Capitulo 24

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- porque se perfectamente de lo que es capaz sultana. - la miró fijamente a los ojos. - le voy a pedir que no se acerque a Clara.

Los dos se quedaron en silencio unos minutos, en el aire se podía sentir una tensión muy fuerte, que hasta la misma Clara sintió.

" Estos dos se miran de una manera extraña, sino fueran de odio pensaría que es de deseo cosa que es imposible". Pensó la Hatun.

- eso díselo a ella. - apartó la mirada y la miró. - adiós querida.

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Ya era otro día, pero uno muy triste.

Todos estaban en las grandes puertas del palacio, todos se estaban despidiendo.

- allah mediante regresará a salvo mi príncipe. - dijo Nurbanu triste.

- no quiero que estés triste, prometo enviarte cartas. - besó su frente Mustafa y ella asintió.

Después de despedirse, le dio un beso a su hija y a su madre...

También lo hizo de sus hermanos y esperó que el sultán también lo hiciera, luego los dos subieron a sus caballos y se marcharon con el ejército.

- Ayse llévate a la Niña.

- como ordene sultana. - entró al palacio.

- ahora que Mustafá no está, quien te protegerá? - preguntó hurrem con ironía, el príncipe puso los ojos en blanco y igual que su hermana, estaban cansados de las mismas disputas.

- y tu a quien le iras a llorar, el sultán ya no está...

- sultanas por favor, no quiero mas disputas. - intervino serio Mehmet. - mi padre no está, pero estoy yo para poner el orden.

La pelirroja miró a la castaña con insuficiencia como si le hubieran dado un premio y Mahidevran solo frunció en ceño.

Todos entraron al palacio las mujeres fueron al harén mientras que Mehmet fue a sus aposentos.

- Mi padre me prometió que estarían aquí para mi boda, espero que todo vaya bien.

- lo bueno fue que atmaca se quedó, para apoyar al príncipe. - comentó Mahidevran. - así pueden pasar más tiempo juntos antes de la boda.

- estoy tan feliz, ya me quiero casar con él...

- Rustem pasha era mejor candidato que él, el si es un pasha, alguien importante para el sultán.

- si era tan importante, por qué el sultán no lo dejó aquí, en la capital, apoyando a Mehmet.

- porque lo necesita a su lado en el campo de batalla. - Mihrimah iba a intervenir pero fue interrumpida.

- si es poderoso o no, no debe de importarte y lo sabes. - dijo enojada. - debes velar por la felicidad de tu hija.

- ahora tu me enseñaras a ser madre. - grito y todas las muchachas del harén dejaron de hacer lo que estaban haciendo. - tu que eres tan mala madre...

- sultanas por favor...

- no te voy a permitir que me insultes. - también gritó. - tú si que eres una mala madre, amas más el poder que a tus propios hijos, los quieres hacer infelices.

Las dos siguieron insultándose, nadie se atrevió a meterse por miedo a salir perjudicados. Hasta que la sultana Hurrem le soltó un bofetada a Mahidevran quien no se quedó atrás y le devolvió la cachetada con más fuerza dejándola en el suelo.

- Atención su alteza, el príncipe Mehmet está aquí!! - gritó el eunuco.

Mihrimah ayudó a su madre a levantarse.

- ¿qué está pasando aquí? ¿qué es este escándalo? - preguntó enojado. - sus gritos se escuchan en todo el palacio.

- hijo, la víbora de Mahidevran, me ha pegado.

- y por qué no cuentas por qué lo hice? - dijo roja de la rabia.

- silencio. - ordenó y salió del harén segundo por las tres sultanas.

Ya en los aposentos del sultán, Mihrimah le contó todo lo que sucedió, Mehmet empezó a hablar...

- ¿ como puede ser que ustedes, las sultanas de este palacio hagan este tipo de escándalos?

Nadie dijo nada.

- no quiero tener que mandar una a Edirne y a la otra a Bursa.

- hermano eso no será necesario.

- eso espero. - se sentó. - pueden irse, menos usted Sultana Mahidevran.

Ya cuando estaban solos.

- ¿qué quieres? - preguntó entre dientes.

- como puede ser que mi padre, no tenga ni un día de haberse ido y tú ya hallas tenido un enfrentamiento con mi madre?

- sabes bien que ella empezó, pero no me importa si lo aceptas o no.

Él no dijo nada, solo se acercó a ella y acarició su mejilla, acto que la estremeció completamente.

- tú mejilla está roja. - la miró a los ojos. - te duele?

- no. - le quitó la mano bruscamente.

- eres demasiado orgullosa.

- como puedes venir a ser dulce conmigo, cuando tienes una mujer embarazada?

- a mi padre si le justificabas que tuviera más mujeres, más hijos, incluso no dejaste de amarlo por eso...

- no voy a discutir contigo, eso es algo que no te importa.

- claro que me importa, dejemos de pelar ya, yo no puedo vivir sin ti... - trató de calmarse. - quiero que hablamos, quiero arreglar las cosas...

- te recuerdo que tú también te enojaste por lo de... - no quiso decirlo. - ya sabes.

- eso ya no me importa, mi amor por ti es más grande que mi orgullo. - sonrió y tomó sus manos.

- está bien, lo intentaremos otra vez. - también le sonrió, pero de lo que él no se percató es que había malicia en esa sonrisa. - pero con una condición.

- te concederé lo que me pidas.

- para ti, el harén no existe, solo seré yo, nadie más.

- no deseo a nadie más que a ti. - la besó.

" Sé que algo tramas, por eso es mejor tenerte cerca." Pensó Mehmet.

La sultana de la primavera.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora