- no hay tiempo que que perder.
- lo sé sultana, pero esta consiente de lo que haremos? - preguntó Ayse preocupada. - si alguien nos descubre nos matarán.
- si lo hacemos bien nadie lo sabrá. - le entregó una carta. - entrégasela a Ibrahim pasha, solo a él.
- como ordene. - hizo reverencia y se retiró.
- no quiero llevarte por delante Mehmet, pero si para hacer sufrir a tu madre, lo haré. - dijo para si misma.
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Ya era de noche la sultana estaba a solas en su aposentos, peinaba su cabello.
No había pasado una día completo y ya estañaba a Mustafa, su eternamente niño. Mientras seguía desenredando su cabello recuerdos venía a su mente.
La primera batalla en la que participó...
Flashback
- Mamá, no llores. - la abrazó. - te prometo que volveré lo más pronto posible, seguro no sentirás mi ausencia.
- como no estar triste, si no tengo la certeza de volver a verte. - exclamó ahogada en llanto.
- no exageres madre, me he preparado toda mi vida, volveré con bien. - sonrió.
- recuerdas cuando estabas pequeño y jugábamos a hacer trucos? - recordó.
- lo recuerdo, recuerdo que yo te transformaba en estatua, pero tú si siempre te movías madre. - se rio.
- si pudiera, te transformaría en un pajarito. - dijo con la voz entre cortada. - te pondría en una jaula y te llevaría conmigo a todas partes.
- y yo iría feliz, cantando. - besó sus manos.
Fin del Flashback.
Mahidevran sonrió por eso recuerdo y le rogó Allah que guiara cada uno de los pasos de su hijo.
Caminó a la cama para dormir, en ese momento Mehmet entró.
- Mi sultana. - le sonrió.
- Mehmet. - le devolvió la sonrisa.
- pasa algo? - se acercó a ella. - tus bello ojos están tristes.
- solo pensaba en Mustafa. - suspiró.
- tranquila el estará bien. - acarició su mejilla. - vamos para el jardín.
- está muy tarde, no crees?
- vamos la noche esta hermosa. - insistió.
- está bien.
Ya en el Jardín.
El jardín estaba oscuro se iluminaba un poco por la luz de la luna, las flores estaban hermosas.
Mehmet camino hacia los rosales, arrancó una rosa y se la entregó a Mahidevran.
- una rosa, para mi Gulbahar.
Los ojos de la sultana brillaron al escuchar su nombre de aquellos labios, le causó, amor, ternura, hacia muchos años no le decían "Gulbahar" y que él lo hiciera la hizo sentirse más especial.
Sostuvo su rostro.
Lo besó, mientras se perdió en el sabor de sus labios, la sensación en su pecho, en sus vagos pensamientos que la hacían dudar entres la venganza, la pasión, incluso el amor.
Él la sostuvo en la oscuridad, acarició su cuerpo por encima de la ropa queriendo sentir más allá de la tela fina de su camisón, pero ella se separó de él.
- es mejor volver al palacio. - dijo aún aturdida por beso.
- quedémonos un poco más. - dijo intentando recuperar el aliento.
Ella aceptó los dos se acostaron en el césped, ella tenía su cabeza en su pecho...
- tú corazón está como loco...
- está así por ti. - ella levantó la cabeza y lo miró sonrojada con una gran sonrisa. - realmente extrañaba que me sonrieras así, que me miraras así.
- así como? - dijo con una ceja elevada.
- así como sólo tú puedes hacerlo. - quitó un mechón de su rostro, lo puso detrás de la oreja y la besó.