Capitulo 8

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El aeropuerto estaba repleto, como de costumbre solía estar. La ciudad de New York era una locura en todos los aspectos a cualquier lugar que vayas.

Tenía ansiedad, miraba la hora cada dos segundos para asegurarse de no perder el vuelo. Aferraba su boleto de avión con fuerza a su mano y no soltaba su equipaje por nada del mundo.

El sentimiento de culpa por dejar a su padre la invadía por dentro pero de alguna forma extraña al mismo tiempo estaba tranquila. Porque sabía que lo que hacía no estaba mal, se sentía correcto porque estaba siendo fiel a lo que ella necesitaba para si misma.

Pasajeros para viajar en el vuelo 13 hacia Los Ángeles favor de abordar. — la voz de un hombre se escuchó a través del megáfono.

Nuevamente, el aeropuerto se puso en movimiento.

Ella caminó directamente a la fila para abordar al avión cuando observó quien se encontraba en el lugar a punto de abordar.

Era Clint, esperándola con una sonrisa y señalando hacia delante para que supiera que le había guardado un lugar.

Ella sonrió y se apresuró para llegar hasta él, soltó sus maletas y lo abrazó con fuerza. Definitivamente necesitando esto más que nada en toda la noche.

Se alejó de él dejando descansar sus manos sobre sus hombros.

— ¿Qué estás haciendo aquí?

— No te deje caer una vez en el pasado y no te dejaré caer ahora. — Clint le guiñó el ojo burlón.

Ella se alejó golpeando su pecho sin parar de sonreír.

— ¿Y eso qué significa?

Él se encogió de hombros y fingió pensarlo.

— Creo que dejaré que la protagonista de todo éste asunto te lo explique. Seguramente lo hará mejor que yo.

Natalia frunció el ceño confundida.

— ¿Uh?

— Me comuniqué con una persona en Los Angeles, después te diré de quién se trata. No es una persona confiable, créeme, yo más que nadie jamás confiaría en él, pero... Era amigo tuyo. — Clint guardó sus manos en los bolsillos de su pantalón.

— ¿Y eso significa?...

— Tengo la dirección de Wanda.

El rostro de Natalia se iluminó. Si bien no tenía exactamente un plan al llegar a Los Ángeles definitivamente no esperaba que Clint hiciera nada al respecto, parecía muy reacio a hablar sobre el pasado y ahora estaba aquí ayudándola.

— ¿Por qué me ayudas? Creí que no querías que nada de esto pasara.

Él suspiró.

— Eres mi mejor amiga Nat, hemos sido amigos más tiempo del que puedas recordar y he estado para ti en situaciones que probablemente no te puedas ni imaginar. — él respondió mientras la miraba sonreír. — Necesitas mi ayuda y sé que con amnesia o sin, no sabrías hacer nada sin mí.

Natalia bufó poniendo los ojos en blanco.

— Ja,ja. Muy gracioso. — ella respondió irónicamente tomando sus maletas otra vez cuando la fila comenzó a avanzar.

— No, pero es cierto. — Clint golpeó su brazo ligeramente. — Una vez casi te ayudo a comprar happy brownies para tu cumpleaños de no ser porque tú padre nos descubrió. ¿Crees que no vendría a ayudarte para que vuelvas a reencontrarte con tu amada?

Ambos entregaron sus billetes de avión viendo cómo eran sellados antes de avanzar.

— No es mi amada. — Natalia murmuró caminando por el lugar estrecho para entrar al avión.

— No olvides que yo sé más cosas que tú. — él bromeó juguetonamente colocando su equipaje encima de sus asientos al entrar.

Natalia le envío una mala mirada ante su horrible chiste escondido sobre su amnesia.

Ella se dejó caer sobre su asiento asignado justo al lado de la ventana, sintiendo como Clint caía a un lado de ella.

— ¿Tienes pensado algo de lo que pasará cuando la veas? — Clint murmuró.

Ella no apartó la mirada de la ventana cuando negó con la cabeza.

No conocía a la mujer, no sabía qué había ocurrido entre ellas y a hora de repente iba a su casa a verla de la forma más loca posible cuando estaba a un mes de casarse con un hombre.

¿Qué podría decirle?

— Quizá podrías intentar empezar por decirle que tienes amnesia. — Él propuso. — Así no tendrás que evitarte momentos incómodos cuando ella mencione cosas que no recuerdes. Quizá así ella pueda contarte lo que ocurrió de la forma más sana posible.

— ¿Y qué pasa si estoy cometiendo un error? — ella lo miró con terror en sus ojos. — ¿Qué pasa si ella no es lo que estoy esperando? ¿Y si... Y si ella no quiere ayudarme a recordar nada y tan solo me invitó a su boda por compromiso?

Clint se encogió de hombros.

— Ya no somos niños Nat, ya no podemos huir de nuestros problemas e intentar controlar todo a nuestro alrededor. No puedes esperar que todo pase como tienes pensado.

Ella suspiró recargando su cabeza en su asiento.

— Es que... — Natalia comenzó a hablar en voz baja cuando sintió las luz del avión apagarse y sentir como avanzaba sobre la pista. Ella sacó la Polaroid de ella y Wanda de su abrigo y la observó con la luz tenue que entraba a través de la ventana, durante unos segundos antes de hablar. — Mientras más veo la fotografía menos la recuerdo pero... Quizá mi mente no la recuerde pero mi corazón comienza a sentir cosas por ella. — confesó con nerviosismo sin apartar la mirada del rostro juvenil de Wanda. Admirando lo felices que se veían en la fotografía. — ¿Crees que me estoy volviendo loca por aferrarme a una persona de un pasado que no recuerdo?

Clint negó.

— Creo que tienes el corazón más bonito que existe. — él sonrió, rodeando su brazo detrás de su espalda acercándola hacia él en un último abrazo antes de despegar.

NO MÁS RARA. | Wandanat. #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora