Capitulo 6

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— Yo...

— No digas nada. — Natalia lo interrumpió. — Realmente no puedo expresar con palabras lo herida que me siento por tí.

Iván bajó la cabeza en silencio.

— ¿Cómo ocurrió el accidente? — ella se atrevió a preguntar, incluso sin estar segura de querer oír la respuesta.

— No puedo decirlo.

Ella frunció el ceño.

— Soy yo quien lo decide ahora.

— Mi respuesta sigue siendo que no.

Natalia suspiró.

— ¿Sabes qué? A éste punto no sé porqué todavía sigo esperando que seas sincero conmigo. Voy a irme a ver a la única persona que sé que tiene respuestas para mí. — Natalia comenzó a recoger todas las cosas del mostrador.

— ¿Quién es esa persona?

Natalia se dió media vuelta para dirigirse a su habitación.

— Wanda Maximoff.

~*~

Cuando era una adolescente jamás se imaginó organizando una boda, tampoco diseñando tarjetas de invitación y mucho menos probandose vestidos de novia. Vision le había dado su tarjeta de crédito para cualquier tipo de gastos, ella incluso podía decir que esa era su única característica positiva: tenía mucho dinero y no le importaba cuánto Wanda gastaba.

— ¿Te gusta éste? — su mejor amiga Agatha se acerco hacia ella con un nuevo vestido.

Wanda suspiró al ver el enésimo vestido que le enseñaban.

No le gustaba ninguno porque simplemente no quería casarse.

— No. — respondió con sequedad.

Mónica, su amiga y vecina se acercó hacia ella para dar pequeñas caricias en su hombro en señal de apoyo.

Mónica había presenciado muchas de las peleas de la pareja, sobretodo había curado muchas de las heridas de Wanda y se había encargado de cuidar a la pequeña Natalia. Todos los días se encontraba rezando para no tener que ser ella quien encontrara muerta a su amiga.

— Si no quieres casarte no tienes que hacerlo, ¿Sabes? — Mónica le susurró al oído.

Wanda bajó la mirada hacía sus pies.

— Natalia merece un apellido. — Wanda murmuró el respuesta.

Natalia tan solo tenía el apellido Maximoff debido a que se ameritaba un matrimonio para tomar en cuenta el apellido del padre según leyes de Sokovia de dónde ambos provenían. Así que el matrimonio era crucial.

— Si, pero tú no mereces esto...

— Es cierto. — Agatha dejó los vestidos a un lado acercándose a ella. — Eres demasiado bonita para dejar que ese hombre te pase por encima.

— Además, aún hay posibilidades de que tú chica venga. — Mónica le animó.

Wanda sacudió la cabeza.

— Natasha no vendrá, fué una mala idea invitarla.

— No lo creo. — Mónica hizo una mueca. — Además, sabemos que ella es la única persona además de tí que puede sacarte de esta.

Wanda suspiró alejándose de ambas para verse en el espejo y ver cómo le quedaba el vestido anterior.

— No puedo esperar que ella entre por las puertas de esa iglesia como un ángel caído directo del cielo para salvarme de los brazos de lucifer. — Wanda se burló. — Tengo quince años sin verla, probablemente me odie, sé que su padre lo hace.

— Oye, eres demasiado dura contigo misma. No es tu culpa que tú madre te haya obligado a dejar New York. — Agatha frunció el ceño cruzándose de brazos.

Mónica se sirvió una botella de champagne.

— Si, aún no sé cómo caí en eso. — Wanda murmuró mirando a la nada. — Creo que... En el momento de mi adolescencia dónde más fortaleza tuve que tener fué dónde más flaquee. Mi madre jamás había logrado manipularme hasta ese momento.

— Estabas débil y ella se aprovechó de eso. Tenías la beca y decidió obligarte a aceptarla cuando no querías hacerlo. — Mónica ofreció.

— Ni siquiera quería estudiar Karate toda mi vida ¿Saben? — Wanda se giró a mirar a Agatha quien le traía una copa de champagne. — Fué la excusa más estúpida que se me ocurrió para dejar a Natasha.

— Fué muy cruel por parte de tu madre hacer que te despidieras de ella cuando aún estaba en el hospital. — Agatha hizo una mueca de desagrado.

— No, lo cruel fué que cuando yo entré en ese hospital aún creía que ella estaba inconsciente. Así que creí que todo sería más fácil, pero fuí forzada a decirle todas esas cosas horribles cuando apenas acababa de abrir los ojos.

— Fuiste muy tonta. — Mónica estuvo de acuerdo. — Pero eras una niña.

Wanda bebió su champagne haciendo una mueca al recorrer su garganta.

— Pues entre las dos se suponía que la tonta era ella. Ella era la cucaracha y yo era la rara. — Wanda sonrió ante el recuerdo. — Que equivocadas estábamos acerca de tantas cosas...

— ¿Qué hay de la chica que la hirió? — Agatha preguntó.

La sonrisa de Wanda se borró lentamente al oír el nombramiento de Valkyrie.

— No quiero hablar de eso. — Wanda murmuró volviendo su atención a los vestidos de bodas.

NO MÁS RARA. | Wandanat. #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora