Prólogo

188 11 0
                                    

AVISO:::::: Esta historia está protegida por Derechos de Autor. Se prohíbe expresamente la copia total o parcial de esta novela.::::::



Inicios de noviembre, 2008.

Selene solo podía pensar en la agradable voz de Román, en su tono y cadencia, por eso estaba pasando por alto algo tan importante como...

-... la hipotenusa.

-¿Qué? -preguntó ella con sus enormes ojos oscuros abiertos de par en par.

-Que de esta manera resuelves... ¿si quiera me estás poniendo atención? -preguntó él.

-Sí, sí... o sea... ¿me lo puedes explicar de nuevo?

Con cierto fastidio Román, de veinte años, dejó caer el lápiz sobre el cuaderno y miró a su pupila con gravedad.

-Yo no estoy jugando, Selene. No estoy para perder mi tiempo...

-Yo tampoco -aseguró ella, alarmada al notar que Román empezaba a meter sus apuntes en la mochila-. ¡Te prometo que sí te estaba poniendo atención!

El implacable joven la miró con severidad.

-Yo debería estar estudiando en mi casa en vez de perder mi tiempo contigo. ¿De verdad quieres pasar la prueba...?

-¡Sí quiero!

-Entonces pon atención. Selene, llevamos varios meses metidos en ese preuniversitario, la prueba para la universidad es en tres semanas más. Yo noté que te iba mal en el ramo y por eso acepté ayudarte cuando me pediste, pero no hagas que me arrepienta. Para mí sí es importante pasar esa prueba, yo sí quiero ser profesional, por eso me lo tomo en serio, pero parece que tú no.

Selene bajó la mirada.

-Yo también quiero entrar...

-Pues no lo parece. ¿Sabes qué? Dejemos esto hasta aquí. Me voy a mi casa.

La joven de dieciocho años guardó silencio unos momentos. Cuando Román estuvo listo para irse, ella preguntó:

-¿Esto es por lo del otro día? ¿Por lo que te dije?

-¡Por supuesto que no! -se apresuró a decir él con un tenue rubor que su piel tostada escondía muy bien.

Selene, de alborotado cabello castaño y rizado, y algunas pecas sobre la nariz, le dedicó una mirada de tristeza. Hacía una semana, en ese mismo parque, ella le había declarado su amor, pero las cosas no salieron como esperaba porque Román la rechazó.

-Selene, ¿de verdad no tienes una noción de lo que estás haciendo? El preuniversitario no nos salió gratis. Quizá, como tu papá te paga todo no te das cuenta, pero yo sí lo hago porque yo trabajo y me pago mi mensualidad. Y no solo el preuniversitario: también pagas las clases que te estoy dando. Si no eres capaz de centrarte por tu sueño de ser universitaria, hazlo al menos por lo que está gastando tu papá en ti.

La joven se mordió el labio, conflictuada. Román no tenía idea de cómo eran las cosas en su casa.

-Es que... sí te estaba poniendo atención. Yo siempre te pongo atención, porque te quiero...

-No empieces de nuevo con eso.

Al notar que él daba un paso para irse, Selene recogió su mochila del pasto y se la colgó al hombro. Estaba abierta y asomaban un par de cuadernos, entre ellos, uno de dibujo.

-Yo te quiero mucho. Si tú me dieras una oportunidad, sería la mejor novia del mundo. -Al notar que él la miraba con más interés que indiferencia, Selene se envalentonó-. Si tú me aceptaras estaría tranquila, no tendría esta sensación de que tú te estás frenando por algo conmigo y podría ponerte atención.

¿Me dejas darte un beso?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora