Capítulo 15

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Wanda llegó a la habitación de la clínica donde tenían internada a su hija con rapidez.

— ¡Mami! — La niña exclamó débilmente.

— ¡Nattie! — Wanda corrió hasta su cama y la llevó a sus brazos para mantenerla cerca. — Oh, dios mío. ¿Qué ocurrió?

Mónica había estado a cargo de la pequeña Natalia mientras Wanda se encargaba de resolver las cosas con Natasha.

Mónica se acercó a abrazar a su amiga.

— Durante la noche tuvo fiebre, no quise llamarte porque sabía que estabas en algo importante pero la temperatura no bajaba, ella apenas podía abrir sus ojos y me preocupé así que la traje aquí. — Mónica le explicó.

Wanda asintió acariciando la frente de su hija.

— ¿Cómo está ahora? — Wanda miró hacia el doctor esperando en la puerta.

— Tenía una pequeña infección en su oído, le dimos unos antibióticos y está estable.

Wanda cerró sus ojos permitiendo relajarse. Tomó el rostro de su hija para sentir su temperatura pero parecía estar bien, a excepción de que sus ojos estaban un poco rojos.

— ¿Ha estado llorando? — Wanda preguntó sin apartar la mirada de su hija.

Mónica negó.

— No, uh. Los ojos rojos son por la fiebre. ¿Cierto doctor?

El doctor asintió.

— Así es.

Wanda se relajó durante un momento hasta que recordó algo. Se giró para intentar ver más allá del doctor en la puerta.

— Disculpe, ¿Ha visto a la chica que venía conmigo? Tiene un corte de cabello que está a la moda y es pelirroja.

Mónica levantó su ceja con interés..

— Me tomo que no, lo lamento. Volveré en unas horas para ver cómo se encuentra la pequeña y poder darle el alta.

Wanda frunció el ceño pero asintió. El doctor salió de la habitación pero ella tenía una revolución en su cabeza.

Quizá Natasha se había ido al escuchar el nombre de Natalia, probablemente escuchó cuando dijo el apellido y se asustó.

Pero Wanda no tenía su número telefónico para asegurarse de que todo estuviese bien así que tuvo que dejarle un mensaje de voz a Clint.

~*~

Natasha estaba llorando dentro del cubículo del baño. Enviando fuertes temblores hacia su cuerpo, los recuerdos venían sin orden alguno dentro de su cabeza pero si de algo tenía claro es que su mente estaba recopilando primero los momentos más traumáticos de su vida.

Ella sentía las manos de Valkyrie golpeando contra su cuerpo, sentía su agarré contra su nuca presionando su rostro en el suelo, podía casi sentir en ese momento exacto como su espalda golpeaba contra la puerta del auto de su abuelo.

Pero sobretodo podía recordarlo a él, a su abuelo. Años después, recordando que está muerto. Todos estos sentimientos la volvían a hacer sentirse como la niña descarrilada que era hace quince años, porque en éste momento la persona que está sufriendo dentro de ella es aquella adolescente de diecisiete años.

Ella se levantaba y volvía a sentarse sobre la tapa del retrete con hiperactividad, sus piernas golpeaban el suelo con fiereza y sacudía su cabeza en forma de negación con veracidad.

“Me odio a mi misma"

"Espero que el dinero haya valido la pena"

"¿Cuántas veces piensas hacerme esto?"

“¡Eres una sobradora!"

"Deja de rascarte y solo córtate"

"Nuevamente actúas como una malcriada"

"Tú fuiste quién lo arruinó"

"Estoy cansado de tener la misma conversación contigo Natasha. Cada vez que pienso que haz entendido la lección haces algo otra vez... Tú eras una buena chica. ¿En qué estabas pensando?"

"¡Y allí está otra vez tu ego! ¡Ese ego que no te deja pensar ni actuar como una persona normal! Porque Natasha, tú nunca, NUNCA, haces nada que no sea por tí"

Se levantó del golpe para levantar la tapa del retrete y caer de rodillas en el suelo para vomitar todo el contenido de su estómago. Posiblemente pudiese ser debido al hecho de que había bebido hasta la perdida de consciencia la noche anterior, pero en realidad era ocasionado a que estaba teniendo su primer brote psicótico ligado con todo el alcohol en su organismo y el trauma destacado por el regreso de su agresora.

Ella entraba y salía constantemente de la realidad, podía sentir como las palabras golpeaban en su oído, podía sentir la sangre de su cabeza correr detrás de su cuello hasta la parte baja de la espalda, podía sentirse devuelva en sus alucinaciones en Bear Mountain con Wanda.

Pero hubo un recuerdo...

Maldita sea, ella no hubiese querido recordar eso jamás.

Nadie lo sabía, ni siquiera ella misma.

Su mente lo había reprimido en lo más profundo de sus recuerdos en motivo de autoprotección del trauma a tan temprana edad.

~*~

¿Esa niña te tocó alguna vez Natalia? — era la voz severa de su padre observándola con fiereza.

Natasha de apenas siete años negó con miedo. Creía que estaba en problemas por dejar que una persona mayor la tocara.

No era que lo disfrutara, era que no tenía nada más que hacer.

— No, papá.

— Dime la verdad. Juralo por tu famila. — él insistió tomando su brazo.

Natasha tragó en seco pero volvió a negar.

— No, nunca me tocó.

~*~

Esa mentira fué la condena y desencadenante de todas las acciones del resto de su vida.

NO MÁS RARA. | Wandanat. #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora