¿Me dejas darte un beso?

Capítulo 25: Adiós.

Notas de autora: 

Olvidé separar por fecha en capítulos anteriores, pero esta historia parte en 2018 y se desarrolla en 2019. Si han pasado 3 años desde el matrimonio, ya nos ambientamos en 2022.

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Junio 2022, Santiago.

Heredia regresó a su casa pensando en lo descubierto, y arrepentida por haber hecho caso a Selene el día de su boda. Si hubieran contado la verdad antes, la familia de Enzo no estaría sufriendo la tragedia de tener a una joven abusada.

Sin embargo, la experiencia de vida y la perspectiva de los años le mostraba que, ni ella ni su sobrina estaban detrás de los actos malvados de Felipe. Él era un depravado y siempre lo sería. Ante cualquier cosa, era él quien debía responder ante la justicia.

Sin embargo, cierta culpa no dejaba de molestarla.

Para su suerte, no había dado el nombre completo del autor de la desgracia de Selene. Por lo menos, eso la tenía más o menos tranquila.

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Enzo se pasó la noche en vela. Selene no dejaba de acudir a su mente, una y otra vez.

Repasó, en más de una ocasión, los diferentes hitos de su relación: cuando ella le vendió las primeras haditas para sus sobrinas, cuando lo cuidó el día que tuvo gripe, o lo bien que le cayó a Max desde el principio. Cuando se hizo pasar por su novia y las sensaciones que lo recorrieron ante su proximidad y la idea de hacerla suya. Su primer beso...

Aún se estremecía al recordar ese primer beso.

Sentía que eso le había pasado a un Enzo ingenuo y enamorado, que pensaba que con su amor podría resolver todo, protegerla y hacerla feliz, pero la realidad era muy cruel. Selene cargaba con una historia de horror, abandono y desprotección que lo tenía superado. Si en esos años demostrándole todo su amor no pudo hacer nada para ayudarla, ¿podría si regresaba con ella?

Y más importante aún:

¿Selene querría que la ayudara?

Él había sufrido mucho con la separación y tenía la sensación que regresar con Selene era ponerse en riesgo nuevamente. Riesgo de que las cosas salieran mal, de que ella estuviera molesta con él por abandonarla. Para su suerte, al día siguiente era sábado y podía descansar, pero por otro, lamentaba no tener sus números y su calculadora para distraer su mente.

Sacó a pasear al perro y se decidió.

Él era fuerte. Él podía poner en riesgo su corazón una vez más si había, aunque fuera, un uno por ciento de lograr ayudarla a superar lo que le había sucedido. Con mayor razón porque él entendía, por fin, de qué se trataba ese pasado velado para él.

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Después del Estallido Social y el Covid-19, muchas cosas habían cambiado en la ciudad. La principal de ellas fue el encarecimiento del costo de la vida. Desde los precios de los alimentos hasta los de las viviendas y alquileres, hicieron que Selene considerara con cuidado sus opciones en la nueva vida que iniciaría como mujer separada. Por otro lado, estaba el problema de la delincuencia, que por diversos factores, había aumentado.

A dos semanas de su separación, Selene consideró todo lo anterior para decidir sus pasos a seguir. No quería abusar de Enzo ni despojarlo de su casa. Jamás le haría eso. Había sido un esposo bueno y consentidor, siempre preocupado de ella. Selene no podía dificultarle las cosas.

Aunque Selene ganaba un buen sueldo, entre sus estudios y pagar por un lugar donde vivir, optó por hablar con Heredia y pedirle que le permitiera regresar a su casa, y de ese modo abaratar costos, cuidarse y hacerse compañía. Heredia había hecho el ofrecimiento desde el día uno, al enterarse de la separación, pero ella no quiso pensar en eso, ocupada como estaba llorando y lamentando su suerte. Cuando por fin pudo estar más calmada, pensó en el asunto.