Capitulo 5

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Natalia volvió a su casa llena de emociones. Clint se ofreció a llevarla debido a su inestabilidad emocional momentánea, le preocupaba el hecho de que ella tenga que conducir en ese estado, sabiendo lo mal que funcionó la última vez.

Al llegar al lugar ni siquiera sé despidio de Clint.

Su corazón iba a mil por segundo, alguien necesitaba darle respuestas y ese sería su padre.

Abrió la puerta de golpe con lágrimas en sus ojos. Tiró todas las cosas que encontró suyas y de Wanda en ambas casas en la encimera de la cocina donde su padre se encontraba cocinando.

Iván se giró a mirarla.

— ¿Qué ocurre?

Ella no podía responder, así que señaló lo que encontró.

Él se acercó a las cosas en la encimera e la cocina. Al darse cuenta de qué se trataba cerró sus ojos con fuerza.

— ¿Por qué? — Natalia preguntó con dolor. — ¿Por qué ocultarme esto? — levantó la fotografía Polaroid para mostrársela a su padre. — Y esto. — abrió la pancarta del cumpleaños de Wanda. — O esto. — le enseñó el bloc de notas. — Ah, pero esto fué el colmo. — Natalia sacó una caja que contenían dos anillos, uno de plata y otro de oro, casi idénticos. — Los encontré debajo de la cama de lo que solía ser tu habitación en nuestra vieja casa... — ella lo miró con decepción intentando contener sus ganas de llorar. — Sé que no eran tuyos y de tu ex esposa, esos aún los guardas y por el tamaño de los anillos puedo suponer quiénes eran sus verdaderas dueñas.

— Solo intentaba protegerte...

— ¿Protegerme? — ella rió con ironía secándose las lágrimas. — ¿Protegerme de qué? ¡Ni siquiera sé quién soy! — se atragantó entre lágrimas — ¡¿Quién demonios es Natasha Romanoff?!

— Todo lo que hice, las decisiones que tomé con tu madre... Lo hicimos por tú bien. — él le aseguró intentando acercarse a ella.

Por un segundo, ella sintió que nuevamente era una adolescente de dieciséis años. Vagos recuerdos vinieron a su cabeza de algunas discusión con él.

Flashback.

— ¡Natalia Alianova Romanova!

Natasha se sobresaltó girando sobre su mismo eje para encontrar a su padre de brazos cruzados con el ceño fruncido.

— Hola, papi. — Natasha rió nerviosamente.

— Natasha, hablé con tu madre. Estuvo esperándote durante horas, nadie sabía de tu paradero y cuando te llamo me dices que estás en una fiesta. ¿Te das cuenta en los graves problemas que estás señorita?

— Papá, yo...

— ¡Melina estaba desconsolada creyendo que su propia hija no quería pasar tiempos con ella!

— ¡Y no quiero! — Natasha gritó a la defensiva. — ¡Tú querías obligarme a hacerlo, por una vez en mi puta vida elegí que quería hacer!

— ¡Cuidado con ese lenguaje, señorita! Y más te vale que no comiences a insultar en ruso. — su padre le advirtió. — Natasha, tú eres una buena chica. ¿En qué estabas pensando?

— Estaba pensando... en qué no quiero pasar tiempo con la mujer que me arrebató a mi hermana, que se separó de mí y de la cual estoy obligada a ver todos los días en el colegio mientras ni siquiera puedo llamarla 'mamá' — Natasha murmuró débilmente dejando escapar una lágrima rebelde por su rostro.

— ¿Hija, por qué lloras?

— ¡Porque me odias!

— Natalia, no puedes pensar que te odio cada vez que corrijo tus malas actitudes.

NO MÁS RARA. | Wandanat. #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora