Capitulo 11

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Natalia se negaba a comunicarse con Wanda, eso significaba que todo el viaje había sido para nada. Pero Clint estaba cansado, había dejado a su familia a punto de iniciar las vacaciones de navidad para tan solo venir a ayudar a su amiga quien lo necesita, y el no perdería éste viajen por ella.

Así que hizo un plan, el cuál no podría fallar.

Clint le envió un mensaje de texto a Wanda la noche del Sábado, diciéndole que esperaba poder reunirse con ella en su habitación de hotel durante la tarde.

Ella había aceptado, poco sabía Natalia de lo que tramaba su mejor amigo. Porque no sospechó siquiera un poco cuando Clint decidió salir a hacer compras durante la tarde pidiéndole específicamente que quería ir solo.

La nueva Natalia no solo era dulce, preocupada y delicada sino que también era ingenua. Tenía la ingenuidad que Natasha perdió durante su adolescencia y eso lo desesperaba, porque si bien la amaba, extrañaba a la Natasha que maldecia e insultaba cada dos segundos. Aunque jamás se lo iba a confesar.

La puerta de la habitación se escuchó haciendo sobresaltar a Natalia quien estaba a punto de bajar a almorzar.

— ¿Clint dejó la llave? — preguntó para si misma un poco extrañada.

Caminó hacia la puerta y ligeramente colocó su mano sobre la perilla llevándola hacia ella para abrirla.

Al principio no la reconoció en absoluto, pero debía haberlo sabido mejor.

Sus ojos se abrieron un poco al darse cuenta que la mismísima Wanda Maximoff estaba para justo frente a ella.

— Uh... — Natalia balbuceó al verla allí.

Wanda sonrió haciendo una ligera mueca de nerviosismo.

— ¿Eso es todo lo que dirás al verme después de quince años? — Wanda se burló.

Natalia se golpeó en la cabeza.

— Ah, si, no. Por supuesto, uh. Yo... — divagó.

— Sigues balbuceando. — Wanda rió siendo un manojo de nervios.

Ella no respondió, sabía que si abría la boca estaba a punto de decir la cosa más estúpida que viniera a su mente así que simplemente se hizo a un lado invitandola a entrar en la habitación.

Wanda agradeció dándole un asentimiento con su cabeza adentrándose en la habitación de hotel divida en dos. Sentándose sobre la cama de Clint.

— Así que... Llegaste el Viernes a Los Ángeles. — Wanda comenzó rascando su nuca con incomodidad.

Natalia asintió caminando débilmente para sentarse en su propia cama.

Wanda rió, sintiendo un deja vu.

— Ésta distancia me recuerda a cuando hablábamos a través de nuestras ventanas. — Wanda replicó con una sonrisa al recordarlo.

El rostro de Natalia cayó, pero fingió una pequeña sonrisa. Aún sin atreverse a decir algo por si misma.

— Entonces... ¿Cómo te ha ido? — Wanda insistió sintiendo toda ésta situación incómoda.

Natalia se tomó unos segundos para responder cuando finalmente recordó que Wanda le envio una invitación para su boda a una casa de la cuál no debería tener la dirección.

— En realidad quería saber cómo obtuviste mi dirección. — soltó de repente.

La pregunta tomó a Wanda por sorpresa, su cambio de ánimo fué prácticamente muy drástico.

— Uh... Te busqué en internet. — Wanda confesó.

— Entonces sabes que tengo una academia de baile.

Wanda asintió acomodándose en la cama.

— Así es, he visto algunas fotos... — Wanda dijo sin saber exactamente qué más decir. Su mirada se desvió a las pequeñas cicatrices que adornaban su rostro, haciendo que una oleada de culpabilidad recorriera su pecho. — Uh, me gusta... Me gusta tu corte de cabello.

— A mí me gusta como se te ve el rubio. — Natalia le dió un cumplido sincero, no era como si la recordara demasiado cuando era adolescente pero en la fotografía ella tenía el cabello muy oscuro.

— Gracias. — Wanda sonrió ante el comentario.

— Oh y me va muy bien. — Natalia mintió. — Aún vivo con mi padre.

El rostro de Wanda se aclaró.

— Oh, si. ¿Cómo se encuentra él? — Wanda preguntó realmente interesada. Hace quince años que no sabía nada sobre él.

— Está... — dió una pausa para pensar bien su respuesta. — Él va a estar bien. — decidió responder.

Wanda frunció sus cejas.

— ¿Lo estará? ¿O sea que no lo está?

Natalia se encogió de hombros sin querer hablar mucho.

— Clint me dijo que estaría aquí. — Wanda volvió a hablar.

— No sé nada sobre eso. — Natalia comenzó a rascar su brazo, siendo un pequeño tic nervioso que tenía incluso antes del accidente.

Wanda desvió su mirada hacía el movimiento que ella hacía con sus manos y su brazo teniendo leves recuerdos de su adolescencia. Aún podía ver las cicatrices en su muñeca.

— Realmente esperaba que me buscarás. — Wanda murmuró sin apartar la mirada de las cicatrices de Natalia, notando que no solo se encontraban las que ella misma se había provocado cuando era más joven sino que también se habían juntado con las cicatrices provocadas por los golpes de Valkyrie.

— ¿Disculpa?

— Ya sé, te dejé cuando aún estabas en el hospital. Fué horrible de mi parte pero...

Natalia levantó su mano haciéndola detenerse.

— Wanda yo no... No sé de lo que estás hablando, lo siento.

Ella volvió a levantar la vista hacia Natalia haciendo que sus ojos se reencontraran.

— Yo... Te dije en el hospital, justo antes de irme que quería que me buscaras cuando te recuperaras porque iba a estar esperando por tí. — Wanda respondió con tanta obviedad que Natalia lamentó no haber seguido el consejo de Clint.

Natalia se levantó jugando con sus manos.

— Wanda yo no sabía quién eras hasta hace una semana. — Natalia espetó.

La reacción de Wanda fué la cosa más triste que ella haya podido ver. Su rostro cayó por completo al igual que sus cejas y su boca, ella observó cómo la mujer también se levantó para quedar frente a frente.

Durante estos quince años, Wanda había estado esperando por una señal. Tan solo por una sola señal de una persona que no siquiera la recordaba.

— ¿De qué estás hablando? Yo, yo... Yo hablé contigo antes de irme, tú me reconociste, golpeaste tu mano contra el vidrio para que yo volviera ya que no podías hablar. — La voz de Wanda se rompió y sus ojos la miraron con desesperación.

Natalia bajó la mirada decidiendo que no podía mirarla a los ojos.

— Lo lamento pero no recuerdo nada.

NO MÁS RARA. | Wandanat. #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora