invitado a todos los niños del pueblo a pasar la tarde en los jardines.
- no hubo problema con los padres?
- al principio estuvieron desconfiados, pero cuando se enteraron que usted era la organizadora, aceptaron, el pueblo la ama no solo en Manisa en Estambul también.
- que bueno. - dijo feliz. - como me veo? - preguntó murándose en el espejo.
- está deslumbrante. - dijo con una sonrisa.
- muchas gracias Ayse, donde está Gevherhan?
- la están bañando. - la ayudó a retocar su cabello. - mi señora ya está todo listo en el jardín, la música, la comida, los juegos....
- perfecto, vamos quiero ver que todo está en orden.
La sultana acompañada de su fiel criada recorrió los pasillos del palacio hasta llegar al jardín, donde estaban todas las concubinas del harén, criados, eunucos...
Hoy era un día libre, un día para festejar.
Miró a su alrededor, quería saber si faltaba algo, pero vió que todo estaba perfecto.
Se sentó con unas chicas que ya había conversado con ella, les pareció muy lindas y con una esencia alegre.
Cantaban canciones muy lindas, que a Mahidevran le causaban mucha nostalgia ya que eran canciones de Grecia, su hogar de origen.
- cantas hermoso. - eligió.
- Gracias mi sultana. - agradeció con una sonrisa.
- mi señora ya llegaron los niños.
- Ayse enséñale los juegos, la comida, quiero que se la pasen muy bien.
- así será sultana.
- Chicas si quieren ir vayan y disfruten con los niños. - la mayoría agradeció y fueron a divertirse.
La sultana siguió disfrutando de la fiesta mientras comía algunos dulces y veía a los niños correr por todo el jardín, una sonrisa más grande se formó en su rostro cuanto salieron del palacio Mihrimah cargando a su sobrina.
- sultana, está todo precioso, creo que nunca había visto este jardín tan lleno. - se sentó con Mahidevran.
- que bueno que te gusta, organizaba días así en Manisa y quise hacerlo aquí.
- que bueno que lo hizo.
Las sultanas siguieron conversando por un largo tiempo hasta que se les unió Hatice quien recibió la invitación de Mahidevran y junto a sus hijos fue a pasar un lindo día.
- Mihrimah debes estar muy feliz. - dijo Hatice.
- lo estoy sultana, estoy contando las horas para mi boda.
- pensé que desde que el sultán les diera su autorización se casarían. - comentó la madre del príncipe heredero.
- si, pero queríamos disfrutar más el noviazgo. - dijo feliz.
- que bueno.
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La fiesta seguía todos se divertían, las sultanas no dejaban de sonreír, parecía que el vino está haciendo efecto en la madre del heredero, luego de un tiempo llegó el sultán acompañado de su esposa y sus hijos, todos hicieron reverencia.
- Hatice no sabia que estabas aquí. - abrazo a su hermana menor.
- Mahidevran me ha invitado a pasar el dia, al aire libre.
El sultán se sentó y todos volvieron a lo suyo a cantar, bailar, comer...
- mahidevran tenía mucho que no veía a todos tan alegres, hiciste un buen trabajo. - elogió el sultán.
- que bueno que le gusto majestad. - respondió con una sonrisa y hurrem puso los ojos en blanco.
- sultana, todo esta hermoso. - hablo hurrem. - debió pedirme ayuda.
- no quise molestarla, además no la necesite, pero gracias. - sonrió.
- madre... - la regaño con la mirada mustafa, ella solo se encogió los hombros y siguió tomando.
- esto me recuerda mucho a Manisa. - dijo la hermana del sultán, tratando de aliviar los ánimos. - extraño a mi padre, a mi madre... - Mahidevran bebió jugo para disimular el olor a vino.
Mustafa la miraba atentamente, algo le pasaba a su madre, estaba extraña.
- lo recuerdo perfecto, fueron tiempos hermosos. - respondió más calmado.
- creo que los tiempos de ahora son los mejores.
- no antes era mejor, tú no estabas. - dijo Mahidevran en un susurro, pero todos lo escucharon.
" por Allah que vergüenza" pensó.
Los demás la miraban...
- Mahidevran. - dijo Suleiman.
- la música está perfecta. - dijo la sultana hatice. - Hurrem por que no nos enseñas el baile con el que conquistaste al sultán?
- ay sultana, eso fue hace mucho tiempo, ya no soy tan joven.
- pero aun sigues hermosa. - el sultán beso sus manos y ahora fue mahidevran quien puso los ojos en blanco, no le provocaba celos solo que la escena le resultaba tan ridícula.
- mama estas roja que es lo que te pasa. - puso las manos en sus mejillas y se encontraban muy calientes.
- creo que me pase con el vino. - le susurró entre risas en su oído.