LA REALIDAD DE UN SUEÑO ©

15. Entre la vida y la muerte

Capítulo 15

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Autofilia: Amor por la soledad.

- Entonces me estás diciendo que solamente te llevó a pasear por el bosque y te regresó como si nada – asiento sin atreverme a verlo a los ojos – No te creo nada.

- Ya te dije que solo tenía curiosidad de conocerme y nos siguió, hablé un rato con él y después de hacerle saber que era peligroso que siguiera detrás de nosotros se fue de vuelta a Reino luz. No me hizo daño.

No estaba diciendo del todo mentiras.

Alden seguía sin creerme. En cambio, Elian comenzó a preguntarme por sus habilidades y cómo eran sus ojos ya que nunca había visto a alguien de la realeza. El acontecimiento de su extraño comportamiento al parecer quedó atrás, pero yo no podía dejar de verlo y recordar que me apuntó con su arco queriendo lastimarme.

- Si llego a verlo no voy a dudar en dispararle -me advirtió.

- No puedes dispararle. Es mi familia.

- Lo acabas de conocer, cómo es que vas a decir eso. Te recuerdo que tu única familia está en Reino oscuro. Tu tío no es en realidad un familiar y el que sí lo es, no te quiere. Tus padres se olvidaron de ti durante años. No tienes familia, Kaira.

Se calló de golpe y quedó pasmado al escucharse. Parecía que toda su cara se deformaba con una mueca de pánico cuando di un paso atrás alejándome.

¿Enserio dijo eso?

Tenía muy claro que me encontraba sin algún familiar, que tal vez no tenía a alguien de un círculo sanguíneo cerca, a quien llamar familia. Pero empezaba a creer que tanto Alden y Elian eran mi familia, no necesariamente tenía que ser de sangre para llamarse así. Eso me lo repitió Allen demasiadas veces.

Ahora lo entendía.

- Tienes razón. No tengo familia. Me encuentro sola en este estúpido mundo de mierda – espete con furia

- No, yo no quería decirlo así – intenta dar un paso a mí, me alejo – Kaira.

Le di la espalda, me acerqué a Elian que estaba jugando con Iver en el suelo. Agarre a mi mascota y me aleje solo unos pasos, pero seguía escuchando los llamados del estúpido de Alden.

- Si das un paso más voy a seguir caminando y me va importar una mierda perderme en este estúpido bosque – solté con enojo. Sus pasos dejaron de escucharse, pero podía seguir sintiendo como me quemaba la nuca por su intensa mirada. Como si temiera que escapara.

Soy tonta pero no tanto.

Solo necesitaba calmarme por unos segundos para volver al camino. Estábamos cerca del lago de las jokas y eso quería decir que dentro de nada llegaríamos a Reino oscuro.

No me moví de mi puesto. Solo acariciaba a Iver mirando el montón de árboles y flores secos. Podía sentir mi corazón palpitar muy rápido y el nudo en el pecho como si me hubieran dado un puño dejándome sin aire. Al parecer nunca llegaría a entender a Alden. Podía decirme cosas que daban a entender que sentía algo por mío como podía volver a ser el gigante idiota que solo me ve como un estorbo.

Solté un quejido ante el ardor en las palmas de mis manos. Me arrodille para dejar a Iver en el suelo y me miré las manos que estaban en un rojo intenso. Ardían demasiado.

- Las señales – levante la cabeza hacia el árbol en donde estaba sentado Enko viéndome.

Di un vistazo atrás mío asegurándome que ni Alden o Elian podían ver a Enko. Los dos estaban pendientes de mi pero no lograban verlo. Así estaba bien. Habíamos quedado con Enko de que nos seguiría como lo había estado haciendo, era mejor de esa manera para evitar disputas con el gigante.