Epílogo.

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24 de Diciembre.

Después de la boda, ninguna de las dos se había vuelto a ver. Wanda tuvo que quedarse en Los Ángeles durante el juicio el cual habita ganado exitosamente y Natasha por su lado tuvo que regresar a New York a resolver asuntos con su padre. Él no la había perdonado, pero al verlo ella entendió que él había enloquecido durante su ausencia por lo que ahora él se mantenía bajo cuidados estrictos en un centro de rehabilitación.

Ella llegó a su antiguo vecindario la mañana de la víspera de navidad, jugando con su el anillo de matrimonio en su dedo al mantenerse en frente de ambas casas.

Caminó lentamente sobre la nieve en dirección al jardín de la antigua casa de los Maximoff, dejándose caer de espaldas en el suelo.

— Ese es un mal lugar para sentarse, Maximoff.

Wanda alzó la mirada sin soltar el medallón hacía Natasha, quién se encontraba del otro lado del jardín con una sonrisa.

— ¿Qué haces despierta tan temprano? — Wanda preguntó secando sus lágrimas.

— Feliz navidad para ti también, amiga. — Natasha bromeó cruzando entre la nieve hacía su jardín.

Wanda negó la cabeza apenada.

— Lo siento, feliz navidad.

Natasha se sentó a su lado sobre la nieve.

— Mierda, me congelé el trasero. — Natasha maldijo por lo bajo.

Wanda rió un poco.

— Creí que habías dicho que era un mal para sentarse. — Wanda dijo con una nueva confusa.

— Lo es, pero considerando que estás llorando haciendo que tus lágrimas al caer del suelo se vuelva hielo... Decidí hacerle compañía a esa cara triste. — Natasha señaló su cara con ternura. — Estoy esperando que mamá venga por mi, fiestas... Ya sabes.

Wanda asintió.

— ¿Cómo es ser hija de la directora?

— Bueno... Tuve que cambiar mi nombre para que no me molestaran así que... Cómo podrás ver el infierno que se convirtió para mí los últimos meses, sabrás que no es bueno. — dijo Natasha ahora acostándose sobre la nieve mirando al cielo entrecerrando sus ojos ante el reflector del sol golpeando su rostro. — ¿Qué hay de tí? ¿Por qué lloras tan temprano?

Wanda suspiró acostándose a su lado imitando su acción.

— Es mi primera navidad sin él. — Wanda tomó el medallón en sus manos con fuerza cerrando sus ojos permitiéndose sentir el frío viento en su cuerpo.

— Lo lamento.

— Dices 'lo lamento' muchas veces, ¿Lo sabes, no? — Wanda murmuró en una especie de chiste que había salido mal.

Natasha rió por lo bajo.

— Papá hoy estará con su novia... — Natasha se movió en la nieve comenzando a hacer ángeles. — Creo que está queriendo reemplazar a mamá.

— Sin importar lo que haga, él te amará a tí sobre todas las cosas. No deberías preocuparte por eso.

¿En qué momento habían llegado al punto en que podían contarles sus problemas a la otra?

— Yo a veces siento que no soy lo suficiente para mamá. Ella lidia con todos mis cambios de ánimo y las peleas constantes con Pietro sin mencionar... — Wanda se detuvo al darse cuenta que estaba entrando en un tema demasiado serio para ella.

NO MÁS RARA. | Wandanat. #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora