Capítulo 23: Hoy Y Siempre: Te Amo

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La dicha de su día especial se esfumó en cuanto vio a Felipe. Selene hizo un esfuerzo sobre humano para no demostrar la desazón y desesperacion que la invadieron, y fue tan efectiva que Enzo no se dio cuenta. Él, simplemente, se dedicó a vivir el día más feliz de su vida.

Fue aún más feliz esa madrugada cuando, por primera vez, Selene descansó entre sus brazos. La sintió adorable y tibia, y se juró cuidarla todo el tiempo que tenia de vida. Besó su frente, acarició su pelo y la abrazó innumerables veces. Selene, que estaba despierta, prefirió hacerse la dormida para no tener que enfrentar qué había pasado algo grande en su matrimonio que no le quería contar.

Esa misma tarde, el inicio de su viaje la distrajo de sus preocupaciones, y al llegar a Huilo-Huiilo el paisaje ya había entrado a su corazón como lo más maravilloso visto hasta el momento. Enzo, galante, la tomó en brazos para entrar a su dormitorio de recién casados y rieron al caer sobre la cama. Comentaron que volverían junto con Max la próxima vez, quien había quedado bajo el cuidado de Cecilia, hermana de Enzo.

Al notar cierto nerviosismo de Selene, Enzo sugirió ir primero a comer y después a caminar. Embriagada. De tantos paisajes y cascadas, y árboles y sonidos de aves, Selene se encontró riendo con Enzo y comentado sus aventuras a la llegada de la noche. Cuando la oscuridad cayó, ellos se encontraron listos y libres para consumar su primera unión física. Con maestría, Enzo se las ingenió para relajar a Selene y que disfrutara las caricias que él le prodigaba. El tiempo se les fue entre besos y promesas de amor.

Enzo estaba listo para todo, pero nunca, ni en sus sueños más locos o en sus peores pesadillas, se le ocurrió que al intentar penetrar a la mujer amada le causaría un intenso dolor. Selene gritó ante una aguda sensación de una cuchilla intentando abrirse paso entre sis piernas, lo que hizo a Enzo a detenerse. El varón, consternado, intentó con más cuidado, pero la respuesta fue la misma. Incluso intentó introducir un dedo en Selene, pero nada. Fue imposible. No lograron concretar.

Muy triste, Selene se encogió en la cama, llorando. El mundo no podía ser un lugar justo si no podía unirse al hombre amado, en cambio Felipe hizo lo que quiso con ella. Enzo, pensando que además de dolorida, su esposa se sentiría frustrada, no cuestionó sus lágrimas y, en vez, la abrazó y la consoló.

—Esto no cambia en nada lo que siento por ti. Eres la mujer con la que quiero pasar el resto de mi vida, además, el sexo no es solo penetración. Podemos intentar otras cosas. Cuando te sientas mejor, ¿te animarías a probar?

Sí. Selene quería probar todo lo que él le dijera para complacerlo y hacerlo olvidar que ella era un fiasco de mujer, que así se sentía.

** * **

Los meses pasaron. Cómplices y felices, Enzo y Selene organizaron su hogar y le dieron su toque de pareja. Compartían su tiempo libre juntos y se apoyaban en sus proyectos. Ante el mundo se veían felices y enamorados y así se sentían, pero a puertas cerradas, cada uno llevaba su tormento por lo que pasaba con Selene.

Ella se sentía menos, sentía culpa por no poder complacer a su esposo de manera completa. Hacía lo que podía dentro de lo que le nacía y lo que él le indicaba, pues Selene confiaba plenamente en su experiencia y en su bondad para guiarla, pero Enzo también tenía sus dudas. Pensaba que Selene un día se aburriría de él por causarle dolor y tenía mucho miedo de que eso pasara. Confiaba en su capacidad amatoria para hacerla sentir bien sin llegar a la penetración, y sufría mucho cuando Selene, en medio de alguna discusión y presa de su inseguridad, le decía que lo mejor era que buscara a otra mujer y la dejara. Que no tenía por qué atarse a una mujer que no servía. Por lo general esas discusiones terminaban con ella llorando desconsolada y Enzo abrazándola y jurándole que no quería a otra y que se sentía bien con ella.

¿Me dejas darte un beso?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora