Capítulo 24: La verdad

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Selene guardó silencio ante la pregunta de Enzo. Se limitó a darle la espalda y se retiró a la cocina, para preparar algo de comer. Enzo la siguió.

—Siempre he respetado tu opción de no hablar de tu familia, incluso fui a ver a tu padre sin hacer mayores preguntas, pero, Selene... ¿qué es lo que pasa entre tu madre, tú y tu hermana? ¿Por qué hace más de trece años que no se pueden ni ver?

Selene se escudó en su mutismo. Enzo se pasó una mano por el cabello.

—¿Responderás alguna vez mis preguntas?

—Pásame el aceite, que está al lado tuyo —indicó Selene. El alma de Enzo se le fue a los pies.

—¡No entiendo por qué te casaste conmigo si al final ibas a seguir haciendo todo sola! ¡Si nunca me has considerado tu compañero! —exclamó, colapsado. 

Enzo había amado a Selene cada segundo desde poco después de conocerla, pero durante años lo había estado destrozando con sus silencios, con su pretender que no había pasado nada.  Enzo estaba seguro de que había pasado algo muy grave a su esposa antes de conocerlo, y que de alguna manera, ese secreto no los dejaba avanzar.

Salió de la casa de forma intempestiva y se fue a ver a Heredia. La interpeló para que le contara de una vez qué había pasado entre Selene y su familia. Heredia solo bajó la cabeza.

—Lo siento, no te puedo decir. Selene me hizo prometerle que no lo revelaría.

—Pero... ¡es que estoy desesperado! Hoy fueron la madre y la hermana de Selene a la casa, querían hablar con ella y yo las eché. No sé qué quieren, pero tampoco sé qué pasará si las dejo pasar a la casa. No sé si eso es mejor o peor para Selene, ¡no sé nada!

—Enzo, no sabes cuánto lo lamento.

Enzo estaba harto de silencios, de disculpas y de secretos. Tenía una expresión decidida cuando enfrentó a Heredia por última vez.

—Pues convenza a su sobrina de que me cuente qué pasó. Yo sé que hay algo serio y estoy harto de que me hagan a un lado.

Enzo regresó a su casa, para encontrar a Selene acostada. Ella le daba la espalda, por lo que él se sentó a su lado.

—¿Estás enojada porque te pregunté?

Ella desvió la vista. Enzo asintió.

—Bueno, tranquila, no te molestaré más con eso.

Una idea vino a la mente de Enzo y sus ojos se llenaron de lágrimas. Se las secó con discreción.

—Voy a dormir en otra pieza. Buenas noches.

Sin decir más, sacó su pijama de debajo de la almohada y se retiró. Selene mantuvo una actitud pasiva de dejarlo hacer y no se inmiscuyó en su decisión.

Esperaba que, de ese modo, Enzo entendiera que no tenía derecho a meterse en su pasado ni en sus secretos. A él solo debía importarle lo que era de ella después que se conocieron.

** * **

Heredia habló temprano con Selene para reunirse más tarde. Apenas salió de trabajar, Selene visitó a su tía.

—Estoy muy preocupada. Enzo vino anoche y dijo que tu mamá y Amelia fueron a verlo. Hija, ¿por qué no le dices lo que pasó de una buena vez? Él ha demostrado amarte, ser buen esposo y buen amigo. Es un hombre leal. Él te creerá.

—Es que no puedo decirle, tía.

—Claro que puedes. Solo debes confiar...

—Felipe está casado con la prima de Enzo.

¿Me dejas darte un beso?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora