Episodio 14

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Yeonjun saca un cigarrillo de una de sus tantas cajetillas guardadas en la guantera de su auto.

Una vez tiene afuera uno, prende su encendedor, y sólo así todo el auto se inunda del abrumador humo. El principal aroma siendo el tabaco.

Yeonjun no solía fumar. Sólo cuando estaba ansioso.

Y definitivamente en esos momentos no podía dejar de pensar en otra cosa que no sea lo que acababa de hacer.

Acaba de suplantar una identidad.

Eso podía manchar su nombre. En términos graves, llevarlo a la cárcel.

¿Qué pasaría si su esposa se entera?

Estaba jodido.

Tomó otra calada. Comenzaba a estresarse.

Y todo por culpa de ese niño caprichoso.

No sabe si realmente está bien con haberlo ayudado. O si debió dejarlo hablar solo por teléfono, ignorándolo.

Entonces sólo recordar su voz agitada por la preocupación, es que llega a pensarlo.

Definitivamente ese niño tenía muchas cosas que explicarle.

Con sus dedos toqueteaba con ansiedad el volante, con la mano libre usaba el cigarro e inhalaba y exhalaba desesperado. ¿Cuánto más tendría que esperar a que venga?

Justo cuando lo pensó, apareció.

El susodicho yacía caminando hacia él. Llevaba su mochila en la espalda y tenía un leve puchero en el labio inferior.

Yeonjun bufó. Cansado, y justo cuando saldría del auto para decirle que se apurara, ve a la perfección como es interceptado.

Se queda en su lugar viendo la escena. Es un chico de su edad, muy probablemente un compañero. Bien, tal vez un amigo por la forma en la que ambos se quedan hablando de manera sonriente. Nota como el de cabellos largos -algo muy gay para Yeonjun- toma de la cintura al niño.

¿Acaso ese mocoso tiene novio y no se lo había dicho?

No, no, no. No iba a tolerar eso.

No soportaba la idea de que tanto él como ese muchacho compartan el mismo agujero. Pensarlo solamente le provocaba asco.

Con una mueca de enfado estaba más que dispuesto a castigar al menor. No sólo porque indagó su número y correo electrónico sin su permiso, sino también por no decirle que tenía un maldito novio.

Y sus sospechas se mantuvieron fuertes cuando ese tal pelinegro besó la mejilla del mocoso. No lo toleraba.

Asco. Eso era lo que sentía en esos momentos.

Tomando una gran calada ni siquiera se molestó en verlo acercarse al auto, estaba concentrado en botar la mierda que sentía, a través del tabaco.

Una vez ese niño cara de conejo estaba frente a la puerta del piloto dando pequeños golpes en la ventana, expulsó el humo por su boca hacia un lado y recién ahí, bajó la luna del auto para verlo con una cara de enfado.

—¿Por qué mierda te demoraste tanto? —Soobin abrió los ojos un poco más al notar su tono. También arrugó ligeramente la nariz al oler el cigarro emanar del carro.

—Yo... Lo siento. El maestro me metió a su oficina para darme otro sermón... No me imaginé que sería tan estúpido como para que después de recibir tanto dinero me siga jodiendo. —soltó para luego suspirar.

Yeonjun apretó los dientes. Ese desgraciado.

—Aún así, no debiste permitir que te retuviera.

—Si lo hacía, tendría una mancha más en mi expediente. Es mi tutor, hyung.

❦| Si te elijo a ti... ©yeonbin ¡ཿ྇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora