19. El día tan esperado

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capítulo 19

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Jipiar: Llorar emitiendo sollozos y gemidos entrecortados.

Los sanadores son Cyranos muy agradables, tienen algo activado en ellos que los hace realmente amables, al menos la mayoría refleja eso. No puedo quejarme de lo bien atendidos que han sido con nosotros. Alden ya se encuentra mucho mejor, puede moverse por completo y sus heridas fueron curadas.

La siguiente soy yo. Mi herida del abdomen está desinfectada y lista para ser cerrada. Laia dice que no se siente nada y ni me daré cuenta, pero Enko dice todo lo contrario, que duele mucho y cuando le cerraron una herida, casi se desmaya del dolor.

Me muerdo el labio con los ojos en Elián que abraza a Iver con una mueca de dolor al ver como Laia, que está arrodillada entre mis piernas, desinfecta sus manos y palpa alrededor de mi herida.

- No va doler – repite.

- Por experiencia propia te advierto que...

- Si dices una sola palabra más te voy a clavar mi cuchillo para que podamos ver cuánto te duele.

- ¡Alden! – me mira con una ceja alzada como si no acabara de amenazar a Enko con clavarle un cuchillo.

Enko se aleja hasta estar detrás de Elián que parece divertido al no ser el causante del mal humor del gigante.

- No puedes hablarle así a alguien de la realeza – le dice sobre el hombro de Elian – es una falta de respeto a la corona.

- ¿Quieres saber cuánto respeto le tengo a la corona? – da un paso hacia él, Enko sale corriendo haciendo volar todo alrededor y que la puerta se cierre con fuerza. Puedo ver la sombra de una sonrisa en su boca, ruedo los ojos.

- Debes dejar de amenazar y asustar a todos – se cruza de brazos recostándose contra la pared sin dejar de ver cada movimiento de Laia como si se asegurara que no me hace nada malo – Eso no está bien.

- Sabes, kaira, teóricamente no está mal – Dice Laia con su atención en mi herida – En tu planeta debe de ser mal visto amenazar, asesinar, insultar, entre otras cosas. Sin embargo, en nuestro planeta es muy normal. Claro, Reino luz es algo más pacifico que Reino oscuro, pero sigue siendo normal si se escuchan amenazas o si de la nada alguien intenta matar.

Alden me manda una sonrisa y ruedo los ojos.

Por muy normal que eso sea visto aquí, no creo poder aceptarlo en algún momento. Matar no está bien, ya sea una persona mala no hay derecho a asesinar a alguien. Torturar tan despiadadamente debería ser un delito, los tipos de tortura que implementan es como si me llevaran a siglos atrás.

- ¿Preparada? – niego – te prometo que no duele. Solo sentirás cosquillas.

Agarro con fuerza los lados de la silla hasta sentir una de mis uñas romperse. Los ojos de Laia se ponen de un rosado pálido, extiende la mano sobre la herida y la tortura comienza. Me muerdo el labio ante la sensación de que están tirando de mi piel hasta unirla y cerrar la herida. El dolor no es insoportable más no significa que no duela. Enko tenía razón.

- No puedo ver esto – Escucho a Elian correr y salir.

- Le está doliendo – Abro los ojos al escuchar a Alden tan cerca. Está a mi lado viendo con una mirada seria a Laia – Debes detenerte. Le duele.

- Se que le duele. Puedo sentirlo – responde con tono enojado.

- No...No, yo puedo – bajo la mirada y creo que la cabeza me da vueltas al ver como mi herida se cierra con lentitud. Veo mi propia carne unirse.

LA REALIDAD DE UN SUEÑO ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora