En una noche fría de Setiembre, un hombre de cabellos negros oscuros miraba por su gran pared de vidrio, los luminosos establecimientos y edificios de la ciudad de Seúl.
Carteles publicitarios con luces, discotecas, restaurantes y demás negocios abiertos, aun en esa hora tarde.
Se servía una copa más de vino y miraba con fastidio el paisaje colorido.
Entre sus manos estaba una tarjeta de color rojo oscuro. Tonalidades que iban de un rosa oscuro a un carmín profundo. En el diseño habían labiales y tacones. De igual manera, siluetas de mujeres.
Su amigo le había dado esa tarjeta esa mañana. Con unas palabras y una sonrisa cómplice, le dio el pase a una posible salida de su diario estrés.
El alcohol había consumido sus pensamientos éticos, reemplazandolos con ideas fueras de lo común para un hombre formal como lo era él.
Su esposa estaba de viaje y volvería mañana. Sus hijos estaban en la casa de su cuñada. Y él sería la única persona en su casa, sin contar a los empleados, si dejaba su oficina.
Suspiró pesado. Con esfuerzo se levanta de su asiento de cuero y cierra el vino que está por la mitad de ser vaciado.
En su escritorio está una foto familiar.
Su esposa está sonriendo mientras abraza a sus dos hijos que también llevan una sonrisa.
Min-Kyung con una sonrisa idéntica a la de su madre, pero con los ojos de su padre. Jung-Su siendo al revés. Ambos niños de 10 y 6 años respectivamente.
Él los amaba a los tres, claro que sí.
Y en otra situación le hubiera sacado una sonrisa genuina ver tal retrato.
Pero ahora le incomodaba, a tal punto de que con los labios y cejas fruncidas, agarrara el marco de la foto y la colocara boca abajo. Totalmente disgustado.
Toma sus llaves y se marcha de su "pequeño" lugar de trabajo.
Automáticamente se dirige a la cochera. Entra a su auto de último modelo color negro y se va del lugar.
Una mano está en el volante, la otra sostiene la tarjeta. Mientras lee la dirección, conduce tranquilo. Las luces iluminan por todas partes, su rostro está cubierto de tonos de colores llamativos.
Llega un momento en el que se desvía de la carretera principal que conduce a su residencia. Los carteles van disminuyendo, pero los restaurantes de comida rápida aumentan.
Es extraño ver un carro tan costoso por esos barrios. Por ello hay gente que se queda mirando su automóvil de manera sedienta.
Se maldijo a sí mismo por no haber llevado algo más sutil. Pero poco le importaba eso ahora; estaba necesitado. Quería dejar el estrés de una vez por todas que lo consumía por meses; tal vez años. Pero era algo de lo que no quería pensar.
Entre pensamiento y pensamiento, no se dio cuenta cuando había llegado a un local entre callejón y callejón.
Tenía suerte de que su gran carro había podido escabullirse entre esas estrechas calles y atajos ilegales. Y suspira con pesadez.
Traga saliva cuando una mujer con escasa ropa y cuerpo curvilíneo sale del local. Como si le hubiese estado esperando.
Le hace algunas indicaciones con las manos, señalandole una cochera.
Le sorprendió que a pesar de estar en un barrio de mala vida, el lugar se veía decente. Como un restaurante de cuatro estrellas que encuentra con facilidad en la ciudad.
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❦| Si te elijo a ti... ©yeonbin ¡ཿ྇
FanficSi lo hubieran visto en un lugar como ése, muy de seguro la noticia se correría con rapidez. Llegaría a los oídos de quienes ama, estaría arruinado. No puede permitirse algo así por un error como aquél. Pero... Si fue un error, ¿Por qué no dejaba d...