- porque se perfectamente de lo que es capaz sultana. - la miró fijamente a los ojos. - le voy a pedir que no se acerque a Clara.
Los dos se quedaron en silencio unos minutos, en el aire se podía sentir una tensión muy fuerte, que hasta la misma Clara sintió.
" Estos dos se miran de una manera extraña, sino fueran de odio pensaría que es de deseo cosa que es imposible". Pensó la Hatun.
- eso díselo a ella. - apartó la mirada y la miró. - adiós querida.
_____________________________
Ya era otro día, pero uno muy triste.
Todos estaban en las grandes puertas del palacio, todos se estaban despidiendo.
- allah mediante regresará a salvo mi príncipe. - dijo Nurbanu triste.
- no quiero que estés triste, prometo enviarte cartas. - besó su frente Mustafa y ella asintió.
Después de despedirse, le dio un beso a su hija y a su madre...
También lo hizo de sus hermanos y esperó que el sultán también lo hiciera, luego los dos subieron a sus caballos y se marcharon con el ejército.
- Ayse llévate a la Niña.
- como ordene sultana. - entró al palacio.
- ahora que Mustafá no está, quien te protegerá? - preguntó hurrem con ironía, el príncipe puso los ojos en blanco y igual que su hermana, estaban cansados de las mismas disputas.
- y tu a quien le iras a llorar, el sultán ya no está...
- sultanas por favor, no quiero mas disputas. - intervino serio Mehmet. - mi padre no está, pero estoy yo para poner el orden.
La pelirroja miró a la castaña con insuficiencia como si le hubieran dado un premio y Mahidevran solo frunció en ceño.
Todos entraron al palacio las mujeres fueron al harén mientras que Mehmet fue a sus aposentos.
- Mi padre me prometió que estarían aquí para mi boda, espero que todo vaya bien.
- lo bueno fue que atmaca se quedó, para apoyar al príncipe. - comentó Mahidevran. - así pueden pasar más tiempo juntos antes de la boda.
- estoy tan feliz, ya me quiero casar con él...
- Rustem pasha era mejor candidato que él, el si es un pasha, alguien importante para el sultán.
- si era tan importante, por qué el sultán no lo dejó aquí, en la capital, apoyando a Mehmet.
- porque lo necesita a su lado en el campo de batalla. - Mihrimah iba a intervenir pero fue interrumpida.
- si es poderoso o no, no debe de importarte y lo sabes. - dijo enojada. - debes velar por la felicidad de tu hija.
- ahora tu me enseñaras a ser madre. - grito y todas las muchachas del harén dejaron de hacer lo que estaban haciendo. - tu que eres tan mala madre...
- sultanas por favor...
- no te voy a permitir que me insultes. - también gritó. - tú si que eres una mala madre, amas más el poder que a tus propios hijos, los quieres hacer infelices.
Las dos siguieron insultándose, nadie se atrevió a meterse por miedo a salir perjudicados. Hasta que la sultana Hurrem le soltó un bofetada a Mahidevran quien no se quedó atrás y le devolvió la cachetada con más fuerza dejándola en el suelo.
- Atención su alteza, el príncipe Mehmet está aquí!! - gritó el eunuco.
Mihrimah ayudó a su madre a levantarse.
- ¿qué está pasando aquí? ¿qué es este escándalo? - preguntó enojado. - sus gritos se escuchan en todo el palacio.
- hijo, la víbora de Mahidevran, me ha pegado.
- y por qué no cuentas por qué lo hice? - dijo roja de la rabia.
- silencio. - ordenó y salió del harén segundo por las tres sultanas.
Ya en los aposentos del sultán, Mihrimah le contó todo lo que sucedió, Mehmet empezó a hablar...
- ¿ como puede ser que ustedes, las sultanas de este palacio hagan este tipo de escándalos?
Nadie dijo nada.
- no quiero tener que mandar una a Edirne y a la otra a Bursa.
- hermano eso no será necesario.
- eso espero. - se sentó. - pueden irse, menos usted Sultana Mahidevran.
Ya cuando estaban solos.
- ¿qué quieres? - preguntó entre dientes.
- como puede ser que mi padre, no tenga ni un día de haberse ido y tú ya hallas tenido un enfrentamiento con mi madre?
- sabes bien que ella empezó, pero no me importa si lo aceptas o no.
Él no dijo nada, solo se acercó a ella y acarició su mejilla, acto que la estremeció completamente.
- tú mejilla está roja. - la miró a los ojos. - te duele?
- no. - le quitó la mano bruscamente.
- eres demasiado orgullosa.
- como puedes venir a ser dulce conmigo, cuando tienes una mujer embarazada?
- a mi padre si le justificabas que tuviera más mujeres, más hijos, incluso no dejaste de amarlo por eso...
- no voy a discutir contigo, eso es algo que no te importa.
- claro que me importa, dejemos de pelar ya, yo no puedo vivir sin ti... - trató de calmarse. - quiero que hablamos, quiero arreglar las cosas...
- te recuerdo que tú también te enojaste por lo de... - no quiso decirlo. - ya sabes.
- eso ya no me importa, mi amor por ti es más grande que mi orgullo. - sonrió y tomó sus manos.
- está bien, lo intentaremos otra vez. - también le sonrió, pero de lo que él no se percató es que había malicia en esa sonrisa. - pero con una condición.
- te concederé lo que me pidas.
- para ti, el harén no existe, solo seré yo, nadie más.
- no deseo a nadie más que a ti. - la besó.
" Sé que algo tramas, por eso es mejor tenerte cerca." Pensó Mehmet.